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NOTA EDITORIAL:LOS ENEMIGOS DE LA PAZ

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LOS ENEMIGOS DE LA PAZ

Una conducta psicópata registra  buena parte de los enemigos de la paz, que  buscan con sus acciones demenciales que Colombia siga en una guerra fratricida, como la que vive  nuestro país por más de medio siglo.

Las acciones que desarrollan los enemigos de la paz son increíbles, van desde mentiras hasta los más sofisticados temas de espionaje con el propósito de evitar que los acuerdos se concreten y se firme la paz en Colombia.

Oponerse por oponerse a la paz es demencial. Hay quienes consideran que detrás de esta «guerra» contra la paz existen intereses de quienes se apoderaron de las tierras en Colombia y manejan el capital, sin control alguno y, sobre todo, que participan en los grandes negocios de suministro de armas, legales o ilegales para que se sigan matando los colombianos.

Los esfuerzos de la sociedad civil, organizaciones de víctimas y Gobiernos amigos han evitado que los enemigos de la paz logren su objetivo y continúen adelante, sin mirar atrás, como se interpone  toda clase de obstáculos.

Lo más grave de la situación que se vive en torno a la paz y la guerra de Colombia es la presencia de altos funcionarios del Estado y de algunos dirigentes políticos, que nunca han ocultado sus simpatías y su militancia en la extrema derecha.

El espionaje que han afrontado  los negociadores de La Habana, Cuba,  sobre el conflicto colombiano, se está conociendo en cada instante; y, sobre todo, develando hasta dónde pueden llegar los psicópatas que buscan cualquier motivo o circunstancia para que la guerra siga vigente en Colombia.

Las autoridades judiciales están en la obligación de desmantelar esas organizaciones criminales, que buscan perpetrar la guerra para siempre en un país donde más de seis millones de colombianos han sido desplazados a sangre y fuego. No debe la justicia tapar a algunos que posan de poderosos para violar la ley y seguir violando los derechos a la vida de los colombianos más vulnerables, como ha pasado con los habitantes del campo.

No se puede permitir que el país siga siendo la vergüenza de la humanidad, en una región donde las bandas criminales del paramilitarismo y el narcotráfico sigan imponiendo su voluntad para favorecer intereses que permanecen ocultos, a pesar de las grandes utilidades que logran como consecuencia de promover la guerra.

Los criminales de guerra deben ser desenmascarados y pagar ante la justicia por todas las acciones de lesa humanidad que han cometido y que siguen cometiendo, con la única justificación de reclamar cero impunidades, cuando en realidad ellos sí tienen deudas  grandes con Colombia y la justicia.

Es hora de respaldar los acuerdos que se logren en un esfuerzo para que los colombianos podamos vivir en paz, progresar y, sobre todo, desarrollar este país que cuenta con riquezas de toda índole, encabezadas por sus habitantes, que requieren de una oportunidad para demostrar su grandeza.

Colombia reclama la paz y  justicia para los responsables de la guerra, y, sobre todo, que no logren sus psicópatas intensiones los enemigos de la paz.