Arriba: El presidente Petro en los Emiratos Árabes en 2023; los capos alias Tigre y Julio Lozano Pirateque. Abajo: Policías víctimas de atentado en Antioquia; y foto de Dubái. Fotos El Tiempo
Carlos Fernando Gil
Una nueva generación de narcotraficantes colombianos ha emergido, operando con un perfil bajo pero un poder financiero inmenso desde destinos de lujo como Dubái y Marruecos. Conocidos como los «narcos invisibles», estos capos se alejan del estereotipo violento y ostentoso de Pablo Escobar, prefiriendo la discreción, el blanqueo de capitales y el manejo de sofisticadas redes internacionales.
Su presencia en el Medio Oriente y el norte de África subraya la globalización de las rutas de la cocaína y los desafíos que enfrentan las autoridades.
¿Quiénes son los «Invisibles» y cómo operan?
Los «narcos invisibles» se caracterizan por:
Rara vez tocan la droga o usan armas. Su poder reside en el dinero y el conocimiento de las finanzas globales.
Invierten en negocios legales, como empresas de telecomunicaciones o startups tecnológicas, para lavar sus ganancias y encubrir sus operaciones.
Dubái, en particular, ha sido un refugio atractivo debido a la complejidad de los acuerdos de extradición y la vida de lujo que pueden llevar sin ser detectados fácilmente.
Articulan complejas redes con mafias europeas (como la ‘Ndrangheta italiana y la Mocro Maffia neerlandesa-marroquí), carteles mexicanos y otras organizaciones criminales en Europa, África y Asia.
Estos narcotraficantes no suelen ser figuras mediáticas. Su estrategia es el anonimato y la persuasión económica, lo que los hace extremadamente difíciles de rastrear y capturar. El «secreto» de su éxito radica en la creencia de que «el dinero puede persuadir más que las balas».
Dubái: El Santuario de los Capos
Los Emiratos Árabes Unidos, especialmente Dubái, se han consolidado como un centro global para coordinar operaciones de narcotráfico. Según analistas, Dubái compite con la «Ruta del Sol» (costa mediterránea de España) como la principal central de operaciones para el tráfico de cocaína hacia Europa, África y el Medio Oriente.
Numerosos narcotraficantes colombianos y de otras nacionalidades han establecido su residencia y sus empresas fachada en este emirato, viviendo una vida de ostentación sin ser detectados por las autoridades durante años.
Entre los nombres que han surgido en investigaciones se encuentran figuras vinculadas al Clan del Golfo y otros grupos. Incluso, se ha señalado a individuos como «Alias Java», quien supuestamente coordina envíos desde Dubái hacia Colombia.
La reciente noticia de una misión de funcionarios del Gobierno Petro a Dubái para investigar a «narcos de bajo perfil» y a un empresario subraya la importancia que las autoridades colombianas están dando a esta conexión.
Marruecos y las Rutas Hacia Europa
Marruecos, por su ubicación geográfica, se ha convertido en un punto estratégico para el tránsito de drogas hacia Europa, especialmente de hachís, pero también de cocaína proveniente de Sudamérica. La conexión de mafias neerlandesas-marroquíes (Mocro Maffia) con organizaciones colombianas como el Clan del Golfo evidencia la interconexión de estas redes. La cocaína colombiana llega a Marruecos para ser redistribuida hacia el continente europeo, donde los precios por kilo son significativamente más altos que en otros mercados.
Lucha de las Autoridades
La creciente presencia de estos «narcos invisibles» en Medio Oriente ha llevado a las agencias de seguridad de Colombia, Estados Unidos y Europa a intensificar sus esfuerzos de cooperación.
La DEA ha profundizado la búsqueda de narcotraficantes colombianos que residen en Dubái, investigando posibles vínculos con el Clan del Golfo y la planificación de ataques incluso en territorio colombiano.
La extradición se ha convertido en una herramienta clave, aunque compleja. Si bien se han dado casos de extradiciones de colombianos desde países europeos o directamente a Estados Unidos, el proceso desde los Emiratos Árabes Unidos ha presentado desafíos legales y de cooperación judicial.
La aparición de los «narcos invisibles» y su expansión a regiones como el Medio Oriente y el norte de África representan una evolución en el crimen organizado transnacional, que exige una respuesta global y adaptada a sus nuevas estrategias de anonimato y poder financiero.
Colombia se pronuncia
Las autoridades colombianas han intensificado su enfoque y acciones contra los «narcos invisibles» que operan desde Dubái, reconociendo la creciente amenaza que representan estos capos de bajo perfil. La estrategia ha evolucionado para enfrentar la sofisticación de sus operaciones de lavado de activos y su capacidad para evadir la justicia.
«Dubái es la nueva Miami de narcotraficantes»: Esta es una de las frases más contundentes pronunciadas por el presidente Gustavo Petro, quien ha reconocido públicamente que Dubái se ha convertido en un centro neurálgico para coordinar operaciones de narcotráfico a gran escala, no solo por parte de colombianos, sino de una red transnacional de mafias. Petro ha enfatizado que el poder del narcotráfico ya no reside exclusivamente en la mafia colombiana tradicional, sino que se ha transnacionalizado.
El gobierno colombiano ha señalado la existencia de conexiones cruciales entre los Emiratos Árabes Unidos y grandes capos que operan desde este lujoso destino. Se entiende que no son los «narcos tradicionales» que manejan la violencia directamente, sino más bien «cerebros financieros» y coordinadores logísticos que usan el dinero para lubricar sus operaciones y corromper.
Acciones y Estrategias
Recientemente, se ha confirmado que funcionarios del Gobierno Petro viajarán a Dubái con el objetivo específico de investigar a estos «narcos de bajo perfil» y a empresarios vinculados a ellos. Esta misión busca profundizar en indagaciones que ya involucran posibles lazos con estructuras criminales colombianas, como el Clan del Golfo, e incluso la planificación de ataques en territorio colombiano desde el exterior.
Las autoridades colombianas trabajan de cerca con agencias internacionales, como la DEA de Estados Unidos, que también ha intensificado la búsqueda de narcotraficantes colombianos que residen en Dubái. Esta cooperación es crucial, dado que el lavado de activos y las redes de estos capos son transnacionales.
Las autoridades colombianas son conscientes de la amenaza que representan los «narcos invisibles» de Dubái y están adoptando un enfoque más proactivo y coordinado, tanto a nivel nacional como internacional, para rastrear, judicializar y cortar las redes financieras de estos capos que han sabido mimetizarse en el lujo y la globalización.
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