Eidan González Betancourt
Texto y fotos
Lázaro David Najarro Pujol
Primicia – Cuba
Próximo a un arroyito que atraviesa la calle 9 del norteño reparto Buenos Aires, en la periferia de esta ciudad, se fue proliferando un vertedero, que amenazaba la salud de los vecinos y que actualmente deviene entorno bello.
Era la consecuencia de la indolencia, la indiferencia colectiva y la «indisciplina social»: como dijo alguien una burla directa a la higiene ambiental.
Poco a poco, por iniciativa propia Eidan González Betancourt comenzó a limpiar de malas hierbas el terreno, recoger los escombros y aprovechar la tierra vegetal.
En semanas todo quedó resplandeciente ante la mirada atónita de los moradores de la comunidad. Lo más importante, por respeto a Eidan, no se deslumbran nuevos asentamientos de basura.
Los vecinos tomaron consciente sin ni siquiera escuchar una palabra amenazadora de Eidan. Solo primó su ejemplo personal . Ya nadie lanza basura a ese terreno fértil, donde González Betancourt tiene sembrada más de media docena de plantones de plátano.
El visoño platanal ahora se une a un árbol de güira y otro de mango, este último florece y asoman las primeras frutas de la temporada, para beneficiar principalmente a niños y adolescentes de la comunidad.
La tierra fértil la depositó frente y en el patio del hogar, donde se observa la primera calabaza y especies para el condimento de los alimentos.
Si en cada vertedero que existe, tanto en el reparto Buenos Aires, como el Villa Mariana, al.norte de la capital de la provincia de Camagüey, los vecinos lo aprovechará para la siembra de plantas ornamentales, frutales u hortalizas, se contribuiría a convertir nuevamente a la Ciudad de los Tinajones en una de las más limpias, bellas y funcional de Cuba.
Nadie le indicó a Eidan González Betancourt eliminar el desagradable vertedero, lo hizo por convicción. Algunos le animan en la hermosa iniciativa de convertir un sitio desagradable en hermoso y útil.
Árbol de Güira