Opinión

CONTROL A FAKE NEWS

CONTROL A FAKE NEWS

 

 

 

 

 

Álvaro Beltrán Pinzón

Aunque en la historia de la humanidad siempre han existido noticias mentirosas, propaladas para inducir a las personas a actuar en determinada dirección, tal condición se ha desbordado en los tiempos actuales por la fraudulenta manera como se ha hecho uso de las denominadas redes sociales, que se erigieron como fuente preferida de información para miles de millones de individuos.

Especialistas en comunicación y periodismo estiman que el fenómeno debe analizarse teniendo en cuenta los diferentes tipos de contenido que se generan y se difunden; las motivaciones de quienes los crean y las formas en que se divulgan. Claire Wardle estableció siete categorías, según el grado de intención del embuste deliberado: sátira o parodia, conexión errónea (el titular no concuerda con el contenido), contenido engañoso (para involucrar personas o temas), contexto falso, contenido impostor (origen suplantado), contenido manipulado, contenido inventado.

Ha caído la sociedad en un estado de indefensión que, ahora, con la superabundancia y multiplicación de inexactitudes en relación con el brote epidémico que padecemos, se ha dado en llamar «infodemia». Ante esta contingencia, y seguramente motivados también por la proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las principales franquicias decidieron tomar algunas medidas que, si bien desde ya lucen insuficientes, en algo contribuirán a paliar esta situación.

Twitter y Youtube, con 350 millones y 2.000 millones de usuarios activos respectivamente, agregarán etiquetas de advertencia a las publicaciones con información falsa o engañosa respecto a la enfermedad COVID-19 y anuncian que eventualmente podrán hacer lo mismo con versiones mal intencionadas sobre otros temas. Facebook, con 3.500 millones de usuarios activos, cuyo grupo es propietario de Instagram, con 1.000 millones, creó una comisión supervisora de contenidos, integrada en principio por veinte personas con trayectoria en actividades de defensoría de los derechos humanos y la libertad de prensa, facultadas para sacar del aire noticias mentirosas y recomendar cancelación de cuentas.

Se trata de un esfuerzo necesario para mitigar el uso distorsionado de las TIC y rescatar su validez. Un problema que es de mayor calado, pues afecta a la sociedad y la democracia.