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RECUPERACIÓN DEL RÍO BOGOTÁ: VUELVE A LA VIDA

rio bogota

El Río Bogotá, volverá a la vida en poco tiempo. Las obras de recuperación ya se iniciaron.

 

«Estamos dedicados de lleno a la recuperación del río Bogotá con la empresa de acueducto, con el Distrito y el Gobierno nacional».

 

Víctor Hugo Lucero Montenegro

Primicia

La recuperación del río Bogotá ya no será un sueño lejano de los bogotanos, ella se inició con los recursos económicos que permitirán que el río vuelva a la vida y al esplendor, según revela en entrevista a Primicia el secretario general de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, Néstor Guillermo Franco González.

El funcionario destacó el cambio que ha logrado la CAR en cuanto al manejo transparente y participativo de los usuarios y la comunidad en general, de acuerdo con la política trazada por el director general de ese organismo, Alfred Ballesteros.

La entrevista se desarrolló en los siguientes términos:

¿Cómo marcha la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca después de más de medio siglo de actividades?

-Los 52 años de nuestra existencia institucional están enfocados a acompañar  los municipios de los departamentos y municipios de Cundinamarca y Boyacá, además, al Distrito capital en cuanto a asuntos puntuales como la conservación, preservación y educación ambiental.

Estamos en la tarea de respaldar los municipios en aquello  que ha sido dejado de lado y que nos obliga, hoy por hoy, con el cambio climático, a tomar medidas urgentes; son aspectos tan sensibles como la realización de una vigorosa  campaña encaminada a la dotación o instalación del tratamiento de aguas residuales, porque, lamentablemente, se habían dejado a un lado.

¿Cuál es la labor actual?

-Ahora estamos emprendiendo convenios con el Distrito Capital y con los municipios aledaños a la cuenca del río Bogotá; el emprendimiento o la construcción de sistemas de tratamiento de aguas residuales, plantas de tratamiento que garanticen que los vertimientos de aguas domésticas sean, primeramente, tratados para que luego esas aguas sean recibidas por los afluentes en unas condiciones óptimas para mermar el impacto ambiental.

¿Y sobre el río Bogotá?

-Estamos dedicados de lleno a la recuperación del río Bogotá con la empresa de acueducto, con el Distrito y el Gobierno nacional. El río Bogotá, hasta el año 2007, había recibido cualquier cantidad de estudios, de consultorías y de diagnósticos, porque todos sabíamos que habíamos utilizado el río, no de ahora sino desde la época de la Colonia lo habíamos utilizado como el gran vertedero de nuestras aguas domésticas y del agua residual; y solamente hasta finales del año 70 se comenzó a tomar conciencia respecto a que el río estaba  absolutamente contaminado; de 1970 al 2007 se adelantaron numerosos estudios, pero ninguno de ellos  logró materializarse con las obras que se tenían que hacer.

¿Qué pasó en los años 80?

-En los años 80 se visibilizó, o se identificó, la necesidad de construir unas plantas de tratamiento de aguas residuales, porque la ciudad no tenía plantas de tratamientos residuales. Solamente hasta finales de los años 90 y comienzos del 2000 se logró tener la primera planta de tratamiento de aguas residuales, la planta del Salitre; pero es una planta que se construyó para hacerle un tratamiento primario. Eso opera como un gran cedazo, entonces lo que recibe son todos los sólidos, y las aguas residuales las pasa por ese gran colador y, finalmente, lo que se logra extraer son los lodos; quedan los lodos por fuera, pero el agua contaminada sigue discurriendo y termina en el río Bogotá.

En el 2007 ¿qué se hizo?

-En el 2007, a través de los recursos que la Corporación recauda con base en la sobretasa ambiental, o sobretasa al predial en Bogotá, que es una renta propia de la Corporación Autónoma Regional, la anterior Administración, en asocio con el Banco Mundial, tomó la decisión de emprender un megaproyecto absolutamente serio, que tuviera dos componentes: el  de la adecuación hidráulica del río Bogotá y el  de la optimización de la planta de tratamiento de Salitre.

¿Por qué se hacía eso?

