Antonio Nariño y Francisco Antonio Zea en la imprenta.
Magda Ortega
En días pasados, una turba indolente e ignorante de la historia de Colombia, así como de la figura de don Antonio Nariño, quien de sus 58 años sufrió cárcel por más de 20 por su promoción, defensa y protección de los derechos de la persona y del ciudadano, derribó de su pedestal en la ciudad de San Juan de Pasto, capital del Departamento de Nariño, la estatua conmemorativa de este padre fundador de la patria colombiana.
La Academia Patriótica Nacional Antonio Nariño, su Presidente, Prof. Dr. Hernán Alejandro Olano Garcìa, MSc., PhD. y la comunidad patriótica, solicitan al Gobierno Nacional, un acto de desagravio, para quien ha sido considerado como «El colombiano de todos los tiempos», e invitan a la ciudadanía, a considerar que las expresiones de violencia no permiten construir una nación justa, libre y en paz como la que soñó El Precursor Nariño.
Sendos comunicados expdieron las Academias de Historia de Nariño, Caldas y Cartagena de Indias, que igualmente se manifiestan sobre el particular y que citan las palabras del Precursor Don Antonio Nariño, propias para la ocasión:
Odié siempre por instinto a los tiranos, luchando contra ellos perdí cuanto tenía, perdí hasta la patria; cuando apareció por fin esa libertad por quien había yo sufrido tanto, lo primero que hizo fue tratar de ahogarme en sus propias manos (…)
Como tantas veces lo ha solicitado nuestro Presidente, doctor Olano al Gobierno Nacional, en esta y la anterior administración presidencial y ministerial, es necesaria la reglamentación de la ley 1874 de 2017, que obliga a la enseñanza de la Historia de Colombia, eliminada por Belisario Betancur y Rodrigo Escobar Navia en su administración.
Sea la oportunidad, para dialogar, sustentar y/o compartir la historia con quienes la ven de otra manera. Cada pueblo ve desde su mundo…