«En cuanto entendí que lo amaba, dejé la parroquia» cuenta el cura. A pesar de estar emparejado ya con su cónyuge, el cura seguía oficiando algunas misas donde le requerían.

El párroco estaba destinado en Selva di Progno e Giazza, un pequeño pueblo de 1000 habitantes. El pasado 28 de abril, el cura contrajo matrimonio con su novio en España.

La pareja se conoció en Nápoles, cuando ambos coincidieron en un hospital. La amistad se convirtió en amor y unos meses más tarde comenzaron a vivir juntos. «En cuanto entendí que lo amaba, dejé la parroquia» cuenta el cura. A pesar de estar emparejado ya con su cónyuge, el cura seguía oficiando algunas misas donde le requerían.

Más tarde el párroco tuvo que abandonar la Iglesia ante la decisión de casarse con su pareja, por lo que renunciaría al sacerdocio. Nunca ocultaron su relación pero al párroco le duele la decisión de dejar el sacerdocio por amor.

«He dejado el ministerio sacerdotal con dolor, porque yo creo que un hombre que cree en Dios y ama a Jesús puede ser un buen cura que dice la palabra de Dios, que la vive».

La pareja reside actualmente en Gran Canaria, donde contrajeron matrimonio.

Ante el escándalo que generó este hecho, el Obispo de Verona, Mons. Giuseppe Zenti, señaló que el P. Costalunga «todavía es sacerdote» y que aún no pedido formalmente la dispensa del ministerio. «Si no lo hace en breve, lo haremos de oficio», afirmó

Sobre el «casamiento» de Costalunga y el escándalo ocasionado, el Prelado dijo que «esto es algo muy triste para nuestra Iglesia».

El vaticanista italiano indicó que en febrero de 2018, el P. Giuliano Costalunga envió un correo electrónico al Obispado de Verona diciendo que ya no quería ser sacerdote. Su abogado dijo que «la opción de unirse en matrimonio ha sido tomada por el señor Costalunga como ciudadano libre y solo después de haber comunicado formalmente la opción de querer perder el estado clerical».

El vaticanista recordó que «no se dimite del sacerdocio con un correo electrónico» y «cualquier sacerdote sabe que existe un procedimiento para pedir la dispensa».

En declaraciones a Avvenire, Mons. Giussepe Zenti explicó que ha sido contactado por el abogado del sacerdote «ya que se trata de ‘aspectos de la vida privada del señor Costalunga’. Por lo tanto es difícil explicarme con declaraciones que habría preferido no hacer»”.

Mons. Zenti relató que incardinó en Verona, es decir que hizo a Costalunga formalmente sacerdote de su diócesis, «luego de una seria consulta con sus colaboradores y en señal de confianza para con él».

Por ello, lamentó, «no puedo esconder toda mi amargura que habría preferido mantener en el silencio de un corazón sangrante de padre. No me queda sino confiarlo a la misericordia de Dios».

Para Andrea Tornielli, «el caso del P. Giuliano Costalunga reabre la pregunta sobre cómo es posible que un sacerdote viva durante diez años una doble vida, ejercitando su servicio (aunque contaminado), sin que nadie se dé cuenta de nada, sin que su problema emerja y sea afrontado de alguna manera».

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«He dejado el ministerio sacerdotal con dolor, porque yo creo que un hombre que cree en Dios y ama a Jesús puede ser un buen cura que dice la palabra de Dios, que la vive».