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Crónica de Gardeazábal: PIPE

«Con la misma maña y habilidad con que reunió votos suficientes para ser elegido Auditor y después Contralor General, Pipe está montando su crucigrama e inscribió su nombre para disputar la candidatura conservadora. La inteligente jugada es evidente».

Gustavo Álvarez Gardeazábal

El Porce

Para demostrarnos que pese a los contratistas los vetustos partidos políticos y sus metodologías siguen existiendo, nos han invitado a ver el nacimiento, evolución y quizás hasta la consagración de Pipe Córdoba como candidato presidencial.

Con la misma maña y habilidad con que reunió votos suficientes para ser elegido Auditor y después Contralor General, Pipe está montando su crucigrama y ayer inscribió su nombre para disputar la candidatura conservadora. La inteligente jugada es evidente.

Pipe no necesita cargar niñitos miados ni abrazar amas de casa oliendo a fritanga. El juega a ser candidato de escritorio, como lo fueron en épocas remotas muchos de los presidentes de este país. Si él logra la candidatura conservadora, pues a más de ser yerno del viejo cacique godo Omar Yepes Alzate, lo respaldan muchos congresistas ,su nombre será puesto sobre los escritorios de César Gaviria , Álvaro Uribe , Germán Vargas y de las Monas del partido de la U y como ha trabajado de una y otra  manera con todos ellos,  no genera resquemores sino esperanzas, hasta el punto que podrá ser candidato por consenso de escritorio de la  añeja coalición sin tener que ir a consultas costosas y desgastadoras en marzo.

Más bien, en esa fecha el crucigrama se llenará sumando  los votos que obtengan las listas de senado liberales, conservadores, uribistas y de la U y  con ese capital electoral  enfrentará en primera vuelta a Cepeda y Fajardo, Abelardito y Vicky y los demás que se apunten a la liza. Para aquél momento Pipe Córdoba deberá haber entendido que las elecciones ya no se ganan con tradicionales metodologías en desuso sino con el internet y las redes y obteniendo la genialidad imposible  en la IA.

Por supuesto como esta candidatura de escritorio es y seguirá siendo una partida de ajedrez inteligente le tocará botar lejos los afanes con los que consiguió su título de abogado, y sacar las herramientas  de su astucia pereiruta para convencer. Ahí viene lo duro.