El virus del Zika tiene una particularidad que hace que el desarrollo de vacunas sea aún más desafiante: es muy parecido a los cuatro serotipos del virus del dengue y cocircula en el mismo entorno de transmisión. 

Maria Fernanda Ziegler 

Investigadores del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo (IMT-FM-USP) han desarrollado una nueva vacuna contra el virus del Zika que demostró ser segura y eficaz en pruebas con ratones. El estudio, publicado en la revista NPJ Vaccines y financiado por la FAPESP, no solo logró una respuesta inmune efectiva, sino que también protegió a los roedores de daños cerebrales y testiculares asociados a la infección.

Innovación y seguridad 

La vacuna utiliza una tecnología de vanguardia conocida como «partículas similares al virus» (VLP). A diferencia de otros métodos que usan virus atenuados o inactivados, esta formulación no contiene material genético del patógeno. Según Gustavo Cabral de Miranda, responsable del proyecto, esta técnica es más segura, económica y no requiere adyuvantes, lo que representa un avance significativo en la prevención de la enfermedad.

El diseño de la vacuna se basó en una plataforma llamada QβVLP, que imita la estructura viral para que el sistema inmune la reconozca como una amenaza. Como antígeno, se usó una porción de la proteína del virus del Zika, logrando que el sistema inmunitario produzca anticuerpos específicos que neutralizan el patógeno sin generar reacciones cruzadas con el dengue, un problema común en la región.

Protección 

Las pruebas en ratones genéticamente modificados confirmaron que la vacuna induce la producción de anticuerpos que neutralizan el virus y previene los síntomas. Además de la protección cerebral, un hallazgo importante fue la capacidad del inmunizante para proteger a los machos de daños testiculares. Este descubrimiento es crucial, dado que el virus del Zika puede transmitirse sexualmente y afectar la salud reproductiva.

El éxito de estas pruebas marca un paso vital en el desarrollo de una vacuna viable para enfrentar al Zika, que, diez años después de su epidemia en Brasil, sigue siendo una amenaza para la salud pública global, especialmente para mujeres embarazadas.