La alarma de los ancianos radica en la profunda degradación ética y moral del país, mientras que los responsables históricos de esta crisis se presentan ahora, paradójicamente, como los únicos portadores de las soluciones.
José Douglas Lasso Duque
Archivista y Documentalista
Colombia atraviesa el momento histórico más desafiante, una crisis existencial que va más allá de la coyuntura capitalista global. El país está sumido en la incertidumbre y la desesperanza, arrastrando una patología profunda originada en los graves eventos sociopolíticos del siglo pasado.
La Violencia, Cimiento de la Crisis
El inicio de esta crisis se remonta a la violencia política de la década de los cincuenta, que fracturó a la población por sectarismos partidistas. Este periodo de muerte, desolación y odio generó: Desplazamiento Forzado: Los primeros éxodos masivos del campo a la ciudad.
Surgimiento de Irregulares: Ejércitos que surgieron para tomar justicia por mano propia, creando una cadena de animadversión.
Indolencia Social
La apatía y la complicidad de terratenientes, forajidos y políticos corruptos permitieron que la ilegalidad impusiera su ley. Este vacío de poder dio pie a la consolidación de grupos violentos que, apoyados en la geografía agreste, ganaron la fuerza y resistencia necesarias para desafiar al Estado. En este panorama, el país ha sido testigo del asesinato cruel de valiosos líderes que intentaron transformar el rumbo.
El Círculo Vicioso del Crimen y la Corrupción
La escalada de la violencia se ha visto alimentada por el crecimiento vertiginoso de bandas criminales y mafias locales e internacionales. Estas arrasan con todo a su paso, dejando: Devastación Ambiental: Destrucción por minería ilegal con el uso de venenos y tóxicos.
Caos en el Campo: Sustitución de cultivos lícitos y desplazamiento de campesinos que deben huir sin rumbo.
Esta compleja situación ha servido como justificación para que la incertidumbre, la miseria y, sobre todo, el miedo y el terror ayuden a consolidar el poder corrupto. El pueblo ha sido acallado con dádivas, creando desconfianza, y desplazado para arrebatarle sus tierras.
El objetivo de este caos parece ser mantener a la población en la indiferencia y la apatía para impedir la participación democrática y seguir enriqueciendo a los poderosos, a las mafias y a los intereses de las transnacionales.
La Degradación Ética y el Camino a la Paz
El país ha llegado a un nivel de degradación ética y moral donde la ley y la Constitución son interpretadas a beneficio propio por funcionarios, atropellando el respeto a la comunidad. Esta falta de modelos éticos ha generado conductas desbocadas en la ciudadanía, reflejo de los burócratas que la representan.
Frente al odio y el rencor, se fundan falsas doctrinas que incitan a la desunión. La verdadera salida radica en el diálogo y la reflexión solidaria y justa que conduzca a la catarsis necesaria para alcanzar la anhelada paz social y económica.
Esta paz, tal como la ha propuesto el gobierno del presidente Gustavo Petro, debe estructurarse sobre parámetros de verdad, sacando a la luz la historia oculta para que todos los involucrados en la guerra liberen las penas y dolores causados.
El enorme despilfarro y el robo de la economía de un país rico que necesita financiación social para invertir en salud, educación, vivienda y empleo digno. En tiempos de crisis, la corrupción de mandatarios y políticos vende al mejor postor lo que es patrimonio de la comunidad, reforzando la sensación de que el único objetivo es no salir del estado de guerra y terror.
Reflexiones Finales del Anciano:
¿Qué macabro propósito tiene esta tensa situación nacional?
¿A quién favorece esta hostilidad tan prolongada?
¿Por qué no sentarnos a dialogar para tratar de salir de esta encrucijada? …pero ¿con quién? si todo parece estar contaminado.
