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Crisis Global que Exige Soluciones Urgentes: EL FUTURO DEL AGUA

La preocupación es que, así como el petróleo ha sido un eje de conflictos, la lucha por el agua podría volverse aún más intensa.

 

Primicia Diario

El planeta se enfrenta a una crisis hídrica sin precedentes. Se proyecta que el uso mundial de agua dulce aumentará un 55% para 2050, impulsado por el crecimiento demográfico, la urbanización y la expansión agroindustrial. Este incremento exacerbará una situación ya crítica de escasez, distribución desigual, privatización y deterioro de la calidad del agua, especialmente en los países en desarrollo.

La escasez del recurso no es una amenaza lejana, sino una realidad presente que ya provoca migraciones forzadas, tensiones sociales y conflictos militares. Entre 1970 y 2000, la migración global por falta de agua se incrementó un 10%. En 2024, 2.200 millones de personas carecían de acceso seguro a agua potable, y desde 2022, la mitad de la población mundial ha experimentado escasez grave al menos parte del año.

Amenaza Invisible que Envenena el Agua

En este sombrío panorama, una nueva y grave preocupación son los contaminantes emergentes. Según un dossier reciente de la revista Frontiers in Water, coeditado por Geonildo Rodrigo Disner del Instituto Butantan, el agua dulce, especialmente en países en desarrollo, está siendo cada vez más impactada por sustancias como pesticidas (diuron, glifosato, atrazina), aditivos de combustibles, plastificantes y residuos de medicamentos (antibióticos, hormonas) y productos de higiene.

Aunque no siempre son nuevos, su detección en concentraciones y entornos inusuales genera alarma. Disner advierte que estos compuestos, al no ser eliminados por los métodos convencionales de tratamiento de agua, se acumulan en los ecosistemas acuáticos. Esto puede causar efectos tóxicos severos incluso en concentraciones mínimas, actuando como disruptores endocrinos y afectando la salud humana de forma crónica y silenciosa al bioacumularse en la cadena alimentaria.

El investigador enfatiza que el agua es el destino final de la mayoría de los contaminantes y que los sistemas de tratamiento actuales son insuficientes. «Incluso en la ciudad de São Paulo, donde tenemos una infraestructura relativamente más desarrollada, todos los 27 pesticidas analizados fueron detectados», señaló Disner.

 Agua como Derecho Humano

Los estudios presentados en el dossier ilustran los desafíos globales en la detección y monitoreo de estos contaminantes, con casos que van desde metales pesados en Sri Lanka hasta arsénico en agua embotellada en Bangladesh.

«El agua se está convirtiendo en un recurso geoestratégico, y su privatización puede transformarla en una moneda de control y poder», advierte Disner. «El agua debe ser tratada como un derecho humano. No se trata solo del acceso, sino también de la calidad. Garantizar agua potable de calidad para la población es un deber ineludible del Estado».

Para frenar la contaminación, los autores del dossier proponen estrategias esenciales como la prevención en el origen, la aplicación del principio de precaución y la remediación de áreas contaminadas. Además, defienden la creación de marcos regulatorios y programas de monitoreo específicos para los contaminantes emergentes, buscando salvaguardar la salud humana y ambiental, y contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Expertos y líderes como el fallecido Papa Francisco  lamentaron  el uso indebido del agua y su instrumentalización como «moneda de cambio», enfatizando que debe ser tratada como un derecho humano fundamental, no solo en su acceso, sino también en su calidad.