13 de los incendios están liquidados y dos permanecen activos en Nilo y Tocancipá. 

Federico Higuera 

Una ola de 15 incendios de cobertura vegetal ha devastado 90,4 hectáreas en ocho municipios de Cundinamarca, revelando una cruda realidad climática en el departamento. Mientras la zona del oriente lidia con intensas lluvias, el occidente se ha convertido en un foco de emergencia por la recurrencia de incendios forestales.

La rápida respuesta de la Unidad Administrativa Especial para la Gestión del Riesgo de Desastres (UAEGRD), en coordinación con bomberos, el Ejército y la comunidad, logró controlar 13 de estos eventos. Sin embargo, dos focos de fuego persisten, manteniendo en alerta a las autoridades.

En Nilo, en la vereda Los Curos, el incendio muestra un 80% de control gracias a 25 descargas aéreas y el incansable trabajo de 17 unidades del Batallón de Desastres. Por su parte, en Tocancipá, la emergencia en la vereda Tibitoc está controlada en un 99%, aunque continúan los «puntos calientes» en la zona montañosa.

Alto Riesgo

La situación de los últimos días es el reflejo de un año difícil para el departamento. De enero a septiembre de 2025, Cundinamarca ha registrado 210 incendios, que han consumido 787 hectáreas en 66 municipios de 15 provincias. Solo en septiembre, las cifras son alarmantes: 38 emergencias que han afectado a 11 municipios y han arrasado con 204,7 hectáreas. Las provincias de Alto Magdalena, Gualivá, Sabana Centro, Sumapaz y Tequendama se han llevado la peor parte.

Ante este panorama, las autoridades han reiterado su llamado a la ciudadanía para que evite las quemas de residuos y reporte cualquier conato de incendio. Se recuerda que la gran mayoría de estas emergencias son causadas por la acción humana, un factor que, en medio de la sequía, convierte la negligencia en un desastre ambiental.

Crecientes súbitas llevaron a la Gobernación a declarar alerta máxima en Guavio, Oriente y Medina. Se intensifica el monitoreo y se activan planes de prevención en coordinación con los alcaldes.