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Fiesta del Trono en Marruecos: PILAR DE IDENTIDAD Y CONTINUIDAD

La Fiesta del Trono es una fecha emblemática que trasciende la mera conmemoración de la entronización de Su Majestad el Rey Mohamed VI. Representa, en su esencia, el renacimiento de una nación que ha demostrado una notable capacidad para transformar su geografía, redefinir su diplomacia y forjar un destino propio. 

 

 

Primicia Diario

La Fiesta del Trono, que Marruecos celebra cada 30 de julio, trasciende la mera conmemoración del ascenso al trono del Rey Mohammed VI. Es una de las festividades nacionales más significativas del Reino Alauí, un momento de profunda reafirmación de la unidad nacional, la lealtad al monarca y la continuidad de una institución milenaria que es el pilar central de la identidad marroquí. Lejos de ser un evento estático, la Fiesta del Trono es una vibrante expresión de la relación simbiótica entre el pueblo y su Rey, un recordatorio de la historia, la estabilidad y las aspiraciones de una nación. En Marruecos y el mundo se cumplió con todo éxito.

Histórico y Espiritual

La monarquía alauí, que gobierna Marruecos desde el siglo XVII, tiene raíces que se remontan a la línea directa del Profeta Mahoma, lo que le confiere una legitimidad tanto política como espiritual. El Rey de Marruecos no es solo el jefe de Estado, sino también el «Comandante de los Creyentes» (Amir al-Mu’minin), una figura que encarna la unidad religiosa y moral de la nación. Esta dualidad de poder temporal y espiritual es fundamental para entender la veneración y el respeto que rodea a la figura del monarca y, por extensión, a la Fiesta del Trono.

Originalmente, la festividad se celebraba el 18 de noviembre, conmemorando el retorno del Rey Mohammed V del exilio en 1955 y simbolizando la independencia del protectorado franco-español. Sin embargo, con el ascenso de Hassan II en 1961, y posteriormente de Mohammed VI en 1999, la fecha se trasladó al día de su entronización, manteniendo el espíritu de unidad nacional y de renovación del juramento de lealtad.

Celebración que Une al País

La Fiesta del Trono es un evento que se siente en cada rincón de Marruecos, desde las bulliciosas medinas de Fez y Marrakech hasta las tranquilas aldeas del Atlas. Los preparativos comienzan días antes, con la ornamentación de calles, plazas y edificios públicos con banderas nacionales, retratos del Rey y luces festivas. La atmósfera es de alegría y orgullo patrio.

La jornada principal, el 30 de julio, está marcada por una serie de ceremonias y celebraciones que reflejan tanto la tradición como la modernidad del Reino:

Uno de los momentos más esperados es el discurso televisado del Rey Mohammed VI. En este mensaje a la nación, el monarca suele hacer un balance de los logros del año, trazar las líneas maestras de las políticas futuras y abordar los desafíos internos y externos. Es una hoja de ruta para el país, un llamado a la unidad y al progreso social y económico. Los temas recurrentes incluyen la soberanía nacional, el desarrollo sostenible, la solidaridad social, la promoción de la mujer, y el papel de Marruecos en la escena regional e internacional.

La ceremonia de la lealtad es quizás el acto más simbólico y emotivo de la Fiesta del Trono. Delegados de todas las regiones de Marruecos, que representan a las tribus, las cofradías y las diversas facetas de la sociedad marroquí, se congregan en el Palacio Real. Vestidos con sus trajes tradicionales, renuevan públicamente su «Beia» o juramento de lealtad al Rey, siguiendo un ritual ancestral. Esta ceremonia es una poderosa demostración de la cohesión social y de la legitimidad histórica de la monarquía.

La jornada incluye imponentes desfiles militares y civiles, que exhiben la fuerza y la diversidad de las Fuerzas Armadas Reales, así como la participación de diversas organizaciones civiles. Además, se suelen ofrecer recepciones oficiales en los palacios reales, donde el monarca recibe a dignatarios, líderes políticos y representantes de la sociedad civil.

