Nestor Raul Charrupi Jimenez
Cuando el mundo entero repudiaba el asesinato de George Floyd, de la manera más brutal y descarada, por parte de tres policías en Minneapolis Estados Unidos; en Puerto Tejada, municipio Afro Caucano le molían la cabeza a golpes, de una forma igualmente salvaje y despiadada, al joven Anderson Arboleda, dos policiales de ese municipio.
La policía asentada en Puerto Tejada, de un tiempo para acá, ha llegado prevalida de una inusual consigna: mostrar resultados, matando a la juventud, lo cual desde luego, no solo, es una postura anti ética, despreciando la vida, sino evidentemente racista, por lo selectiva.
Los habitantes de Puerto Tejada en otrora épocas tenían un elevado ingreso per capital, siendo uno de los municipios más ricos de Colombia, productor excelso de Café y Cacao, desde luego, eso se debía a la exuberancia de sus tierras, quizás una de las mejores de Colombia. Inferimos que estas actitudes homicidas de la policía, de ahora, por no encontrar una razonable respuesta; ¿Sera que Puerto Tejada es tierra de nadie?
Bien, todo eso quedo atrás, ya no existe la finca tradicional y, el monocultivo de la caña de azúcar nos ha sumergido, en parte, en la realidad actual de cierta pobreza; con todo, Puerto Tejada es un pueblo de gente honrada, trabajadora y digna y, como en todo pueblo colombiano, la juventud es la esperanza para progresar. Por ello, debemos proteger la vida de los jóvenes, antes que nada, protestando a viva voz, contra esos asesinos, macabra mente simbolizados, ahora, en la despiadada muerte de Anderson Arboleda, en presencia de su familia, de la manera más cruel y siniestra.
Lo deprimente del hecho, es que esta situación sucede recurrentemente en las calles de Puerto Tejada, con muchos jóvenes y, las directivas de la Policía informadas, hacen caso omiso de estos crimines; limitándose, como sanción, a trasladar a los policiales homicidas, seguramente para evitar que las masas del pueblo se tomen la justicia, con su propia mano.
En Puerto Tejada se necesita la policía si, para controlar a los vándalos, incluso para que jovenzuelos prevalidos de adolescencia no cometan desmanes, pero esto lo debe hacer la policía a través de un cuerpo policial especializado, llamado de: «infancia y adolescencia». Pero esa disparadera a doquier, contra cualquier joven que considera sospechoso, no puede seguir, como lo hicieron con Anderson, entrando a su propia casa, dizque por no cumplir la «cuarentena», moliéndolo el cráneo a garrotazos, acción propia de sádicos y degenerados. Todo lo anterior se agrava aún más, cuando existe la sospecha, que pueden existir en estos asesinatos selectivos, cierto tufillo racista, precisamente en el pueblo que mayor se auto reconoce como negro o Afro en Colombia.
Lo de Anderson debe ir hasta las últimas consecuencias y, tiene que haber cárcel y enjuiciamiento, si esto no sucede así, sería un pésimo mensaje para las gentes de Puerto Tejada, lo cual puede tener impredecibles consecuencias.