-Uno, porque el río Bogotá estaba absolutamente colapsado por materiales que vienen desde el norte de su nacimiento, se va recuperando cualquier cantidad de sedimentación que estaba acumulada en el río Bogotá; era necesario recuperar su cauce. Esas actividades de adecuación hidráulica se contrataron después del diseño, y todo lo pertinente se contrató en el año 2012; se inició discusión en el 2013.

¿Y los resultados cuáles son?

-Hoy por hoy podemos contarle a la comunidad que ya tenemos 42 kilómetros  hidráulicamente adecuados. Eso  ha mejorado el ancho del río, se ha respetado su cauce natural, sus curvas, sus madres viejas, sus zonas de descanso; se han adquirido más o menos 600 hectáreas a lo largo del río, para que en esas áreas, siendo propiedad de la Corporación, habilitemos zonas de descanso del río, de forma tal que cuando haya invierno el río pueda rebosarse, y que descanse en predios técnicamente habilitados  para ese efecto.

En materia de recursos económicos ¿cómo avanzan en la recuperación del río Bogotá?

-Se suscribió un crédito por 250 millones de dólares, que, sumados a los 250 millones de dólares nuestros que los proyectos recaudan entre el 2007 al 2014, que hoy los tenemosen caja, esos 500 millones de dólares nos sirven para garantizar  la adecuación hidráulica del río Bogotá.

¿Desde y hasta dónde?

-Desde el punto de Alicachín, en Soacha, hasta puente La Virgen, a la entrada de la planta de tratamiento Canoas, en la calle 80. De esa adecuación hidráulica, como le mencionaba, hemos terminado la primera fase, que llega de Soacha (calle 13), y hemos de contarle a la comunidad que para el día 14 de octubre está previsto el acto de inicio de obras en el puente de la calle 13 abordando las actividades hasta la calle 80, en todo el frente de lo que es la Bogotá urbana; allí vamos a hacer unas actividades de adecuación que le garantizan a la ciudad que en cualquier época  de invierno, similar o más fuerte a lo que vimos en el 2010 – 2011, no  tendríamos ninguna inundación por cuenta del desbordamiento del río.

Es decir, ¿no hay posibilidades de futuras inundaciones?

-Habría posibilidades de inundación si las comunidades, o la empresa de acueducto, descuidara los sistemas de alcantarillado; o si nosotros persistiéramos en mantener todas las cañerías tapadas, como sucede por falta de cultura ciudadana. Entonces, ese proyecto de adecuación hidráulica va muy avanzado y lo terminaremos en septiembre de 2015. En forma simultánea hemos agotado todo el proceso precontractual para, finalmente, abrir la licitación pública internacional a finales de octubre de este año; con ella se busca contratar la construcción y la optimización de la planta de tratamiento de Salitre.

¿Qué significa eso?

-Que nosotros vamos a hacer un contrato por 400 millones de dólares, aproximadamente, que es lo que vale la obra, mediante la selección del contratista entre cuatro grandes consorcios, que ya están precalificados por cuenta del Banco Mundial. Son consorcios que incluyen las más grandes y mejores empresas a nivel mundial en plantas de tratamiento. Ahí estánDaewoo, Hyundai, Degremont, entre otras firmas. En fin, tenemos un paquete de empresas  ya seleccionado.

¿Cuándo se hará la selección?

-De los cuatro consorcios, uno  será escogido a mediados de febrero o finales de febrero de 2015, para que sea el ejecutor de las obras de la planta de tratamiento de Salitre. Esa planta de tratamiento de Salitre se pasaría a tratamiento secundario, esto es, que no solamente va a tratar los lodos, sino que también va a purificar las aguas y garantizar que esas aguas que salgan de la planta de tratamiento, en 8 metros por segundo, según tengo estimado, pueden ser reutilizadas para que alimenten el distrito de riego de La Ramada, que es un área del occidente de Bogotá donde nosotros, los bogotanos, accedemos a los plantíos  de verduras.

¿Que podríamos pensar sobre el río Bogotá una vez concluyan las obras?

