Adratiklit boulahfa, el fósil, que data de hace 165 millones de años.
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Paleontólogos de la Universidad de Bristol han descubierto en Marruecos los restos de un dinosaurio hasta ahora desconocido, apodado «el dinosaurio con collar de espinas». El fósil, que data de hace 165 millones de años, pertenece a una nueva especie de estegosaurio llamada Adratiklit boulahfa. Este descubrimiento es significativo por varias razones que desafían lo que se sabía sobre la distribución de estos animales.
Fósil y su importancia
El esqueleto parcial encontrado incluye vértebras cervicales, una vértebra dorsal y un hueso del brazo. A partir de estas piezas, los científicos han determinado que el Adratiklit boulahfa es la primera especie de estegosaurio descubierta en el norte de África. Este hallazgo es un hito, ya que la mayoría de los estegosaurios fósiles se han encontrado en el hemisferio norte, especialmente en América del Norte, Asia y Europa.
El nombre Adratiklit boulahfa proviene del idioma bereber; «Adras» significa «montaña» y «tiklit» significa «lagarto», haciendo referencia a las montañas Atlas, donde fue encontrado. «Boulahfa» es el nombre del lugar donde se halló el fósil. Aunque los paleontólogos no encontraron el «collar» de espinas, la estructura de sus huesos es tan particular que los ha llevado a clasificarlo dentro de la familia de los estegosaurios, conocidos por sus placas óseas y espinas.
Historia de los dinosaurios
El descubrimiento de Adratiklit boulahfa plantea nuevas preguntas sobre la distribución de los dinosaurios. Los paleontólogos creen que la separación del supercontinente Pangea influyó en su evolución. Este hallazgo sugiere que los estegosaurios pudieron haber migrado y evolucionado en el supercontinente antes de que este se fragmentara. A pesar de que los continentes de África y Europa estaban separados por el océano, los investigadores creen que podría haber habido una serie de islas que servían como puentes, permitiendo a los animales moverse entre ellos.
En resumen, este fósil es una pieza clave que ayuda a entender mejor la evolución y distribución de los estegosaurios en un momento crucial de la historia geológica de la Tierra. El hallazgo no solo añade una nueva especie a la lista de dinosaurios, sino que también nos obliga a reconsiderar las teorías sobre cómo estos gigantes prehistóricos se dispersaron por el planeta.
