La educación superior en Colombia enfrenta uno de sus momentos más críticos. Las universidades, que en el pasado fueron vistas como infalibles máquinas de hacer dinero, hoy luchan por su supervivencia. Una combinación de factores económicos, demográficos y sociales ha puesto en jaque a varias instituciones, llevándolas al borde del cierre. A continuación, analizamos los casos más críticos que evidencian el profundo declive que atraviesa el sector.
La asfixia de la universidad pública
La crisis en las instituciones públicas es una herencia de la Ley 30 de 1992, cuyo esquema de financiación se ha quedado corto frente a las necesidades actuales. Un reciente informe de la Contraloría General de la República reveló un déficit acumulado que podría alcanzar los $19 billones de pesos. Mientras la matrícula de estudiantes se ha disparado, los recursos del Estado no han crecido al mismo ritmo, lo que ha llevado a un desfinanciamiento per cápita. Programas sociales como «Matrícula Cero», aunque necesarios, han añadido una presión financiera extra, ya que los fondos transferidos no siempre cubren los costos totales.
Universidad privada
Las universidades privadas también están en el ojo del huracán, aunque sus desafíos son diferentes. El principal síntoma es el estancamiento en el número de matrículas, que ha llevado a algunos programas a operar con tan solo uno o dos estudiantes. Esta situación no solo es financieramente insostenible, sino que también presagia cierres de programas e incluso de instituciones enteras.
Factores de la baja demanda
Varios factores han confluido para generar esta crisis de demanda: el alto costo de la matrícula en un país con una economía fluctuante; la competencia de la educación pública con programas de gratuidad como «Matrícula Cero»; y el cambio en las preferencias de los jóvenes, que ahora optan por programas técnicos, cursos cortos o certificaciones en línea. Esta situación ha llevado a que muchas universidades no logren llenar sus cupos y se vean obligadas a reducir su oferta académica.
Presión laboral
Esta desesperación por captar alumnos ha llevado a algunas universidades a tomar medidas extremas, presionando a decanos y profesores para que busquen estudiantes bajo la amenaza tácita de despido, una práctica que evidencia la gravedad de la situación. Aunque no hay políticas escritas que lo exijan, se han documentado testimonios de académicos que reciben advertencias sobre el bajo rendimiento de sus programas y se les insta a «activar sus redes de contactos» para atraer nuevos estudiantes.
La situación de las universidades privadas es tan delicado que muchas han determinado cerrar, otras acabar varios programas, otras contratar profesores para que se desempeñen en múltiples labores, dejando a un lado la investigación
La educación superior en Colombia enfrenta uno de sus momentos más críticos. Las universidades, que en el pasado fueron vistas como infalibles máquinas de hacer dinero, hoy luchan por su supervivencia. Una combinación de factores económicos, demográficos y sociales ha puesto en jaque a varias instituciones, llevándolas al borde del cierre. A continuación, analizamos los casos más críticos que evidencian el profundo declive que atraviesa el sector como la Universidad Autónoma de Colombia (FUAC)
Universidad Autónoma de Colombia
La Universidad Autónoma de Colombia (FUAC), alguna vez un referente en la educación privada, enfrenta un colapso inminente. Lo que comenzó como una crisis financiera se ha convertido en un caso de deterioro institucional que la ha llevado al borde de la desaparición, dejando en el limbo a estudiantes, docentes y empleados.