-Podríamos pensar que a la vuelta de cinco o diez años se  podrán hacer en él actividades recreativas, recreacionales, incluso de transporte; ahí, en el río Bogotá, podríamos volver a mirarlo porque lo que sucede es que los bogotanos nunca miramos el río; hasta ahora estamos tratando de adelantar todas las obras para que el ciudadano no mire hacia el cerro solamente, sino que se dé cuenta que el río es parte esencial de la ciudad.

Doctor Franco, ¿debe realizarse una actividad educativa para que garanticen el éxito de toda la operación?

Sin duda alguna. Nosotros, en los primeros 40 kilómetros, por diseño técnico debemos comenzar las obras de abajo hacia arriba, o sea, del punto de Alicachín, en Soacha, a la calle 80; y ahora mismo, en estos días, el Gobierno nacional se ha querido vincular al proyecto. Estamos logrando una partida adicional de 18 mil millones de pesos del Gobierno nacional, para ir no solamente hasta la calle 80, sino para continuar de la calle 80 hasta el sitio denominado Puente Vargas, en Cajicá.

¿Qué pasa con las Corporaciones Autónomas Regionales?

Las Corporaciones Autónomas Regionales requieren, de cuando en cuando, reformas y modificaciones a su estructura, o a su objetivo misional, o a su conformación como cuerpo de Gobierno. Las exigencias de la comunidad nos obligan a introducir cambios en la administración. Nosotros estamos de acuerdo en una reforma para que se establezcan cambios en todo el sistema ambiental del país. Ahí  debe haber un equilibrio, no solo con la representación de los Gobiernos nacionales, regionales o locales; esa reforma debe garantizar la presencia de los ciudadanos de a pie  agremiados en el sector productivo, porque ellos son los que garantizan el equilibrio y el buen entendimiento de las dificultades ambientales.

Ha habido muchas críticas contra las Corporaciones Autónomas Regionales. ¿Qué opina usted?

-Sería injusto hacer extensivos a todo un gremio los vicios que se pueden presentar a una u a otra CAR. Lamentablemente, la politiquería por elementos que pueden generar falta de transparencia en la actividad misional, se da no solamente en las corporaciones, sino que  se reflejan como un cáncer a nivel nacional en todas las entidades públicas. Es por ello que buscamos eliminar todo riesgo de politiquería y corrupción que puedan amenazar a cualquier entidad.

¿Cómo han logrado posicionarse?

-Nosotros hemos caminado hacia la senda absoluta de darle la claridad a la gestión pública que adelanta la corporación. Bajo ese lineamiento, hoy tenemos una CAR que tiene una relación absolutamente directa con los usuarios y los 106 municipios que integran la jurisdicción. Estamos contándoles todos los días qué hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos.

Sin embargo, se han hecho algunas críticas y denuncias…

-Lamentablemente, no faltarán dificultades derivadas de un solo funcionario, o alguna de una sola acción, o de una dificultad. Cuando se toman decisiones ambientales que, finalmente, afectan a unos y benefician a otros, porque ninguna decisión podrá beneficiarlos a todos en común, siempre alguien resulta afectado; cuando se hace un licenciamiento ambiental, cuando se niega el licenciamiento, cuando se otorga una concesión de aguas, cuando no se otorga siempre habrá un nivel de afectación y, generalmente, se piensa que ese nivel de afectación está alterado por un interés innoble. Nosotros estamos ejerciendo pleno control frente a toda decisión.

¿Cómo lograron marcar pautas de eficiencia?

-El primer paso lo dio el director general de la CAR, Alfred Ballesteros, al establecer unas líneas claras de comunicación con los usuarios, con las instituciones del sector. Visibilizar las acciones, porque lo que genera resquemor y rumores en  la entidad es la falta de comunicación. Hoy la comunicación es total.

SECRETARIO

«La recuperación del río Bogotá ya no será un sueño lejano de los bogotanos, ella se inició con los recursos económicos que permitirán que el río vuelva a la vida y al esplendor».

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«El río Bogotá, debemos volver a mirarlo para que el ciudadano no mire hacia el cerro solamente, sino que se dé cuenta que el río es parte esencial de la ciudad».

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 «Estamos contando  todos los días qué hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos, como principio de transparencia».