Opinión

DEPARTAMENTOS MEDIANOS PERDERÁN REPRESENTACIÓN EN EL SENADO

GUILLERMO SANTOS
Guillermo Santos

Columnista Invitado

Primicia Diario

No son pocos los argumentos que tienen los departamentos de la denominada Media Colombia y de las antiguas intendencias y comisarias para pedir representación en el Senado de la República.

Han pasado más de veinte años desde la expedición de la Constitución Política y doce de la última reforma política de fondo que creó el sistema de listas únicas y de voto preferente y desde entonces los nueve departamentos de la Amazorinoquia y San Andrés y Providencia han estado huérfanos de representación política en el Congreso. Su reclamo por espacios en la «cámara alta» es justo y legítimo.

Sin embargo la repercusión que esta decisión, actualmente incluida en el artículo 22 de la reforma constitucional de Equilibrio de Poderes puede tener sobre otros departamentos medianos como el Tolima, Quindío, Meta, Magdalena, La Guajira y Chocó puede ser nefasta.

Al ser departamentos que en los últimos veinte años han tenido una representación tan baja en el Senado de la República, con promedios de apenas un senador por periodo constitucional, se corre el riesgo de que las nuevas circunscripciones regionales garantizadas a los departamentos de la Media Colombia los deje sin espacio en el Senado.

En la actualidad por ejemplo existen departamentos como Magdalena, La Guajira, Quindío y Chocó que no cuentan con un representante en el senado oriundo de esas tierras.

Algunos alegarán que sí cuentan con ellos aunque provengan de otros departamentos, pero la realidad política indica que aún en estos espacios de representación nacional, existe un fuerte vínculo entre la región y el respectivo Senador. Se requiere ser propio de esas tierras, vivir en ellas, atender sus gentes. Es indispensable para la legitimidad de nuestro sistema político.

El Acto Legislativo que cursa en el senado crea los llamados «Territorios de Representación Regional» que garantizan cuatro curules regionales a las antiguas comisarias e intendencias (en la ponencia de primera vuelta eran once) que se restarán a las curules de circunscripción nacional, dejando a lo sumo 95 o 96 espacios para las elecciones «generales» de Senado.

Esto sin duda elevará la cifra repartidora, encarecerá los comicios nacionales y condenará a alguno (o a varios) de los departamentos medianos en su aspiración de tener senadores. En el caso particular del Tolima la situación es apremiante ya que en las elecciones de 2014 apenas alcanzamos un escaño de manera directa y de haber sido por los votos del interior del departamento estaríamos sin un solo senador.

La solución a este problema es simple: sumar las nuevas circunscripciones regionales a los cien cupos existentes y tener un senado de 106 o 107 integrantes, incluyendo como en la actualidad dos circunscripciones especiales para indígenas.