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ESMAD: ¿ESCUADRÓN DE LA MUERTE?

ESMAD 0Los miembros del Esmad, son violentos en muchas ocasiones agreden a la población civil sin importar sus consecuencias. Parece que la orden es arrasar.

 

 

A pesar de las múltiples pruebas de videos y fotografías agrediendo y ocasionado la muerte entre  la población civil, los miembros del Esmad no ha sido judicializados y sus delitos están en la impunidad con la complicidad del Gobierno.

 

 

Fred Emiro Núñez

Editor Nacional

Primicia

 

En el transcurrir de una situación álgida para nuestro país como lo es el paro nacional agrario, muchos colombianos nos preguntamos si la democracia está viva, herida o en cuidados intensivos por el actuar de un grupo de hombres, parecidos a RoboCop, que salen a enfrentar la situación con la protección del gobierno en sus actitudes, sin medir consecuencias.

Ellos, los del ESMAD, son hombres de carne y hueso, con familias, compromisos como aspiraciones e ilusiones; desgraciadamente en el fragor del oficio se olvidan de su condición transformándose en peligrosos o letales, tan vándalos como los enviados por grupos oscuros, con aspiraciones políticas, que se entre mezclan con campesinos de bien o ciudadanos cansados de la tetiadera no de este sino de muchos gobiernos juntos que prometen en campañas y olvidan con mucha facilidad. Esos lenguas largas, amnésicos hoy, son los culpables del presente panorama que se experimenta en campos, poblados y ciudades después de quince días de diálogos y acuerdos débiles poco convincentes.

El ESMAD, escuadrones de choque y fuerza, inspira tanto odio como incredulidad en la mayoría de personas que al azar pude encuestar sobre la confiabilidad que merece. Pertenecen a la policía, otra institución con pecados non santos en su desempeño, con varios miembros investigados por diferentes tópicos que se enmarcan en la corrupción.

La actitud de muchos de estos hombres ha quedado expósita en las recientes escaramuzas, con heridos leves, graves, muertos incluidos, abusos y uso desmedido de la fuerza, máxime si se les observa como devoradores envenenados atacando en manada a un solo ciudadano; es ahí donde se confirma su instinto asesino más allá de la tarea que deben cumplir como misión policial. Basta con observar los diferentes testimonios que difundió canal capital, que no dejan duda sobre su imprudencia u odio contra todo lo que se mueve en una marcha, no diferencian y juzgan a priori; hoy tengo en mi retina el video hecho  público por diferentes medios donde estos policías rompen puertas, destruyen sus adentros y maltratan a humildes familias guarecidas en sus nobles viviendas creando traumas sicológicos a niños, inclusive.

Si bien es cierto en las marchas surgen delincuentes, antagónicos de los que bien protestan, mostrados con amplitud en noticieros y fotografiados en la lista negra, los que deben ser castigados y condenados a fuertes penas,  no es calumnioso afirmar que al problema de los cafeteros, paperos, arroceros, mineros, yuqueros, arracacheros, plataneros y muchos más, el gobierno debe pensar con urgencia, aprovechando la confianza que garantiza el General Rodolfo Palomino, desaparecer este grupo, cambiar su formación y dar a luz uno de apoyo con preparación sicosocial más puntual.

Huelga recordar que a la fecha el estado tiene no menos de 400 demandas que con seguridad perderá en alto porcentaje, falta sumar las que vienen, por el cero en conducta que sacan los famosos súper hombres, portadores de desgracia e ignorancia. En una nación donde se habla de paz, se negocia en la habana sin escrúpulos, no se puede pagar a unos señores que marcan la diferencia inclinados al mal.

Para rematar, lo que faltaba, el colmo, lo indecible e inimaginable acaba de acontecer, en la marcha de mitad de semana en Bogotá fueron pillados policías de civil protegidos por sus colegas uniformados, causando destrucción, utilizando caucheras quebrando ventanas de vidrio y posteriormente buscando culpables para justificar sus jornadas de trabajo.

Si eso no es corrupción, entonces apaguemos y que la ley del hampa nos ronde. Obvio, faltaría citar muchos casos más, pero la lista es larga empezando por la intimidación que aplican a los que nos atrevemos a denunciar como pasó con mi hijo periodista, Fred Emiro Nuñez Santos, herido en el Catatumbo en ejercicio de su trabajo; estando hospitalizado en Cúcuta fueron a la clínica y lo amenazaron si hacía público lo que le pasó. Hoy este joven de 28 años tiene 13 puntos en su parietal derecho y el ojo del mismo costado perdido; si eso acontece a los que cuentan con medios para divulgar y defenderse, ¿Qué pasará con los que no cuentan con estas herramientas?

Fredemiro57@hotmail.com

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 Los reclamos de la población civil son constantes. El Gobierno guarda un silencio cómplice.

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Miembros del Esmad, actúan de civil encapuchados y con los escudos del escuadrón se protegen mientras lanzan piedras y algunos artefactos explosivos, según las denuncias instauradas ante organismos internacionales por violación a los derechos humanos.