Opinión

NO HAY QUE DEJAR DE LADO LA ÉTICA

 

NO HAY QUE DEJAR DE LADO LA ÉTICA

Hugo Sierra

En tiempos inéditos como los que vive el mundo entero, principalmente por la pandemia del coronavirus y la fragilidad institucional en algunas democracias, en Colombia es perentorio retomar los principios éticos que rigen el ejercicio del periodismo, anclado en la libertad de expresión como pilar de la democracia.

La preservación de los valores éticos, que son los que enaltecen el oficio periodístico, debe ser el propósito de quienes ejercen la profesión en los actuales momentos de crisis, en los que enviar señales de independencia e imparcialidad son de suma importancia para la sociedad. Se requiere que las reglas de la ética se mantienen inamovibles pese a las transformaciones de los medios de comunicación y los cambios vertiginosos experimentados por el periodismo en los últimos tiempos, lo que garantiza que no sean materia de  ́negociación ́ ante ningún poder económico y político, ni público ni privado.

El compromiso de los periodistas es con la comunidad y con la verdad, lo que implica informar con responsabilidad de manera veraz, precisa y con calidad para que la sociedad tome sus propias decisiones. Solo así es posible recobrar la credibilidad en los medios, que hoy es foco de críticas de distintos actores sociales.

La preocupación del gremio por el escenario en el que se ejerce hoy el periodismo demanda aplicar la ética, lo que significa no perder el principio de la responsabilidad social de los periodistas como columna de la democracia y el Estado de derecho, que pareciera están amenazados en la coyuntura actual.

Teniendo en cuenta la función social de los medios de comunicación se requiere aplicar las normas éticas en tres niveles: contenidos de los medios, el trabajo de los periodistas y en la empresa que constituyen los medios. Este marco ético garantiza a los ciudadanos el derecho a estar informados con veracidad y transparencia.

Los periodistas y los medios no pueden sucumbir a fenómenos como la polarización, las fake news, la persecución y la pauta publicitaria para dejar de ejercer éticamente su trabajo, es decir, con autorregulación y autocrítica, porque estarían renunciando a la credibilidad y a la verdad, valores superiores de la profesión.

Las múltiples plataformas digitales que hoy invaden los medios y dominan el mundo, imponen la obligación de salvaguardar los principios éticos que han tutelado la actividad periodística: la información veraz, la investigación rigurosa y el análisis imparcial deben afianzarse en estos tiempos de transformaciones de la sociedad.

Los nuevos formatos periodísticos que se manejan hoy, redes sociales, video y podcast, y las nuevas exigencias de la era digital, tampoco deben llevar a que la ética se deje de lado porque son herramientas eficaces para responder a la misión de satisfacer el derecho a la información y de contribuir a formar opinión. Para resolver los dilemas éticos que enfrentan en el diario quehacer los periodistas, el CPB exhorta al gremio a que aplique el Código de Ética, que constituye un instrumento eficaz de autorregulación en el desempeño profesional y consagra el ejercicio pleno de la libertad de prensa.

La deontología en el ejercicio del periodismo, que tiene la responsabilidad social de informar sin sesgos y sin intereses particulares en medio de los retos tecnológicos y económicos, está hoy más vigente que nunca como garantía de que la libertad de expresión como derecho no se le puede arrebatar a la democracia.

En los actuales momentos del país es imprescindible que los periodistas cumplan su trabajo no solo con valentía, sino con profesionalismo y apegados a los principios, valores, virtudes y normas de la ética periodística.

Este imperativo ético surge de los medios o empresas periodísticas que tienen el compromiso ineludible de aplicar sus propios códigos de conducta para que los periodistas desarrollen su trabajo cumpliendo los principios que reclama la opinión pública: verdad, responsabilidad social, pluralismo e independencia profesional.