Columnistas

SUFREN LAS MASCOTAS GANAN LOS NEGOCIOS


Por: FRED EMIRO NUÑEZ CRUZ

Fred_emiro@hotmail.com

Hablamos todos los días de los seres humanos secuestrados, nos raemos las vestiduras, hacemos protestas, exigimos libertad inmediata, hay programas de radio dedicados a ellos y como si fuera poco el gobierno busca negociar con los captores, a través  de programas especiales, no siendo ajenos los operativos exitosos de los cuerpos de seguridad estatales para retornar de la cautividad a varios de los infortunados capturados.

Lo anterior para abrirle paso a la crítica y llamado urgente a las autoridades, en este caso del distrito de Bogotá, ante el trato inmisericorde que los dueños de negocios donde se venden mascotas como perros, gatos, loros, conejos, azulejos, mirlas y tantos otros que parece que los campos y selvas se trasladaron a la mole de cemento; por supuesto la ilegalidad es legal, la violación de las normas vigentes sobre el trato animal es evidente y la antihigiénica manera de  mantenerlos presos, no debiera ser así, causa nauseas a visitantes y transeúntes.

Es urgente que los inspectores del jardín botánico, delegados del medio ambiente y secretaría de salud se apersonen y velen por devolverle el hábitat a la mayoría de especies en vía de extinción que nadie se explica cómo, porque y quienes se hacen los de la vista gorda permitiendo un  mercado sospechoso que enriquece a unos cuantos y empobrece la fauna nacional. La verdad las tiendas especializadas en este mercado están secuestrando recursos naturales porque también son victimas la flora y riqueza piscícola especial, artesanales, vivaces y recreativos pececillos

Pareciera que la libertad es únicamente un derecho de las personas, pero lo es de plantas y animales que son sacados abruptamente de su entorno para intoxicarlos en las grandes ciudades pródigas en contaminación, desconocimiento de preferencias para los desadaptados obligados nuevos citadinos y lógicamente con empresarios hambrientos de dinero a costas de pasar por encima de la reglamentación vigentes que operan a nivel nacional. No más alcahuetería, no más permisividad, no más complicidad ante al atropello de los irracionales hombres y mujeres frente a indefensas especies que con su marchitar y muerte repentina, dejan vacíos que lamentaremos en el futuro mediato.

Ya provocamos fenómenos y cambio climático que no son castigo de DIOS, pero que son el resultado del equivocado comportamiento de la humanidad, el desequilibrio ecológico será otro apocalíptico resultado del imberbe libre albedrío en pleno siglo veintiuno, inclusive, aunque parezca increíble.