El río Putumayo, considerado un eje sagrado por las comunidades indígenas del Alto Putumayo como los Kamëntsá e Inga, es un afluente vital que nace en Colombia y nutre directamente la cuenca del Amazonas.
Primicia Diario
En un dramático acto de resistencia cultural y ambiental, delegados indígenas del Alto Putumayo viajaron más de 18 horas por tierra para llevar una súplica urgente al corazón del poder en Colombia. La Casa de Nariño se convirtió en el escenario de una denuncia directa contra la minería que, según los pueblos ancestrales, amenaza con exterminar su cultura y destruir la fuente de vida de la Amazonía: el río Putumayo.
Patricia Arelis Muchavisoy Chicunque, Segundo Jaime Mutumbajoy Jacanamijoy y Miguel Alexander Espinosa Quenan, encabezaron la representación de los pueblos Camëntsá Biyá e Inga-Camëntsá, hicieron el viaje respaldados por la fe y un simbólico aporte de $117.900 recaudado en su comunidad. Siempre estuvieron coordinados por Hernando Pizarro Perdomo, quien desde Bogotá abandera el objetivo. Su misión era simple: dar voz a la lucha del «territorio Bungbe Uaman Luare» contra un modelo extractivo que, afirman, atenta contra «la vida humana, la biodiversidad y los seres espirituales».
Minería sin Consentimiento
El epicentro del conflicto es la imposición de un proyecto minero en los municipios de Sibundoy y San Francisco. Los líderes denunciaron la expedición de licencias y un Contrato Especial de Concesión que habilita la explotación de arenas, gravas y caliza por 30 años (hasta 2053) sobre 144 hectáreas de territorio colectivo.
La clave de la protesta es la violación sistemática del derecho a la Consulta Previa. A pesar de los reclamos, la Agencia Nacional de Minería (ANM) delimitó el área en 2018. Posteriormente, en 2022, el Ministerio del Interior resolvió que la consulta no procedía.
Los delegados subrayaron que esta actividad es totalmente ajena a sus Planes de Vida y Salvaguarda. «La minería no se contempla como actividad ni como costumbre de supervivencia», aseveraron, indicando que las resoluciones se firmaron con un grupo reducido de personas —incluyendo a titulares mineros que fueron o son autoridades tradicionales—, generando un grave conflicto de interés y vulnerando el principio de colectividad indígena.
Río Sagrado en Peligro
Para los pueblos Kamëntsá e Inga, el río Putumayo es el eje de su cosmovisión: un espacio sagrado, fuente de medicina ancestral y pilar de su identidad.
La maquinaria pesada de la minería no solo provoca sedimentación, erosión y contaminación, sino que la restricción de acceso al río —mediante avisos y cercas— niega a las comunidades el uso de un espacio vital para su cultura y pervivencia espiritual.
La defensa del territorio se ha elevado a las más altas esferas judiciales. El caso cursa actualmente en sede de revisión ante la Corte Constitucional (Radicado T-11074329). Esta etapa judicial es crucial, pues busca que el alto tribunal no solo detenga el proyecto, sino que reconozca al Río Putumayo como sujeto de derechos, consolidando un precedente de protección reforzada para los territorios ancestrales.
El riesgo para el pueblo Kamëntsá es de vida o muerte, pues está catalogado por la Corte (Auto 004 de 2009) como uno de los pueblos en riesgo de exterminio físico y cultural.
Apadrinamiento Presidencial
Los líderes extendieron una invitación formal al Presidente Gustavo Petro, a la Directora del DAPRE, Angie Lizeth Rodríguez, y a la Ministra de Ambiente para que visiten el Alto Putumayo.
Solicitaron que el presidente de la República, Gustavo Petro, sea el padrino de las comunidades indígenas afectadas por la minería ilegal y la Directora del DEPRE, Angie Lizeth Rodríguez, quien en todo momento es apoyada por su asesor Andrés, para que sea la madrina.
El propósito es recibir el respaldo necesario para detener no solo la concesión de 144 hectáreas, sino también las solicitudes de explotación a gran escala, como la de la empresa Libero Cobre, que pide más de 7.000 hectáreas. Además, solicitaron garantías de protección inmediata para los líderes que han recibido amenazas por su lucha.
La Doctora Rodríguez se comprometió a gestionar una visita presidencial y de una comisión de alto nivel con poder de decisión en los próximos días.
La misiva concluye con una súplica inquebrantable: «No queremos ser exterminados, pues estamos en vía de extinción física y cultural». Los pueblos Kamëntsá e Inga esperan que el «Gobierno del Cambio» se convierta en el «padrino» de esta noble causa en defensa de la Amazonía y la vida.
Gustavo Petro Urrego, presidente de Colombia, fue designado como padrino por los indígenas para evitar la destrucción del río Putumayo.
Angie Lizeth Rodríguez, directora del DAPRE, por petición de las comunidades indígenas sería la madrina para salvar el río sagrado, el río Putumayo.