Columnistas, Destacadas

COLUMNISTA: POR UN PAÍS MEJOR

CALVARIO

 

 

Fred3 (1)

 

 

 

 

 

Fred Emiro Núñez Cruz

Editor Nacional
Primicia

 

Las vivencias de la semana mayor en Colombia y particularmente en Bogotá y algunas otras capitales departamentales, dejan un resumen espiritual para rescatar en una sociedad mojigata, crítica y al garete, si se quiere, en aspectos de religiosidad, moral o creencias que nos acercan a un ser superior. Hubo de todo, como en botica, cosas buenas, absurdas, recuerdos y retorno al respeto de una tradición católico cristiana.

Se recordaron los estragos del mortal terremoto que hace treinta años derribo la arquitectura exquisita de la ciudad blanca  poniendo en cuidados intensivos la fe de un cúmulo importante de feligreses criollos y extranjeros que por aquella época conjugaban sus absolutos del alma persiguiendo el perdón basado en un arrepentimiento acosado por las culpas veniales, banales, humanas, demoníacas, del gusto o arrebato de lo carnal. Bueno, así sucede y acontecerá cada vez que el pretérito nos enmarca en la evocación de una acción exclusiva del primogénito Jesucristo; no en balde se atacan las crucifixiones de parroquianos del común que fungen como émulos del hijo santo, los mismos que por sus afanes protagónicos olvidan que todo aquel que repita el acto de Jesús hecho hombre, sacrificado en los maderos de la cruz serán malditos, escrito está.

El punto antagónico a los anterior son los vacacionistas que le apuestan a la mar, la brisa, el bronceado, la gastronomía, la abundancia cómplice de los triglicéridos, las bebidas con sello de cirrosis, la traición, abandono momentáneo del hogar y emociones contrarias a lo divino. Gran parte de la sociedad, infortunadamente, tira la puerta por la ventana como si la semana santa fuera sinónimo de parranda con el perrea mami perrea. Después de estos días pecaminosos sus corazones laten con más pulsaciones que lo normal reclamando resarcir tanta maldición por bendición. Este grupo  solamente se acurda de DIOS cuando la ruina, la desesperación, el caos o la enfermedad aparecen, son los mismos que poca importancia le dan al sacrificio sobre natural y lo redimen por el oficio pasional del sexo.

De otro lado, para aplaudir, la feligresía que disciplinadamente, con sed de cambio, atestó templos e iglesias católicas, cristianas, mahometanas, judías, ortodoxa, anglicanas y de tantas otras denominaciones; obviamente no faltaron los lugares que juegan a la fe y la convierten en un verdadero y lucrativo negocio de marrulleros que se guarecen en el nombre del Espíritu Santo. No fueron disimulados los que vendían un centímetro de la túnica o sábana del redentor, siguen vigentes los enemigos de la palma de cera, los adivinos de la línea de la vida o de la bola de cristal. El baño de las siete yerbas se mercó como pan caliente y muchos fueron a lomas retiradas para perseguir la llama de la guaca; curiosamente una semana de recogimiento es usada para la superstición. Ese es el mundo actual, lleno de agoreros y creyentes.

Por una ciudad, país o mundo mejores no estuvo ausente, para bien, el acompañamiento de la alta melodía en “Bogotá es Beethoven” acierto indiscutible de la alcaldía mayor con la efectiva participación del canal capital con Hollman Morris a la cabeza y el moderno escenario del teatro Julio Mario Santodomingo que albergó espectadores de todos los estratos. No menos de cincuenta millones de televidentes en todo el mundo disfrutaron de este fino evento; otra enseñanza de pulcra gerencia de cómo hacer televisión pública con eficiencia y eficacia, respuesta inequívoca en el manejo del recurso estatal a una acosadora procuraduría que quiso dar un golpe bajo a la televisión más humana.

Fredemiro57@hotmail.com