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Psicología: TRUCOS NEUROCIENTÍFICOS PARA ENAMORAR

Todos transmitimos una serie de mensajes no verbales, independientemente de nuestra cultura, país o grupo étnico.

 

 

 

Giacomo Girolamo Casanova fue un famoso aventurero y agente secreto italiano del siglo VXII, conocido sobre todo por su faceta seductora, cuyo recuento engloba 132 conquistas amorosas en una época en la que las relaciones sentimentales no eran ni tan frecuentes, ni tan comunes como en la actualidad.

Este autor, dejó en su legado una serie de estrategias que facilitan la conquista amorosa; no obstante, hay quien apunta que tal vez deberíamos cuestionar estas recomendaciones, ya que fueron efectivas en una época en la que las costumbres cotidianas y la forma de abordar las relaciones interpersonales eran muy diferentes a la actualidad. Por ese motivo desde Nueces y Neuronas traemos los siguientes trucos para enamorar, avalados por la neurociencia, que recoge en su libro «La nariz de Charles Darwin y otras historias de la Neurociencia» el autor  José Ramón Alonso peña, Doctor por la Universidad de Salamanca, Catedrático de Biología Celular y Director del Laboratorio de Plasticidad neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León:

Cuida tu lenguaje corporal.

Todos transmitimos una serie de mensajes no verbales, independientemente de nuestra cultura, país o grupo étnico. Lo hacemos a través de la expresión facial, nuestra postura, los gestos de las manos, la mirada o el espacio que dejamos entre nuestro interlocutor. Siempre se ha pensado que son los hombres lo que inician el acercamiento, pero un estudio ha demostrado que los hombres sólo se acercan si han recibido alguna señal de consentimiento por parte de la mujer. Señales como sonreír, mirar de reojo, alisarse el pelo o el contacto físico por ejemplo.

El lenguaje corporal posee un fuerte componente biológico y nos permite transmitir mensajes muy básicos como atracción, deseo, timidez o miedo.

Con una serie de actos sencillos podemos enviar mensajes para que la otra persona perciba nuestro interés. De hecho, según este autor, las mujeres con una conducta de solicitación mayor tienen más probabilidades de ser abordadas que aquellas más atractivas pero con un lenguaje verbal más cerrado o intimidatorio.

Hazle reír.

La risa libera endorfinas y nos genera sensaciones placenteras. En 2004, los psicólogos Arthur Aron y Bárbara Fraley realizaron un estudio en el que dos desconocidos tenían que realizar una actividad en pareja. En unas ocasiones se trataba de algo simplemente agradable o divertido, en otras era algo que provocaba la risa de forma intensa. Se pudo comprobar que las personas se habían reído con su compañera o compañero desconocido se sintieron más atraídos hacia ellos.

Comparte detalles íntimos.

Arthur Aron, psicólogo de la Universidad de York, ha establecido un cuestionario de 36 preguntas para enamorarse. Este cuestionario implica contestar proporcionando detalles íntimos de forma poco invasiva o inquisitiva. Y es que Aron comprobó que después de treinta minutos hablando de temas personales, seguidos de otros cuatro minutos mirándose a los ojos (lo cual favorece la liberación de oxitocina), el porcentaje en las que surgió una fuerte atracción fue muy superior al que se hubiese esperado en otras circunstancias.

Crea un buen ambiente.

La música activa los centros emocionales del cerebro y ayuda a liberar dopamina, uno de los neurotransmisores asociados a las sensaciones placenteras y la felicidad. En un estudio realizado en la década de los ochenta se comprobó que las mujeres que evaluaban fotos de hombres los consideraban más atractivos cuando sonaba como música ambiental un rock suave que cuando escuchaban jazz o cuando no había música.

En cuanto al lugar, debes tratar de cuidar detalles como la iluminación ―puede ser conveniente una luz tenue pero que no esté demasiado oscuro―, los aromas de la habitación o la distribución de los objetos en el espacio ―preferiblemente dando sensación de orden y comodidad―.

Establece conexión.

Para ello lo mejor es establecer contacto visual. El cruce de miradas, cuando se hace de forma sutil y no invasiva, incrementa los sentimientos de atracción, interés, proximidad y excitación. Durante el cruce de miradas se activan zonas del cerebro relacionadas con la recompensa, pero es esencial calibrar la respuesta de nuestra pareja en todo momento para no llegar a resultar molestos o intimidarla.

En un estudio publicado en los Proceedings of the Royal Society se le pidió a personas de ambos sexos que valorasen el atractivo de gente fotografiada. Las que fueron valoradas como las más atractivas siempre fueron aquellas en las que  la persona miraba directamente a la cámara sonriendo, especialmente si eran del sexo opuesto.

Dale algún pequeño susto.

¡Pero con cuidado! Las regiones cerebrales que procesan la ansiedad, el sentido de alerta y la atracción están conectadas entre sí. Parece que el cerebro mezcla o confunde la excitación causada por el miedo  con la atracción o excitación sexual. Aunque la razón exacta no se conoce, es posible que la adrenalina liberada en nuestro cuerpo por la sensación de peligro se mezcle con la excitación de la atracción sexual. Por eso cuando alguien nos gusta nos ponemos nerviosos.

Puede resultar conveniente llevar a tu pareja a un parque de atracciones o a ver una película de terror. ¡Pero es importante ser cauteloso y no acabar asustando a tu pareja de forma muy intensa o tal vez se niegue a repetir la experiencia!

¡Agita el cóctel de neurotransmisores!

Las sensaciones de felicidad y bienestar están relacionadas con varias sustancias químicas que se liberan en nuestro cerebro. Puedes realizar actividades sencillas que ayuden a segregar estas sustancias en el cerebro de tu pareja. Un poco de chocolate ayuda en la liberación de dopamina, acariciarle, darle un masaje o bailar con ella ayudará a liberar oxitocina, y realizar actividad física juntos, como un paseo en bicicleta o una ruta de senderismo, pondrá en marcha los motores para la segregación de serotonina.

Todas estas actividades pueden ayudarte a que tu pareja establezca una asociación entre todas esas sensaciones placenteras y tu presencia. Son actividades sencillas y al alcance de cualquiera, ¡en tu mano está el utilizarlas!

Las sensaciones de felicidad y bienestar están relacionadas con varias sustancias químicas que se liberan en nuestro cerebro.