María Camila Zabala Merchán
Tecnología
Una mano, una pierna, una mandíbula y hasta una oreja diseñadas digitalmente y fabricadas con impresoras 3D. Lo que antes sonaba a ciencia ficción es hoy una alternativa real y transformadora para miles de colombianos que buscan recuperar movilidad, independencia y, fundamentalmente, su calidad de vida.
Estas prótesis de última generación son dispositivos médicos creados mediante diseño asistido por computadora (CAD) y producidos con tecnologías de manufactura aditiva, principalmente con impresoras de filamento o resina. A diferencia de las prótesis convencionales, su mayor ventaja radica en la personalización extrema. Pueden adaptarse al detalle a las necesidades anatómicas y funcionales de cada paciente.
«Permiten una adaptación precisa al cuerpo de cada persona y están pensadas no solo para cumplir una función mecánica, sino también para mejorar la recuperación emocional y la calidad de vida», explica Andrea Pineda, docente del programa de Ingeniería Biomédica de Areandina, sede Bogotá.
Este tipo de soluciones está ganando una relevancia crucial en Colombia, especialmente en regiones donde el acceso a medicina especializada es limitado. Además, representan una ventaja significativa al reducir costos, tiempos de espera y complicaciones quirúrgicas, democratizando así el acceso a tratamientos avanzados.
De la Necesidad a la Independencia
El camino para obtener una prótesis impresa en 3D comienza con un diagnóstico médico que identifica la necesidad, ya sea por una amputación, trauma, condición congénita o enfermedad degenerativa. A partir de este punto, se forma una mesa interdisciplinaria crucial, en la que colaboran médicos, ingenieros biomédicos, rehabilitadores, psicólogos y técnicos de producción.
Este equipo define los requerimientos clínicos y funcionales del dispositivo, considerando no solo el área afectada, sino también las condiciones específicas del paciente, su estilo de vida y su capacidad de adaptación.
Posteriormente, se toman medidas físicas detalladas o se realiza un escaneo 3D del cuerpo del paciente. Con esta información precisa, se diseña una prótesis digital en software CAD, que simula su movimiento, puntos de presión e integración con el cuerpo.
A continuación, se imprime un prototipo funcional para realizar pruebas directas con el paciente, evaluando movilidad, ajuste y resistencia. Una vez validada su funcionalidad, se fabrica la versión final y se entrega junto con un plan de seguimiento clínico y psicológico integral.
«Una prótesis no termina con la entrega. Es fundamental acompañar al paciente con rehabilitación física y apoyo emocional, porque no es solo una adaptación mecánica, sino también personal y social», subraya Pineda.
Impacto y Futuro en Colombia
Estos innovadores procesos ya se están implementando en programas exitosos como el PADPA (Programa de Atención Descentralizada del Paciente Amputado) del Hospital Militar Central. Este programa lleva brigadas a zonas remotas del país, utilizando la tecnología 3D para entregar prótesis personalizadas en un menor tiempo y con un ajuste superior, marcando una diferencia real en la vida de muchas personas.
Además de miembros superiores e inferiores, Colombia está a la vanguardia en la fabricación de otras prótesis mediante esta tecnología, incluyendo prótesis dentales, pabellones auriculares, insertos óseos y prótesis híbridas que combinan funcionalidad mecánica con estética.
En conclusión, la impresión 3D aplicada a la salud en Colombia representa una oportunidad concreta para cerrar brechas en el acceso a la atención médica, descentralizar servicios especializados y ofrecer a un mayor número de personas la posibilidad de vivir mejor, con soluciones verdaderamente diseñadas a la medida de su cuerpo y de su vida.
