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Al sur de Camagüey: EL PRIMER CAMARONERO

Barco camaronero devenido enviada.

 

 

 

 

 

Texto y fotos

Lázaro David Najarro Pujol

 

José (Pepelín) Cañete vivió toda una vida en Santa Cruz de Sur, los años suficientes para saber cada detalles del poblado.

Su residencia, una modesta casa de madera dura, estuvo siempre a pocos metros de donde se erigió el monumento a las víctimas del huracán del 9 de noviembre de 1932, sitio este último, donde fueron lanzados a una fosa común los cuerpos putrefactos de cientos de personas: niños, mujeres y hombres.

Yo regresaba de la Isla de la Juventud, después de haber residido en ese Municipio Especial seis años, un mes y cuatro días. Pepelín integró el primer taller literario de Santa Cruz del Sur que creé en la década de 1970, el Pablo de la Torriente Brau por la influencia que me dejó la lectura de su libro Presidio Modelo.

Cañete me mandó a buscar con su hija Esperancita.

— Papi, quiere hablar contigo, pero hoy no mañana.

Me quedé anonadado con la premura con la que Pepelín me mandó a buscar. Dejé todo lo que estaba haciendo en la emisora y me dirigí a su casa.

Esperancita me recibió en la sala, con una sonrisa al cumplir el pedido de su padre

— Papi, Najarro está aquí.

— Dile que pase.

Escuché  la voz del viejo historiador. Estaba acostado en la cama, con su bigote puntiagudo, el peso de su más de 90 años y los espejuelos de aumentos en sus manos.

Nos saludamos. Le extendí la mano y me respondió con un fuerte apretón. Se sentó en el borde de la cama y me invitó a que hiciera lo mismo.

— Conoces la historia de cómo se fomenta la pesca del camarón en Santa Cruz, me preguntó de sopetón.

— Ligeramente. Conozco de la existencia del primer camaronero ahora dedicado a transportar a los trabajadores del Varadero de El Cayo dedicado al mantenimiento de las embarcaciones de las flotas pesqueras, le respondí.

Pepelín se había encargado de entrevistar a uno de los protagonistas para dejar testimonio de  esa interesante historia hasta ahora inédita.

Me muestra unas cuartillas mecanografiadas con algunas correcciones supongo que realizadas por su hija Esperancita, con un título: El camarón.

— Estoy seguro que algún día tú vas a retomar esta historia, por eso te la confío, me dice con brillos en sus ojos.

“Por el año 1952 se presentó en el Muelle de Avadín un barco con su tripulación y todos los avíos de pesca para la captura del camarón» así inicia el testimonio.

«Entre los tripulantes venía Jesús María Gato». Transcurría el mes de abril de ese año.

«Me contó el Gato que habían salido de Batabanó  con rumbo a Baraguá con el objetivo de constatar si en esa región se manifestaba la especie. Ese era el propósito de Torber Sánchez,  el propietario del barco Camarón Segundo».

«Torber Sánchez se había enrolado en la expedición, pero lo capitaneaba Mario Martínez, mientras que fungía como maquinista Ceferino. Los acompañaba también Florencio, el patrón del Yate Aída, que pertenecía igualmente a Sánchez».

Le contó el Gato a Pepelín que Torber, al aproximarse a Baraguá ordenó cambiar el rumbo con destino Santa Cruz del Sur.

Recordó Jesús María Gato que cuando llegaron al sureño poblado camagüeyano le llamó la atención un hermoso barco español de gran porte que estaba fondeado en el puerto en espera para cargar en sus bodegas azúcar.

«Cuando atracamos en el muelle el señor Torber saltó sobre los maderos para iniciar los contactos con las autoridades del puerto. Después nos dijo que les había explicado el propósito de su presencia en la región y el compromiso de que las capturas resultas de las primeras pruebas las pondrían a su disposición para el destino que determinarán».

Le reveló Jesús a Pepelín Cañete que para zarpar a la zona de captura se requería del apoyo de personal práctico y se ofrecieron para la faena José Manuel Cañete (Chingue) y Armando Torres Ferrer. La primera exploración se realizó frente a las costas de Guayabal, en las inmediaciones del río Cauto, desde el Habanero y hasta la Boya de Santa Clara.

«Continuamos las pesquisas, pero no se capturaba mucho camarón y lo que se extraía se entregaba a las autoridades y a veces se vendía a los hoteles».

«La tripulación del Camarón Segundo fue mejorando las capturas. Transcurridos más de 45 días Torber Sánchez me indicó que viajará a Batabanó para buscar el barco el Camarón Primero».

«El Camarón Primero fue el primer barco que se dedicó en Cuba a la captura de la referida especie. Fue adquirido en la Florida».

«Arribe entonces a Santa Cruz del Sur para reforzar la pesquería con esa embarcación que le decíamos el Camaroncito».

«Al principio la manifestación del camarón era limitada pero en la medida que se fueron limpiando los fondos con el arrastre de los chinchorros, comenzó poco a poco a incrementarse las capturas de esas dos primeras embarcaciones dedicadas a la pesca del crustáceo».

Recordó el Gato, que transcurridos tres años el señor Torber Sánchez, invitó a un alto representante del Gobierno a presenciar una maniobra de pesca de camarones en la zona de Cayo Rabihorcado. «Ya en alta mar me indicó que realizará un lance en presencia del Ministro para demostrar que el camarón no necesitaba de una veda pues todo el año se mantenía su manifestación. A partir de ese instante se crearon las disposiciones para se suspender la veda entre 1955 y 1956, aunque me imagino que Torber tuvo que mojar al Ministro. Yo me desempeñaba como patrón del camaroncito”.

Rememoró Jesús María Gato que cuando ellos comenzaron la pesca de camarón en la zona de Guayabal  hacía seis años que los manzanilleros se les había perdido o estaba escaseando la especie. «Considero que con la revoltura de los fondos vino el crustáceo para la costa, entonces  ellos empezaron a extraerlo con Atarraya y no tenia áreas fijas. Una vez, en las Salinas, conversé con algunos de esos pescadores, establecimos una amistad y les enseñé cómo se pescaba en Cienfuegos».

«Allá los pescadores, en aquellos tiempos, mezclaban en una bola, fango, pescado y camarón picoteados, para atraer al crustáceo. Se colocaban unas balizas donde se depositaban varias bolas. Así atraían al camarón con el engodo».

El camarón un plato mi degustado en la alta cocina

Así atraían al camarón con el engodo