Opinión

Fecha luctuosa para Colombia. Bandera a media asta..

Renè Gonzàlez-Medina

Columnista Invitado

 

 

 

«¡Aquí no hubo paz sino el indulto para responsables de delitos atroces!»: ÁLVARO URIBE VÉLEZ (a propósito del regreso a la lucha armada anunciado al país y al mundo por varios de los comandantes de las disidencias FARC).

Se sabía, se veía venir. Poco les importó a los Señores de la Guerra, a sus calculadores mercaderes, las estadísticas que hablaban de cifras alentadoras gracias al Proceso de Paz trabajado, sudado y alumbrado en La Habana. Clima esperanzador que por toda la geografía colombiana (esencialmente en la rural) ya se respiraba.

¿Cómo señalan, cómo y con qué autoridad juzgan aquellos a quienes el país les debe su triste y vergonzante condición de ser uno de los países con el mayor índice de iniquidad en América Latina, en el mundo? ¿Ese no es acaso un delito atroz? Someter a millones de personas, condenarlas a vivir una sobrevivencia atadas a la incertidumbre de un régimen perverso, abusivo y explotador, que por ningún lado les permite entrever siquiera la ilusión vana de un mañana mejor? ¿No es delito atroz, quizás, el que gobernantes y legisladores, amangualados en vulgar connivencia, se nombren y se premien el robarse el Estado cada nueva mañana castigándose de manera simbólica porque la cárcel no se hizo para ellos?

¿Robarse y repartirse los dineros de las comunidades sometiendo a estas a la infamia de no contar con los servicios básicos y elementales de agua potable, de educación idónea, de puestos de salud y hospitales acordes con la necesidad y la demanda de la gente abandonada y olvidada por quienes cada cuatro años ella misma se ve forzada a elegir no puede acaso calificarse de delito atroz? ¿Además de cruel por lo paradójica?

La burla sistemática, el pasar por encima de todo derecho sagrado y consagrado por la ley, el suprimir beneficios y prebendas laborales ganadas en franca lucha, el sometimiento diario, lento e indigno de toda decente aspiración, ¿a esa tortura, a esos torturadores, cómo se les puede llamar? ¿No es por desgracia y también esta aberración un delito atroz?

Mandar pa’l carajo un Proceso de Paz al que millones de colombianos, apoyados por el gobierno del momento y por las más nobles y respetables democracias del mundo, plenos de acendrado idealismo acogieron, ¿qué nombre se le podría dar a eso?

A los Señores de la Guerra, que no van a exponer uno solo de sus hijo en ella; a quienes hablan del país como si en verdad quisieran y les doliera la patria; a estos vociferadores que claman por confrontaciones y las propician mientras se mueven con verdaderos ejércitos personales (escoltas) pagados con el erario, para estos enemigos gratuitos de la paz es el siguiente episodio que por lo anecdótico (viene como anillo al dedo): traigo a colación. Dijo uno de nuestros cansados hombres viejos: «¿Por qué no se miden, para dirimir las diferencias con el contrario, a la manera de antes?» – con mofa propuso el anciano. «¡A mano limpia! Y uno contra uno porque así, con esa montonera detrás, ¡así cualquiera!».

Fecha luctuosa para Colombia. Bandera a media asta….