Por todo el país, se organizan eventos culturales, deportivos y musicales que realzan la riqueza del patrimonio marroquí. Conciertos, exposiciones de arte, festivales de folclore y competiciones deportivas se suman a la celebración, fomentando la participación ciudadana y el disfrute colectivo.

Tradicionalmente, la Fiesta del Trono es también la ocasión para que el Rey conceda indultos a un número de presos, como un gesto de clemencia y humanidad. Además, se anuncian ascensos y condecoraciones para militares, funcionarios y figuras destacadas que han servido al Reino.

Constante Transformación

La celebración de la Fiesta del Trono en la era de Mohammed VI se ha adaptado a los tiempos, reflejando el proceso de modernización y las reformas emprendidas en Marruecos. El monarca ha impulsado una visión de desarrollo que combina la autenticidad marroquí con la apertura al mundo. Su reinado se ha caracterizado por importantes reformas políticas, como la revisión constitucional de 2011, que amplió las prerrogativas del Parlamento y del Gobierno, y por un fuerte enfoque en el desarrollo humano, la inversión en infraestructuras y la promoción económica.

La Fiesta del Trono, en este contexto, no solo mira al pasado y a la tradición, sino que también proyecta al país hacia el futuro. Es una plataforma desde la cual el Rey reitera su compromiso con la ciudadanía, con la estabilidad regional y con el rol de Marruecos como un actor clave en África y en el mundo. La festividad se convierte así en un catalizador de la unidad nacional, un recordatorio del pacto entre el Trono y el pueblo, y una expresión de la ambición marroquí de continuar su camino hacia el progreso y la prosperidad, manteniendo siempre sus raíces y su identidad únicas. Es, en esencia, la pulsación del corazón de Marruecos en su día más emblemático.

En el Mundo

Las representaciones diplomáticas, embajadas, consulados, entre otras en diferentes partes del mundo, serán las encargadas de la conmemoración del ascenso al trono del Rey Mohammed VI.

Colombia

En Colombia, la celebración anual de la Fiesta del Trono de Marruecos se erige como un evento diplomático de primer orden, meticulosamente orquestado por la Embajadora Farida Loudaya. Cada año, la embajada se convierte en un punto de encuentro para las más altas esferas del poder colombiano —representantes del ejecutivo, judicial y legislativo—, así como para destacados periodistas y figuras influyentes, que se unen para conmemorar esta significativa fecha. La reunión realizada en el Hotel Cosmos de Bogotá fue todo un éxito pòr la asistencia de las autoridades y destacados lideres empresariales, políticos y militares.

La Embajadora Loudaya, quien se ha ganado el profundo cariño y respeto de los colombianos, compartió con Primicia Diario el sentir de esta conmemoración: «La Fiesta del Trono es una de las fechas más queridas por nosotros, que late en el corazón de Marruecos, dentro y fuera del país».

Con especial énfasis en el legado del monarca, la diplomática añadió: «Este 30 de julio conmemoramos los 26 años de la entronización de S.M. el Rey Mohammed VI y celebramos el vínculo tan fuerte que hay entre el Soberano y el pueblo, así como todo lo que ha ido cambiando a través de estos años: los avances, las reformas y la forma en que el país ha ido creciendo y modernizándose».

La dedicación de la Embajadora Loudaya y la destacada asistencia de autoridades colombianas reafirman los sólidos lazos de amistad y cooperación entre Marruecos y Colombia, en un evento que no solo celebra la historia, sino también la visión de futuro del Reino Alauí.

La Embajadora del Reino de Marruecos en Colombia y Ecuador, Farida Loudaya

La Avenida Mohamed V es la principal arteria de Rabat, un vibrante eje que conecta la antigua medina con el corazón administrativo y moderno de la capital marroquí. Es conocida por su arquitectura colonial francesa y alberga importantes edificios gubernamentales e históricos.