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Editorial: COLOMBIA EN PAZ

Editorial: COLOMBIA EN PAZ

Los sectores golpeados por la violencia, reclaman de la clase dirigente la paz en todos sus aspectos. La paz en el campo, la paz en las ciudades, la paz laboral, la paz en la educación, la paz laboral y sobre todo la paz de la seguridad.

Es deber del gobierno en cumplimiento de la Constitución Nacional brindar la paz a todos los colombianos y sobre todo salir en defensa de los colombianos más vulnerables quienes han tenido la desgracia a pesar de sus problemas, de lidiar con la pandemia del virus ensañado en las zonas más pobres de Colombia.

La paz en Colombia se consigue acabando con la cultura de la corrupción, la cual se apoderó de todos los sectores, La corrupción campea tranquilamente por todos los estamentos. Pocos hablan de acabar con esa pandemia, muchos prefieren mirar para otro lado con la esperanza que los corruptos les de algunas migajas de ese dinero mal habido.

  Las víctimas, que quieren, ante todo, que no se repita «la horrible noche», exigen de las partes seriedad, tranquilidad y, sobre todo, que se imponga la paz, por encima de los intereses personales y políticos. Las personas que han sufrido los embates de la guerra consideran que es el momento para cesar la guerra, en la que los muertos son puestos por los más pobres de Colombia, que hacen parte del Ejército nacional y la guerrilla.

  La propia Iglesia católica se ha pronunciado en favor de la paz. «Es hora de la grandeza, y de buscar, ante todo, la paz de los colombianos; no seguir encendiendo la guerra fratricida, que le ha costado a Colombia la miseria, lágrimas y sangre de muchas víctimas», dicen los prelados.

  La comunidad internacional no se ha quedado atrás, y respalda el proceso de paz, por cuanto considera que es justo y necesario que Colombia se encamine por la reconciliación, el perdón y, sobre todo, por la paz para esta y para las nuevas generaciones, para que sean un ejemplo de concordia ante el mundo.

Ante esa situación los colombianos del común nos vemos en la imperiosa necesidad de buscar, y exigir de una vez por todas, que se concreten los acuerdos para que las nuevas generaciones encuentren un país libre de la guerra y, sobre todo, de la injusticia social.

El gobierno nacional debe cambiar la aptitud en el plano internacional habla de paz, en el plano nacional habla de guerra, mientras los líderes sociales son acribillados, los periodistas y políticos de oposición son víctimas de seguimientos.

En Colombia todos los ciudadanos sensatos clamamos por la paz. La mayoría nos vamos a imponer ante un grupo manipulador y truquero, que busca que se perpetre una guerra permanente para acumular más riqueza material y más poder político.

¡Basta ya! Colombia debe cambiar de rumbo. La paz es la salida digna de un pueblo ensangrentado. Todos los colombianos caminamos hacia la paz, con firmeza y decisión.