Bogotá D.C., TOP

Crónica gráfica : GENTE A LA CALLE, EN TIEMPO DEL CORONAVIRUS

Los trabajadores informales que rebuscan su diario, reclaman de las autoridades ayuda.

 

 

 

 

 

 

Victor Hugo Lucero Montenegro

Sorpresa causó la presencia de miles de personas por las diferentes calles de Bogotá, cuando las autoridades distritales en un esfuerzo grande había podido convencer a la población de un aislamiento voluntario. La norma del gobierno nacional de un encierro obligatorio de cuarentena, ocasionó que la gente saliera masivamente a las calles.

Colas en los supermercados como si se fueran a acabar los productos, colas en las empresas de giros, colas en las depositos de alimentos, se observaban mientra algunas familias más audaces se dedicaban al turismo.

El desplazamiento a primera hora se realizó en forma normal. Antes del mediodía se observaron robos y atracos en las calles y una que otra acción de saqueo especialmente en los supermercados.

«Estoy aguantando hambre desde hace dos días. Se me acabó el dinero y no he podido pasar bocado», expresó Jaime un vendedor ambulante.

«En mi casa de mi trabajo depende mi mujer y 5 hijos. La situación es dura y para completar nos hicieron gastar en transporte el poco dinero que dizque iban a dar ayuda los señores del gobierno», manifestó Pablo, un lustrabotas.

En la tarde la gente desilusionada por la falsa ayuda del gobierno que había sido comunicada por whassat, salieron de retorno a su hogares, Muchachos menores de edad se desplazaron a unos cuantos negocios para saquear alimentos, otros intentaron saquear una joyería, la intervención de la fuerza público impidió que el desorden imperaba.

Este es el primer aviso de la gente que en su mayoría es trabajadora informal. La próxima vez cuando ataque el hambre y el dinero para atender las necesidades de las distintas familias, el desorden y los saqueos imperaran.

Las autoridades tienen la oportunidad en esta ocasión de aplicar correctivos y sobre todo empezar a distribuir la ayuda entre las gentes más pobres de Bogotá.

La carrera 7a, parecía un domingo de ciclovía.

Filas en las empresas de giros, para enviar y recibir dinero.Todos esperando la ayuda del gobierno que nunca llegó. Hasta paseos familiares se registraron.

Todos a comprar de todo. Parecía que los productos se iban a  acabar.

El rebusque estuvo al orden del dia.

Todos querían llevar comida a sus casas. Hasta la policía tuvo que colocar el orden.

Las colas fue el común denominador en los supermercados.

Desde la paloma, hasta el motociclista y los peatones se dieron su respectivaEl vendedor de libros manifestó que lo van a sacar de la habitación que paga a diario, por no poder trabajar durante el aislamiento decretado por los gobiernos distrital y nacional.

Cada quien en su actividad. La mayoría aprovechando la oportunidad para salir a las calles.

Hubo tiempo hasta para soñar. Fue un momento de olvido de la critica situación de los trabajadores informales.

Los vendedores ambulantes salieron a conseguirse el diario, pero no lo lograron, La gente estaba sin plata.

La espera fue larga. Nada de nada, cantaban los asistentes la cancion de Jessi Uribe y Paola Jara.

Se creía que era una marcha o una concentración política, cuando en realidad los trabajadores informales reclamando ayuda oficial.

La gente pendiente de los mercados y dinero que iban a dar los señores del gobierno según las cadenas que les llegaron a sus teléfonos celulares. Al final de la jornada con las manos vacías.

Hasta en el Capitolio Nacional se siguen adelantando obras pendientes.

Como si nada, transitaban por los arteria principales de Bogotá.

Los vendedores ambulantes salieron a conseguir lo de comer.Tránsito fue normal en la la cuadra de la cancillería y el teatro Colón

Con toda la tranquilidad los peatones recorren en el centro de Bogotá, unos con protección otros no.