COLOMBIA RUMBO A UN PAÍS PARIA
Colombia protagoniza sucesos en el ámbito internacional que lo avergüenzan ante el orbe. Los hechos repetitivos nos han puesto como parias ante los humanos del resto del mundo.
El único país donde el gobierno y su partido se declaran internacionalmente apoyando la paz. En el campo nacional con su comportamiento impulsan la guerra y se declaran contra la paz buscando acabar con la Jurisdicción Especial para la Paz, (JEP), que en esencia busca encontrar la verdad y los responsables de los crímenes de lesa humanidad.
Es decir, estamos condenados a repetir la historia a cada momento. De continuar estos lamentables acontecimientos llegará el día en que la comunidad internacional le cierre las puertas a Colombia.
La torpeza del gobierno y su partido político de buscar servir los intereses personalistas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien sin consentimiento alguno prohibió a los colombianos participar en el sorteo de visas de residentes en Estados Unidos. Los gobiernistas colombianos se encuentran en plena campaña apoyando a Trump, repitiendo las mentiras que los llevó al poder en Colombia. El gobierno colombiano no dijo nada y mucho menos protestó contra los atropellos de nuestros compatriotas.
La intromisión en asuntos internos de otros países, buscando y patrocinando en Venezuela un «golpe de estado», sirviendo los intereses del país del norte, acostumbrado a utilizar a sus «aliados», que no son más que gobiernos arrodillados.
El desentendimiento del gobierno nacional frente al genocidio que se adelanta contra los lideres populares, especialmente de las comunidades indígenas, afrocolombianos, campesinos y trabajadores.
Colombia debe y está en la obligación de aclarar todo lo que exija la comunidad internacional, para poder hacer parte de los países decentes del mundo. Hay que erradicar la mala costumbre, que empezó a hacer carrera desde el Gobierno.
Los colombianos que habitamos este país y los compatriotas que habitan en otros países aspiramos a tener un país con un buen nombre, entre la comunidad internacional, no un país pario; como lo están cultivando algunos mandos del Estado.