El tiempo estándar se considera a la medición del año sideral, que consta de 365.25 días, a su vez divididos en horas, minutos, segundos y fracciones de segundo, etc.
Científicamente el tiempo, se trata de la magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos.
Oscar Javier Ferreira
El tiempo pasa y nos contiene. Es nuestro el testigo de nuestra historia. ,«Parece que fue ayer…», pregonó Armando Manzanero; es la fotografía de algún instante vivido que quedó plasmado en la mente y el corazón. A veces ponemos a proyectar nuestro cinema emocional, y recreamos imágenes de la niñez y nuestra juventud amables. Y recordamos los juegos infantiles, el colegio, los amigos, nuestro primer romance. Y a nuestros padres velando por nosotros.
El tiempo vuela y nos trae a la adultez; los tiempos maravillosos de la juventud se esfumaron como agua entre los dedos. Pero la vida continúa, y el tiempo deja su huella en nuestra piel y el corazón. Nuestros padres continúan vivos en nosotros, y nosotros en nuestros hijos. Nuestros seres amados que se van, se quedan por siempre en nosotros.
Gracias a Dios, pudimos vivir para contarlo. Y cada día, la noche nos acompaña para soñar; y el día nos despierta con su luz maravillosa.
El tiempo es nuestro mejor amigo, leal y sincero. El tiempo es nuestro espejo y consejero, al que nunca podemos mentir. La vida continúa, y el reloj de arena sigue consumiendo. La vida es un milagro. Nadie desaparece; solo cambia de dimensión y continúa su viaje por el universo infinito de Dios.
Todos escribimos nuestra historia; los artistas tenemos el don de plasmarlas en música, palabras, formas o colores.
Aquí, en este plano, elegimos vivir en el cielo o el infierno. Dios nos dió un libre albedrío para elegir. Y somos, aquí y ahora, seres maravillosos, capaces de sentir, pensar y amar. El corazón vibra en el amor, y también escribe su historia de romances.
