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El siglo XXI: ¿UNA QUIMERA O EL ETERNO RETORNO?

Monstruoso de origen oscuro, híbrido entre un león, un macho cabrío y un reptil. Este último suele ser un dragón, ...

José Douglas Lasso Duque

 

El comienzo del siglo XXI fue recibido con la promesa de una nueva era, un horizonte de progreso sin precedentes que la ciencia y la tecnología parecían garantizar. Sin embargo, veinticinco años después, la realidad se ha revelado como un complejo entramado de incertidumbre y polarización. Los sueños de un futuro de bienestar universal chocan con la cruda realidad de conflictos resurgentes y el resquebrajamiento de los acuerdos que, con tanto esfuerzo, se habían forjado para la paz y la justicia.

Modernidad

Si bien la innovación tecnológica ha avanzado a pasos agigantados, el espíritu humano parece anclado en viejos vicios. El egoísmo y la codicia de unos pocos continúan negando el bienestar a la mayoría. En este escenario, el hambre se utiliza como arma de guerra y la verdad se manipula con una facilidad alarmante para deslegitimar a quienes disienten. Este siglo, que muchos románticos e ilusionados proyectaron como una utopía, se asemeja más a una quimera donde las promesas se desvanecen y lo ganado parece menos de lo perdido.

La historia se repite

La filosofía de Giambattista Vico y el concepto del «eterno retorno» de Nietzsche adquieren una resonancia inquietante en el mundo actual. Los acontecimientos parecen seguir un patrón cíclico, en el que el progreso es seguido por la decadencia. Las crisis globales —guerras, hambrunas, enfermedades— revelan un comportamiento humano que se repite a lo largo del tiempo. A pesar de los avances, la humanidad sigue atrapada en un ciclo de altruismo y egoísmo, verdad y mentira, oportunismo y corrupción.

Hoy, como en el pasado, las grandes potencias se acusan mutuamente, las verdades se ocultan para obtener ventajas financieras y quienes detentan el poder manipulan los medios de comunicación y la tecnología para imponer sus ideologías extremas. El nepotismo y la corrupción se imponen, y la justicia, la equidad y la dignidad se ven amenazadas por un torbellino de acontecimientos que, a toda velocidad, nos arrastra hacia un destino incierto.

Interrogante

Ante este panorama de caos y tensión, el autor plantea una pregunta crucial: ¿A dónde nos llevará este camino y a quiénes beneficiará esta nueva era de confrontación? La respuesta podría estar en la historia misma, una que, lamentablemente, parece repetirse una y otra vez.