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Columnista: URGENCIA MANIFIESTA, ¿UNA OPORTUNIDAD O UNA FRUSTRACIÓN?

 URGENCIA MANIFIESTA, ¿UNA OPORTUNIDAD O UNA FRUSTRACIÓN?

 

 

 

Fabio Olmedo Palacio

En sentencia emanada de la corte constitucional, (C-772/98) firmada por el magistrado José Gregorio Hernández Galindo, la definió como una figura excepcional con unos requisitos muy claros y taxativos, lo mismo que la naturaleza y el fin para lo que legislador la concibió “Urgencia manifiesta-alcance-La urgencia manifiesta, es una situación que puede decretar directamente cualquier autoridad administrativa, sin que medie autorización previa, a través de actos debidamente motivados. Que ella existe o se configura cuando se acredite la existencia de uno de los siguientes presupuestos: cuando la continuidad del servicio exija el suministro de bienes, o la prestación de servicios, o la ejecución de obras en el inmediato futuro-cuando se presenten situaciones relacionadas con los estados de excepción-cuando se trate de conjurar situaciones excepcionales relacionadas con hechos de calamidad o constitutivos de fuerza mayor, o desastre que demanden actuaciones Inmediatas y, en general, cuando se trate de situaciones similares que posibiliten acudir a los procedimientos de selección o concursos públicos”.

Cuando se decreta esta figura, en cualquier lugar del territorio nacional esta viene antecedida,  de situaciones de dolor, huérfanos, viudas, madres, padres y hermanos que pierden a sus seres queridos, familias enteras arrasadas, o sin un techo donde pasar la noche, niños que se acuestan sin probar un alimento, campesinos, emprendedores y empresarios de todos los sectores sociales, que en  su mirada muestran desesperanza,  al ver que el trabajo de toda una vida se ha perdido en segundos, minutos, o en horas . Es por esta razón, que el legislador trajo a la vida legal este instrumento, para que el funcionario acudiera rápidamente a solucionar y proyectar la posibilidad de restablecer las condiciones que  los sectores sociales afectados, requieren para recobrar el impulso del aparato productivo de la nación y en otros casos para paliar el dolor que producen alteraciones de este orden. Por todo lo anterior, cuando los organismos de control, veedurías  y medios de comunicación, comienzan a producir noticias sobre desvíos de dineros, sobrecostos, empresas fantasmas o de papel, de aquellos funcionarios , no da más que asco e indignación, por todo lo que representan los que utilizan este medio para enriquecerse ilegalmente a consta de la tragedia y el dolor. El Papa Francisco en la homilía del domingo de resurrección decía “el corrupto finge ser una persona honrada, pero al final su corazón está podrido”. Esta figura da la posibilidad como lo dicen coloquialmente en mi pueblo, para lucirse y conectarse con la necesidad de una sociedad que reclama urgentemente nuevos liderazgos, alejados de componendas politiqueras, asociaciones para delinquir o vanidades personales. Es el momento, en el que los colombianos de todos los sectores sociales, perciban que el paso del coronavirus, sirvió para que entendiéramos como sociedad, que es hora de un nuevo contrato social en lo nacional y regional.

Está en manos de ustedes señores funcionarios, cuál opción escogen, si lavarse las manos como Pilatos y mirar para otro lado, permitiendo que los dineros sagrados de esta emergencia nacional se dilapiden o se entreguen para otros menesteres no muy claros , o lo conviertan en el motor del cambio . Los organismos de control , pero especialmente la sociedad en su conjunto, debemos estar atentos y vigilantes para que el peso de la ley caiga implacable sobre aquellos miserables que le meten la mano al erario público , para enriquecerse o enriquecer a terceros. Ese sacrificio de los miles de héroes que luchan día y noche contra esta pandemia en las calles, campos y hospitales de Colombia, no pueden quedar en la historia, como una triste anécdota, de un Colombiano valiente, o una  estadística, que rápidamente la condición humana olvida. Finalmente, no me cansare de repetir, que en nuestras manos no sólo está evitar que el contagio llegue a otros, si no también la capacidad de definir un nuevo rumbo para la patria. La historia ha demostrado, que cada tragedia, genera una gran oportunidad de crecer.