Más de medio millón de personas están «atrapadas en condiciones similares a la hambruna»
Internacional
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La Franja de Gaza se encuentra en una encrucijada crítica. La búsqueda de la paz avanza en un contexto de devastación extrema, marcada por intensas controversias políticas y legales a nivel internacional. Si bien existe un plan de alto el fuego y un marco de negociación activo, la estabilidad a largo plazo sigue siendo una incógnita ante la magnitud de la destrucción y los profundos desacuerdos sobre el futuro político del enclave.
La Devastación
Fuentes internacionales y de derechos humanos han expuesto la crisis humanitaria en Gaza en términos escalofriantes, con implicaciones legales serias:
Informes de la ONU y otras organizaciones han concluido que Israel ha perpetrado actos que constituyen genocidio contra los palestinos. La Comisión de Investigación Independiente de la ONU, en septiembre de 2025, señaló que las fuerzas israelíes cometieron cuatro de los cinco actos genocidas descritos en la convención internacional, incluyendo matar, causar graves lesiones, imponer un asedio total y la destrucción sistemática.
A dos años del inicio del conflicto, las cifras son abrumadoras: se reportan más de «67.000 muertos» (según el Ministerio de Sanidad gazatí), con más de «20.000 niños» entre las víctimas. La ofensiva ha desplazado a más del «90% de la población» y ha dejado destruido o dañado el «92% de los edificios».
Más de medio millón de personas están «atrapadas en condiciones similares a la hambruna», con una crisis sanitaria que exige más de «7.000 millones de dólares» solo para la reconstrucción de la infraestructura esencial.
El Plan de Paz
A pesar de la tragedia, las negociaciones buscan un punto de inflexión con la mediación de potencias internacionales, principalmente a través de un marco anunciado por el presidente de EE. UU., Donald Trump:
El plan de paz, negociado con mediación de Egipto, Catar y Estados Unidos en Sharm el-Sheij, incluye puntos cruciales para el cese de hostilidades:
Un intercambio de rehenes en menos de «72 horas».
El cese total de los combates y la «retirada por etapas» de las fuerzas israelíes.
La desmovilización del grupo Hamás y la eliminación de su infraestructura militar.
Israel ha mostrado apoyo al marco, aunque su Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, ha desmentido la eventualidad de un Estado palestino. Hamás ha acordado una primera fase, pero se resiste a aceptar la rendición incondicional, exigiendo la «retirada completa» como condición.
Futuro Político
El destino de Gaza post-conflicto se enfrenta a visiones diametralmente opuestas:
Fuentes israelíes se enfocan en la «destrucción completa de Hamás» y el mantenimiento del «control permanente de Gaza», asegurando un fuerte perímetro de seguridad. La propuesta solo contempla que los miembros de Hamás permanezcan en Gaza como «civiles desarmados».
La «profunda desconfianza» y la negación de una solución de dos Estados por parte de la extrema derecha israelí siembran la semilla para futuros conflictos.
El plan de paz propone una «autoridad de transición» internacional para la gobernanza de Gaza. No obstante, la comunidad internacional y los países árabes exigen más garantías de que este proceso desemboque en un camino creíble hacia la autodeterminación palestina.
Con las negociaciones en marcha, la pregunta sigue siendo si los esfuerzos diplomáticos podrán prevalecer sobre la retórica de la destrucción y la crisis humanitaria que asola a la Franja.