Gerney Ríos, académico que se ha destacado en su lucha contra la corrupción
Fred Emiro Núñez
Especial para Primicia
Cuando se evalúa un amigo, de verdad, son muchos los campos que se deben tener en cuenta, sin dejar pasar detalles por ínfimos que ellos sean. Claro a medida que transcurre el tiempo son más los amigos condicionales que incondicionales, por eso prefiero hoy hablar de uno que reúne todos los requisitos del segundo punto.
Es amigo del país a cambio de la filantropía, la que aplica con rigor; amigo de la educación a cambio de la alegría de cien mil ciudadanos, según reciente encuesta; amigo de la trasparencia con reconocimiento en el congreso colombiano, medalla anticorrupción Luís Carlos Galán Sarmiento y garante de los derechos humanos con reconocimiento de la Unión Europea. Odia las migajas, siempre regala más que un pan y enseña a pescar. Es un hombre de principios y valores que le ganó el desafío a la naturaleza cuando ésta le arrebató a su progenitora con noventa familiares más, en la explosión del volcán arenas del nevado del Ruíz. Es genial, intuitivo, valiente, puntual, generoso, tan preparado que un ministerio gubernamental le vendría como anillo al dedo.
Estoy hablando del catedrático, internacionalista, administrador logístico, administrador de empresas, diplomático, periodista con especialización, doctorado y cincuenta diplomados hasta en las áreas insospechadas. Es Gerney Ríos González un armerita de refinado español, ancestro de alcurnia, amante de la naturaleza, romántico y soñador que anhela una nación con mejores timoneles, brújula efectiva y gobernantes de verdad. Este hombre con medio siglo de existencia me ocupa hoy porque estoy seguro sería de gran oficio y utilidad para un país venido a menos en la ética, la estética, la gramática, la familia y satanizado, merecidamente, a través de una clase política inoperante como corrupta; es el momento de proponer fórmulas salvadoras, Ríos González es una, quizá la mejor, para abortar los odios viscerales que vienen flagelando al mejor territorio del mundo, Colombia.
Una vez conocí la reclamación del presidente Santos Calderón al ministro de las tics, entendí que nuestra sociedad sigue siendo alienada por el mal manejo de los medios, los mismos que le juegan a los antivalores y porqué el mandatario exhibe una imagen proclive a la inoperancia, cuando en realidad ejerce sus labores con esfuerzo y magnitud. Claro, así como este ministro la gran mayoría del gabinete no interpreta aún el sentimiento de un mandatario que pareciera se encuentra solo en el parque. A lo anterior hay que agregarle, sin duda alguna, que nuestra seguridad se desmorona en veredas, poblados, ciudades y para rematar los indígenas sientan territorialidad, con razón, y el ministro de defensase encuentra bien gracias. Por estas y muchas otras razones, hoy propongo que es el instante apropiado para dar paso en la administración nacional a nuevas figuras, mentes frescas con conocimiento, dejando por siempre el tráfico de influencias; por cierto son pocos los condenados por este proceder y el grueso grupo que la practica sigue inmune.
Vuelvo con mi ejemplo y reconocimiento, Gerney Ríos González, rector de la educación ciudadana, ex presidente de Pepsi cola para América Latina, excelso periodista reconocido y siempre recordado por los programas “Bajo el signo pesos”, “Semana a semana”, “Talentos”, director de la última clásica súper y director de deportes de la cadena Súper de Colombia. Director de innumerable medios escritos y creador del formato de “Hora veinte” de Caracol, cuyo original fue sala de redacción en el desaparecido Grupo Radial Colombiano donde regento la conducción de los servicios informativos en calidad de único concesionario.
Nuestro país requiere nuevas ideas, nombres y hombres que le cambien de manera absoluta su estructura de gobierno, novedosas maneras de hacer gestión, educación con responsabilidad y no como un medio de negocio, cambiar el libre desarrollo de la personalidad por una esencia de nueva sociedad, respeto por la diversidad de género con cada cosa en su lugar, inversiones visibles, infraestructura razonable y conveniente; queremos una patria menos arrodillada con autonomía a toda prueba y que deje de convulsionar ante el terrible mal de la corrupción, el narcoterrorismo, la narco política y farc política a cambio de una sonrisa que nos traerían las nuevas conductas de ciudadanos de bien.
El gran ciudadano tiene una mirada penetrante