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Juan Carlos Gálvez: OTRO ABSURDO ASESINATO

El asesinato que enluta a Bogotá, el de Juan Carlos Gálvez, de 27 años, un joven que fue asesinado mientras hacía su primer domicilio en la calle 17 Sur con la Carrera 11 en el barrio Ciudad Jardín Sur, luego de que un desalmado le pegó un tiro en el pecho a quemarropa.

 

 

 

Una voz de protesta ante la cantidad de  delincuentes que operan en las calles bogotanas y de otras ciudades del país.

Jorge Giraldo Acevedo

En las últimas horas nos enteramos de la  historia del joven Juan Carlos Gálvez, de 27 años,  asesinado en su primer día como domiciliario,  después de soportar el drama de la pérdida del trabajo causado por la pandemia del coronavirus.
Éste, como muchos otros más,  es un suceso  en materia de inseguridad ciudadana y  como todos los que ocurren en alguna calle de Bogotá o en cualquiera de   las ciudades colombiana, por robar  cualquier baratija,   debe ser condenado por toda la ciudadanía.
Los antisociales que asesinaron al joven Juan Carlos Gálvez lo que merecen es la cárcel de por vida y que la sociedad los califique como la peor de las lacras existentes porque  un individuo que somete a una  persona hasta la muerte  es un sujeto depravado y malvado.
Principalmente en la capital colombiana se palpa una ciudad  donde lamentablemente impera la inseguridad en todos los sectores debido a que se disminuyeron las zonas del consumo de drogas alucinógenas, como la calle del Bronx,  pero el problema se expandió por todo Bogotá.
La historia del joven asesinado en su primer día como domiciliario nos causa pesar a la mayoría de los colombianos  y nos  motiva a elevar nuestra voz de protesta ante la cantidad de  delincuentes que operan en las calles bogotanas y de otras ciudades del país.
Juan Carlos Gálvez era técnico en hotelería y turismo y se dedicaba al deporte del ciclismo.
Paz en su tumba, resignación para sus familiares y castigo ejemplar para los autores del absurdo asesinato.

Juan Gálvez, el domiciliario asesinado

Juan Carlos tuvo que empezar a ser domiciliario en el mismo restaurante donde trabajaba su hermano Kevin, de 22 años, porque el hotel Habitel, donde laboraba, se fue a pique por el coronavirus, situación que llevó a que no le renovaran el contrato.

En su primer día de domiciliario, Juan Carlos recibió un pedido sobre las 8:00 p.m. Su hermano, Kevin, cuenta sobre el hecho, que en el momento en que su hermano entregó el domicilio, estaba hablando con él, por eso alcanzó a escuchar cuando el ladrón le dijo a Juan Carlos: «¿Qué hubo pirobo*?, bájese del celular».

Después, Kevin escuchó los ruidos del forcejeo, el sonido seco del impacto del disparo y los jadeos de dolor de su hermano, al que se le fue escapando la vida en un frío andén bogotano. El hermano de la víctima llegó al lugar unos minutos después y pudo ver a Juan Carlos vivo, aunque el dolor del impacto no le permitió a decir ni una palabra.

Una ambulancia lo llevó al Hospital San Rafael pero la gravedad de la herida cobró la vida de Juan Carlos.

Las autoridades  lograron localizar a los asesinos después y tras una intensa persecución, interceptó a los delincuentes que se movilizaban en un vehículo particular, logrando la captura de dos mujeres y un hombre, también se incautó el arma homicida.

«Esto me parte el alma. Son jóvenes, trabajando, asesinados por robarlos. La Policía capturó inmediatamente a los asesinos, pero eso no le devuelve la vida a Juan Carlos y su familia. A la gente no la pueden seguir matando por un celular o una bici».

Ese fatídico día, la tripulación del hombre que asesinó al joven se enfrentó a disparos con las autoridades en el barrio Gustavo Restrepo, quedando retenidos el presunto criminal que accionó el gatillo del arma de fuego, la mujer que iba conduciendo, hermana del malandro, y hasta la compañera sentimental del posible culpable.

Todos quedaron por cuenta de las autoridades competentes y enviados a la cárcel por las medidas de aseguramiento dictadas, mientras el muchacho infortunadamente perdió la batalla contra la muerte al recibir el certero balazo en el pecho.

Esta es una nueva historia de la pandemia en Bogotá donde buena parte de los habitantes se juega la vida en cada instante. Hambre, inseguridad o el coronavirus , son las causas principales de los decesos en una ciudad donde ¡la vida no vale nada!.
Juan Carlos Gálvez, lo ultimo que alcanzo a ver fue el estallido del proyectil que lo mató y la cara del delincuente que le quitó la vida.