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AMBALEMA: AZOTADA POR EL TABACO


Antigua Casa de la Moneda, símbolo del poder económico. Hoy es solo ruinas 

 

 

Gerney Ríos González

Especial para Primicia

 

La guerra civil de 1840 dejó huérfana de brazos de trabajo las plantaciones de tabaco en Ambalema, las damiselas se fueron a otros lares, comenzó el cultivo en otras latitudes y regiones extranjeras avizoraron el monopolio de la hoja. Ahí llegó la crisis y la decadencia.

 

Vale la pena recordar compañías que hicieron la bonanza del tabaco en Ambalema. Fueron 50 mil los habitantes de la ciudad en esa época de esplendor. Hoy son poco más de 10 mil. La gran mayoría de operarios trabajaron parala Casa Inglesa, deslumbrante construcción con 54 cuartos enchapados con mármol de las canteras de Carrara Italia. Pero surgieron otras a la par comola Habanera, fábrica de tabacos Patria con 500 personas a su servicio y otras factorías de menor calado y capital, que contribuyeron  a llenar las arcas del Nuevo Reino de Granada y la incipiente Colombia de finales de siglo XVIII y comienzos del XIX.

 

La bonanza del tabaco también causó desastres sociales, así los más encopetados personajes del país y del extranjero fumaran tabacos producidos en Ambalema. Winston Churchill era aficionado a ellos.La Primera GuerraMundial y nuevas plantaciones en el Viejo Mundo y regiones asiáticas, plantearon definitivamente el ocaso económico de Ambalema.

 

El auge trajo consigo también páginas dolorosas en el orden social de ese colectivo entregado al trabajo creador, que le dio progreso a la comarca tolimense, que proyectó al Tolima como centro de la febril actividad productora y dio prestancia a la economía regional y nacional poniendo en bocas extranjeras el nombre de Ambalema.

 

La fiebre de las ganancias, el dinero que brotaba a borbotones en el Valle del Magdalena gracias a la hoja de tabaco, también fructificó en tragedia. La locura del dinero arrojó a propietarios, jornaleros y sus familias enteras, en los brazos de la embriaguez. Tal la dramática descripción que enseguida leeremos:

 

“La segunda es una enfermedad crónica en casi todo nuestro país, pero que en ninguna parte había presentado caracteres tan agudos como en el Tolima, y especialmente en Ambalema: la embriaguez. El aguardiente de caña es la bebida popular de nuestras poblaciones de tierra caliente y el abuso de ella alcanza ya las proporciones de una cuestión social de primer orden; pero que ninguna otra parte ha presentado la intensidad que desplegó en aquella comarca de1850 a1870 cuando la abolición del monopolio levantó el precio del tabaco en rama de0.90 a5 o 6 pesos la arroba y cuadruplicó casi de un golpe la tasa de los jornales.

 

Ya no se bebía el aguardiente de caña sino coñac, ginebra y otros licores extranjeros, a precios altos; tampoco se le tomaba en dosis pequeñas de cinco centilitros a lo más, como  de antaño, sino en  vaso y aún en totuma.

 

La perversión de vicio fue más lejos todavía; ya no se  bebía el licor puro y sin mezcla, sino una combinación extraña de licores y vinos; de aguardiente, brandy, vino tinto, de Málaga y de Oporto, con el nombre calumnioso de matrimonio” y después con el más expresivo de “tumbaga”. La noche del sábado presentaba en las calles de Ambalema el teatro de la más espantosa orgía.

 

Por todas partes mesas de juego; en gran número de casas bailes de lechona, de esos que la tradición ha bautizado con el nombre expresivo de candil y garrote; en todas las  esquinas, corrillos de tiple y bandola, rodeados de gran circulo de cosecheros y alisadoras, que celebran con grandes risotadas canciones obscenas. Recuerdo haber oído en uno de ellos mercachifle o buhonero, que por lo visto debía de ser casado y padre de familia, algo más cargado de alegría de lo necesario, cantar con voz ya agonizante de caña rajada, esta estrofa, fiel traducción del sentimiento dominante en la multitud: “quien fuera libre y soltero/señor de su voluntá/pa tunar toda la noche /al uso de jatativa”.

Después de tener elegantes hoteles en la época de bonanza. Ahora escasamente se consigue algún sitio modesto para hospedarse 

La fiesta duraba hasta el amanecer, para recomenzar el domingo, después de misa, hasta las cuatro o las cinco de la tarde, hora en que los cosecheros tomaban la vuelta de sus campos, provistos de un mercado semejante al que un antiguo jefe dela Independenciacensuraba por demasiado gasto en pan, al ordenanza, que le avisaba llevar para la campaña nueve pesos y medio de aguardiente y cinco reales en pan.

 

Toda la labor de varios meses de trabajo asiduo, era consumido en un día y lo que es más lastimoso aun, a las veces en compañía de las mujeres e hijos. No hubo una caja de Ahorros que tratase de hacer siquiera menor el desastre, ni una autoridad que persiguiese los juegos y pusiese algún freno a la prostitución, ni un ministerio del Evangelio que levantarse la cruz e hiciese oír palabras de temperancia y dominio sobre las pasiones en medio de esa multitud desenfrenada. Nada quedo de esa prosperidad pasajera sino el dolor de haberla perdido. Era imposible que, dadas esas condiciones iniciales se pudiera combatir contra un tropiezo en el camino industrial. (Salvador Camacho Roldan, notas de viaje. Colombia y Estados Unidos de América, Bogotá, Librería Colombiana Camacho Roldan y Tamayo, 1890 Págs. 74-76).

 El otrora puerto, donde el tráfico era impresionante, ahora solamente quedan unas cuantas embarcaciones en regular estado

Salvador Camacho Roldan fue un eminente intelectual, (1828-1900), jurista, periodista, político y fundador de la sociología en Colombia. Observador cuidadoso de la vida de las poblaciones como en el caso de Ambalema,. Se horrorizo de la intemperancia de los moradores frente a la bonanza económica producto del tabaco y la actividad de las factorías. La embriaguez y el despilfarro, fueron las notas centrales de esa época, según su crudo testimonio de cómo se arrojo por la borda el esfuerzo creador de esos años, asunto que los tolimenses, divididos entre panches y pijaos  poco recuerdan en la actualidad, a pesar de encontrar un punto de fusión en el cerrola Picotaen el municipio de Alvarado.