Cultura, TOP

Pacho Galán Blanco: EL REY DEL MERECUMBÉ

Pacho Galán vivió la época del nacimiento de las grandes orquestas en Colombia

 

 

 

 Óscar Javier Ferreira Vanegas

El 3 de octubre de 1904 nació en Soledad, Atlántico, Francisco «Pacho» Galán Blanco, uno de los músicos y compositores más prolíficos de Colombia.

Su talento no se limitó a ser un orquestador, sino un creativo auténtico con sus obras musicales. Su ritmo original, el Merecumbé, no solo fue famoso en Colombia, sino en todo el mundo.

Desde muy joven, Pacho Galán incursionó en la música, tocando violín y clarinete. En 1930 viviendo en Barranquilla entra a la Banda Departamental y en 1940, se convierte en arreglista de la Atlántico Jazz Band, e interpreta sus primeras composiciones. Sus grandes calidades musicales le permitieron también formar parte de la Filarmónica de Barranquilla y la orquesta «Emisora Atlántico» que dirigía Guido Perla.

NACE LA ORQUESTA DE PACHO GALÁN

En 1954 compone su icónico merecumbé «Cosita linda», que lograría un éxito sin precedentes, con muchas versiones a nivel internacional.

Pacho Galán vivió la época del nacimiento de las grandes orquestas en Colombia, junto a Edmundo Arias y Lucho Bermúdez entre otros, que dieron realce a la música tropical e invadieron con su música los grandes clubes y salones, especialmente en el interior del país.
En 1952 graba «Ay cosita linda», para el sello disquero Sonolux en Medellín con la producción musical de Luis Uribe Bueno. La obra se convirtió en un éxito sin precedentes y le abrió el camino como gran compositor, arreglista y director de orquesta.

Pacho Galán era un innovador; hizo una gran aleación entre merengue y cumbia, creando el merecumbé. También creó el «Tuqui tuqui»; «el mecemece». Lucho Bermúdez trató de hacerlo, pero no pudo, con su «patacumbia».

Entre las composiciones de Pacho, están: «Cosita Linda», Linda noche», «El vaivén», «Tuqui tuqui candeloso», «Alegrías de Carnaval» «Camino culebrero» y su muy famosa «Butifarra de Pacho», compuesta en una de sus famosas fiestas, a las que asistían sus amigos. Le fascinaba hacer butifarras, el tradicional embutido costeño. Compuso boleros, bambucos, valses y torbellinos. Ganó en siete ocasiones el emblemático Congo de Oro, en el Carnaval de Barranquilla.

LA MUERTE DE PACHO

En sus últimos años, el Alzheimer hizo mella en el maestro. En varias ocasiones se perdió, ante la angustia de su familia, y les avisaban que lo habían visto deambulando por la vía de Soledad a Barranquilla. Su salud se fue deteriorando y el 21 de julio de 1988, fallece en Barranquilla.

SU SEPELIO

Como miembro del Consejo Directivo de Sayco y director de Relaciones Públicas, viajamos a Barranquilla con el maestro Rafael Escalona, presidente de la entidad,

y Jorge Villamil, presidente emérito, para asistir a las exequias del maestro Francisco «Pacho» Galán. El maestro Rafael tenía una novia en Barranquilla y nos alojamos en su casa. Llegamos entrada la noche. Quise ir a la funeraria donde estaba el maestro y me acompañó un hermano de la agraciada. Cuando llegamos, cerca de las nueve de la noche, la funeraria estaba cerrada y no había nadie, excepto el portero. Después de explicarle que veníamos de parte de Sayco, lo convencí de que dejara entrar. Un gran salón con inmensos ramos de flores y, al fondo, el catafalco del gran maestro.

Como ya Escalona me había inyectado sendos wiskis, yo estaba conmovido. Me acerqué lentamente al ataúd y le abrí la tapa. Pacho, lívido e inmóvil, vestido de blanco impecable y corbata negra. Le hablé coloquialmente. Lamenté su partida, pero le expresé mi afecto y admiración. Le di las gracias por su brillante apoyo a la música. Le recordé lo mucho que lo quería la gente y lo mucho que significó para Sayco.

EL DÍA FINAL

Al día siguiente, se realizaron las exequias del maestro. No fue un día cualquiera. El féretro fue subido a un carruaje blanco, con un cochero a la usanza antigua, con chaleco, corbatín y guantes blancos. Cuatro grandes festones adornaban el coche fúnebre, que recorrió la avenida principal de Soledad a cuyo fondo, al terminar la calle, estaba el edificio de la Alcaldía desde donde observábamos el cortejo.

En el balcón, Esthercita Forero, Rafael Escalona, Jorge Villamil, el alcalde, el gobernador, y yo, el más joven y asombrado de todos.

El desfile corría lentamente, entre aplausos y vivas. De todas las casas sacaron los pickups que sonaban a todo volumen «Ay cosita linda mamá». Entre aplausos y llantos pasaron los despojos de Pacho Galán, hasta el final de la calle donde se detuvo. Comenzó la ceremonia con honores, palabras de Villamil, Escalona y el alcalde. Después siguió la ceremonia litúrgica y el posterior traslado al cementerio, atestado del pueblo que lo amaba. Fue una experiencia única para mí. Allí leí la elegía que hice en su honor, y que fue la primera escrita para un compositor. (Ya van más de doscientas a la fecha).

Allá en el cielo, feliz cumpleaños, maestro Francisco «Pacho» Galán Blanco. Usted es uno de los más grandes de la música colombiana. Sayco se enaltece de haberlo contado entre sus socios más insignes y queridos. Eternamente, usted será «El Rey del Merecumbé».

Pacho Galán era un innovador; hizo una gran aleación entre merengue y cumbia, creando el merecumbé.