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Santander Díaz: EL ETERNO ENAMORADO DE CLAUDIA DE COLOMBIA

Carlos Arturo Díaz Herrera, más conocido como «Santander» Díaz.

 

 

 

 Óscar Javier Ferreira Vanegas

Carlos Arturo Díaz Herrera, más conocido como «Santander» Díaz, nació en San Juan Nepomuceno, Bolívar el 11 de mayo de 1933. Alguien notó su gran parecido con el  prócer de la independencia, con su bigote afinado, y lo llamó Santander.

Comenzó su carrera en su natal San Juan Nepomuceno, siendo cantante de varias agrupaciones musicales. En 1953, en Barranquilla, Santander Díaz entró a conformar el popular trío «Los Isleños», junto a los cantautores, el chocoano Gastón Guerrero, y el ocañero Oscar Fajardo. La agrupación recorrió América, interpretando boleros y música caribeña.

Santander se retiró del grupo en 1967 para entrar a gerenciar la editora musical Peer International, en Colombia, y se instaló en la calle 18 con carrera novena en Bogotá. Este icónico lugar congregaba a los compositores que buscaban grabar sus obras. Y también fue un inolvidable sitio de bohemia, donde después de las seis de la tarde nos reuníamos a cantar y a compartir.

Recuerdo a Diego Rodríguez, Claudia, Miguel Fernando, los hermanos Luz Ayda, Diana María y Oscar Iván, Oscar Fajardo, Gastón Guerrero, Guillermo Barreto, Daniel Moncada y Mario Gareña, quien llegaba con su munición de guaro bien envuelta en una talega. La bohemia era el sino de unión; éramos una  familia. Los fines de semana la tertulia se prolongaba en apartamentos de amigos y en «El Conquistador», frente a Sayco, restaurante bar, de propiedad de Fernando González-Pacheco y otros socios, donde con frecuencia nos reuníamos. Lo administraba un personaje a quien decíamos «El Viejecito», fanático de «Los Isleños», quien entraba a la tertulia con mucho entusiasmo. Allí había una pequeña tarima donde todos pasábamos a cantar…y a libar se dijo.  Sobra decir que el sitio se quebró, con una gran suma de vales sin pagar. Otro sitio de tertulia fue el «Charlie Bar» en la avenida 28 en Bogotá, propiedad de Eduardo Perdomo, poseedor de la discoteca más grande de música popular.

«Mister OTI» y «El viejo Santa», eran apelativos de sus amigos. Santander estudió dirección musical y producción artística en Estados Unidos y Francia. Sin duda alguna, ha sido uno de nuestros grandes productores y directores artísticos.

En 1969 ganó el concurso La Orquídea de Plata y logró el primer puesto con su hermoso bolero «Me enamoré de ti».

En 1970 comenzó a manejar a la joven cantante Gladys Caldas, convirtiéndose en su productor para la disquera CBS, bautizándola como «Claudia», quien comenzó una rutilante carrera de éxitos internacionales. «Tú me haces falta», de Armando Cabrera, fue el primer éxito de Claudia, a los que se sumaron otros como «Nuestra historia de amor», de Luis Gabriel Naranjo, «Tengo ganas de ti», de Miguel Fernando, «Tiempo para Amar» de Manoello, «Río Badillo» de Octavio Daza, y «La sombra», cumbia de Santander Díaz. Para él fue muy importante dar la oportunidad a los compositores colombianos; aparte de que las obras se grababan para la Peer, que él gerenciaba.

Santander Díaz se desvivía por Claudia. Fue su gran amor. Recuerdo que le faltaba un tema para completar el disco que debía terminar al día siguiente, y fui testigo cómo compuso «Acuérdate de Olvidarme». Tarde de la noche llamó por teléfono al arreglista Diego Rodríguez y le tarareó la canción, comprometiéndolo para hacer el arreglo esa noche y citar el día siguiente a los músicos para grabar en los Estudios Ingesón de la calle 22 en Bogotá. Así fue. La canción se grabó y la producción se entregó a tiempo.

En una grabadora estéreo que tenía en su oficina, escuchaba una y otra vez las mezclas de las canciones, haciendo anotaciones para pulirlas como un diamante, con José Sánchez, el ingeniero de sonido en Ingesón.

Por inconvenientes, la unión artística y personal con Claudia terminó después de un viaje a Centroamérica, lo que lo afectó grandemente. Emocionalmente nunca pudo reponerse. Claudia fue su obra maestra, así que ella nunca ha reconocido el trabajo de su mentor y productor. La ingratitud fue grande, pues el día del sepelio de Santander, brilló por su ausencia y ni siquiera envió una corona. Santander Díaz fue velado con honores en la sede de Sayco, la sociedad autoral de la que fue vicepresidente, donde se hizo una cámara ardiente en su honor con cantantes y músicos a lo largo de la noche. Como anécdota recuerdo que la limusina que llevaba sus restos, se varó a la salida de Sayco por varios minutos.

Santander Díaz también dirigió a Billy Pontoni y al cuarteto «Las estaciones». También fue mi productor en el disco que grabé para Discos Clan, de Orbe. Compuso temas para cantantes como Danny Rivera, Sophy de Nueva York, varios trios mexicanos y Helenita Vargas. Santander ocupó el segundo puesto en el Festival OTI en Nueva York, en 1984, con la obra «Tu pueblo y mi pueblo», coautoría con Víctor Manuel García.

Hace 30 años, un infarto fulminante sorprendió a Santander Díaz a la edad de 57 años, ocasionándole la muerte. Romántico por naturaleza, conquistador incansable, tenía en su corazón una larga lista de amores.

Un día, en una de las tertulias, Guillermo Barreto se imaginó el sepelio de Santander en el Estadio El Campín, a donde desfilaba una larga procesión de mujeres vestidas de negro, con su velo bañado en lágrimas, una a una, frente al féretro de Santander, su viejo amor, susurrando frases de despecho…. Y Santander se reía con la ocurrencia.

«No hay cariño en esta casa», decía Santander cuando llegaba a una reunión y no le ofrecían un aguardiente. Su canción favorita tenía una frase al final: «Como siempre tú». Al llegar al «»: Santander señalaba a la dama que le gustaba. Era un donjuán incorregible. Su hijo Carlos Arturo heredó su gran talento musical.

Carlos Arturo Díaz Herrera compuso la obra icónica de su pueblo natal «San Juan de mis amores» Siempre pregonó con orgullo ser un artista y compositor colombiano. Honor y gloria a SANTANDER DÍAZ.

En 1970 comenzó a manejar a la joven cantante Gladys Caldas, convirtiéndose en su productor para la disquera CBS, bautizándola como «Claudia».