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Cayo Carenero, un islote sureño: BESADO POR LAS ESPUMAS DEL MAR CARIBE

A una milla náutica de la ribera oeste de Santa Cruz del Sur ha prevalecido en el tiempo.

 

 

Texto y fotos

Lázaro David Najarro Pujol

 

A una milla náutica de la ribera oeste de Santa Cruz del Sur ha prevalecido en el tiempo, a ciclones y huracanes, un pequeño islote conocido como Cayo Carenero destinado al mantenimiento de embarcaciones del Combinado Pesquero e Industrial «Algerico Lara Correa».

El pequeño islote es conocido igualmente como Varadero de El Cayo, donde  en sus tiempos de gloria se reparaban casi una veintena de embarcaciones pesqueras en un mes.

Se llega al cayuelo en un pequeño barco que sale cada día alrededor de las siete de la mañana y regresa a las cinco de la tarde. Muchas generaciones de santacruceños han laborado en esa instalación.

Es un pintoresco sitio que llama a la atención de pobladores y visitantes por la imagen atractiva que dejan las embarcaciones sobre los carros cunas en el Varadero El Cayo. En las tardes se puede observar además,  una de las puestas de sol más espectaculares de esa región.

Quizás el poeta santacruceño Emilio Ripoll Gomero se inspiró en esos atardeceres para escribir: «maravilla pequeña/ siempre alegre y risueña/ besada por el mar. /Veo en tu inmensa belleza/ que la naturaleza/ te ha querido adornar».

El huracán Paloma hizo desaparecer del este de las costas de la Punta de Playa Bonita, a Cayo Muerto, pero Carenero logró sostener las furias y los vientos de ese fenómeno natural que prácticamente devastó la comunidad pesquera.

Desde el litoral también se puede divisar un conjunto de islotes llamadas Cayo Largo de Mordazo perteneciente al Archipiélago Jardines de la Reina. Se incluyen entre los islotes cercanos de belleza primordial: Pinipiniche, Mate Adentro, Bergantines, Pasa Honda y Güicho.

Todo ese tesoro marino está reflejado en la prosa de Ripoll Gomero: «Veo las olas que crecen/ en su afán de besar/ besar de las olas del mar/ en tu playa, en tu arena/ y se forman amenas/ como blancas azucenas/ las espumas del mar».

El huracán Paloma hizo desaparecer del este de las costas de la Punta de Playa Bonita.Es un pintoresco sitio que llama a la atención de pobladores y visitantes por la imagen.Quizás el poeta santacruceño Emilio Ripoll Gomero se inspiró en esos atardeceres para sus relatos.