Javier Sánchez 

Las especulaciones se disparan mientras fuentes cercanas revelan que las reuniones, más allá de limar asperezas del pasado, buscan tejer una estrategia conjunta. El centro político, consciente de su fragilidad tras la división en las pasadas elecciones, clama por unidad. La consigna resuena en los pasillos del poder: «Juntos somos más fuertes».

El contexto político es un hervidero. Fajardo y Gaviria, críticos acérrimos del gobierno de Petro, saben que la conformación de alianzas es crucial. Cada voto cuenta, cada apoyo suma, incluso aquellos de sectores aparentemente minoritarios. La aritmética electoral no perdona: la unión hace la fuerza.

Pero, ¿es oro todo lo que reluce? Las decisiones finales aún se cocinan a fuego lento, dependiendo de intrincadas negociaciones y equilibrios de poder. La opinión pública, expectante, observa cada movimiento, cada guiño, cada palabra. La pregunta flota en el aire: ¿será esta la alianza que cambie el rumbo de Colombia?

Mientras tanto, en los pasillos del poder, se tejen estrategias y se miden fuerzas. El centro político, consciente de su debilidad individual, busca consolidarse como una alternativa viable. Las reuniones se suceden, los apoyos se buscan, las alianzas se negocian. El objetivo es claro: construir un proyecto político sólido, capaz de desafiar el statu quo y conquistar el corazón de los colombianos. ¿Lo lograrán? El tiempo lo dirá.

Ahora la apuesta es :¿Quién encabezará la fórmula presidencial y quién la acompañará como vicepresidente?

Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo