Los trabajadores informales que rebuscan su diario, reclaman de las autoridades ayuda.
Victor Hugo Lucero Montenegro
Sorpresa causó la presencia de miles de personas por las diferentes calles de Bogotá, cuando las autoridades distritales en un esfuerzo grande había podido convencer a la población de un aislamiento voluntario. La norma del gobierno nacional de un encierro obligatorio de cuarentena, ocasionó que la gente saliera masivamente a las calles.
Colas en los supermercados como si se fueran a acabar los productos, colas en las empresas de giros, colas en las depositos de alimentos, se observaban mientra algunas familias más audaces se dedicaban al turismo.
El desplazamiento a primera hora se realizó en forma normal. Antes del mediodía se observaron robos y atracos en las calles y una que otra acción de saqueo especialmente en los supermercados.
«Estoy aguantando hambre desde hace dos días. Se me acabó el dinero y no he podido pasar bocado», expresó Jaime un vendedor ambulante.
«En mi casa de mi trabajo depende mi mujer y 5 hijos. La situación es dura y para completar nos hicieron gastar en transporte el poco dinero que dizque iban a dar ayuda los señores del gobierno», manifestó Pablo, un lustrabotas.
En la tarde la gente desilusionada por la falsa ayuda del gobierno que había sido comunicada por whassat, salieron de retorno a su hogares, Muchachos menores de edad se desplazaron a unos cuantos negocios para saquear alimentos, otros intentaron saquear una joyería, la intervención de la fuerza público impidió que el desorden imperaba.
Este es el primer aviso de la gente que en su mayoría es trabajadora informal. La próxima vez cuando ataque el hambre y el dinero para atender las necesidades de las distintas familias, el desorden y los saqueos imperaran.
Las autoridades tienen la oportunidad en esta ocasión de aplicar correctivos y sobre todo empezar a distribuir la ayuda entre las gentes más pobres de Bogotá.