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La Isla de la Juventud: MEMORABLES COBERTURAS PERIODÍSTICAS

En extremo derecho en mi cobertura periodística en la visita de Fidel y Pérez de Cuéllar a la escuela «Hendrich Wilbooi», de estudiantes de Namibia.

 

 

 

Lázaro David Najarro Pujol/

Corresponsal en Cuba de Primicia Diario

Fotos Bohemia y archivo del autor

 

 

La Isla de Pinos, Cuba,  (la ínsula de los mil nombres), es sitio de mis más bellos recuerdos. La primera visita la realicé con apenas 14 años cuando tripulaba, como practicante de marina de la Escuela de Pesca Carlos Adán Valdés de La Habana del Este, e barco bonitero número 79.

Desde entonces comenzaron mis vínculos con lo que es hoy el municipio Especial Isla de la Juventud. Dieciséis años después, tras egresar en julio de 1983 como periodista  de la Universidad de Oriente y regresar de un viaje de la República Checa, decidí residir en Nueva Gerona, la ciudad cuyas calles están tapizadas de adoquines y fragmentos de mármol.

En el amplio periplo por Checoslovaquia, (octubre de 1983),  formé parte de una delegación juvenil en la que no faltaba la representación pinera. Enseguida establecí una amistad con la soñadora y fantasiosa Clara Álvarez, periodista de Radio Caribe. Conversé de mis planes de viajar a la Isla.

Entre mis propósitos estaba realizar el mismo recorrido por los lugares de los Canarreos que había conocido cuando mi adolescencia para poder terminar un proyecto de mis experiencias personales, una especie de diario de mis andanzas por la región.

El Diario Diario se convirtió en un libro de crónicas o relatos que preparaba desde finales de la década de 1970 pero con los apuntes que tenía en mi libreta de notas. Requería volver a  vivir similares experiencias pero con la visión de un periodista.

Clara Álvarez fue quien me habló de la posibilidad de trabajar en la emisora Radio Caribe e inmediatamente me puse en contacto con el radialista Dagoberto Consuegra, director entonces de la emisora.

El 4 de diciembre de 1984 alrededor de las 10 de la mañana arribé por segunda ocasión a Nueva Gerona. Al siguiente día estaba inmerso en la labor de reportero de  Radio Caribe, con mi presentación a directivos de los sectores que debía atender.

Volví sobre mis recuerdos: Participé en una cobertura al centro turístico de Cayo Largo del Sur, al igual que a las zonas de pesca de la Isla de la Juventud. Escribí una serie de 10 capítulos sobre los pescadores del barco bonitero Argues I, bajo el título Los Guerrilleros del Golpe, Premio Nacional del Concurso Periodístico 1ro de Mayo.

Pero mi primera cobertura fue más allá de mis sueños y mis objetivos, cuando Jorge Alfredo Chales Urquiza me acreditó para un recorrido que realizaría el líder  histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz y la delegación que acompañaba al Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, el 29 de mayo de 1985.

Los principales detalles de esa cobertura los recogí en el libreto radial que escribí de la visita de ambas personalidades a la escuela «Hendrich Wilbooi», de estudiantes de Namibia.

Lo conservé durante 35 años, punto clave para documentar la reseña  Genocidio de Cassinga: ¿EL SILENCIO DE LOS QUE NO TIENEN DERECHO A LA VIDA? publicada el día 20 de mayo de este año en la revista colombiana Primicia Diario, páginas 10 y 11, al igual que en mi blog personal CamagüebaxCuba, entre otros sitios.

Esa mañana de mayo, cuando Fidel habló de la masacre de Cassinga, los ojos de sobrevivientes que vivieron la tragedia se humedecen. Yo no imaginaba tanta barbarie, tanta impunidad ante un crimen tan astros:

«La prensa Internacional no habló una palabra de eso; no, no eran blancos los que estaban muriendo, eran namibios, eran africanos, eran negros. La prensa -norteamericana, por supuesto, no habló de eso, la televisión norteamericana no habló de eso, porque, lógicamente, de eso no se habla. Los africanos, los negros, en la concepción Imperialista del mundo, no tienen derecho a la vida, no tienen derecho a la denuncia, no tienen derecho, a la protesta en su «prensa libre», en su «mundo libre…», denunció Fidel.

La inmediatez constituía una premisa fundamental en aquellos tiempos. El  guión se escribió el mismo día 29 de mayo de 1985 luego de un amplio recorrido con Fidel y Pérez de Cuéllar, con el objetivo de que las agencias internacionales y nacionales no nos dieran el «palo periodístico».

Era tan rica la documentación, entre testimonios, entrevistas con algunos de los sobrevivientes y emocionantes discursos de Fidel y Pérez de Cuéllar, que escribí un radio documental sobre la Masacre de Cassinga.

La primera escala de ambos estadistas se efectuó en el Presidio Modelo. Fidel entró a unas de las circulares conduciendo un yipi soviético de cuatro puertas. Al lado estaba sentado  el entonces secretario general de la ONU. Escurridizo, alcancé ubicarme a pocos centímetros de Pérez de Cuellar con grabadora en ristre. Yo  vestía una guayabera de color claro.

Vinieron muchos memorables recorridos por la Isla de las Cotorras o la Isla del Tesoro, entre los que también resalta el transcurrido el 1 de octubre de 1985 cuando la visita de Fidel Castro con la delegación que acompañaba al Presidente de Tanzania Julius Nyerere.

Tanto Fidel como Nyerere estaban emocionados con los cantos y bailes de los estudiantes de la nación africana.  Nyerere comenzó a bailar, contagiado con los ritmos del continente negro. Días después, el 8 de octubre, Fidel arribaba a la Isla con la delegación que lideraba Robert Mugabe, Presidente de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe y Primer Ministro.

El Comandante en Jefel, siempre incansable, de grandeza física y espiritual, con su andar de gigante nos obligaba a todos seguir sus mismos pasos. Era un recibimiento tras otro el mismo mes de octubre. El estadista cubano arribó nuevamente el día 14, con la delegación que acompañaba al Presidente del Partido Unido de la Independencia Nacional y Presidente de la República de Zambia, Kenneth D. Kaunda.

En uno de esos periplos de Fidel por centros de interés históricos, económicos y sociales me dejó la caravana y tuve que esperarla con el Volga 2410 soviético color hueso en el puente de hierro de Nueva Gerona. Se me fue la caravana porque quería dar el «palo periodístico».. El auto no podía incorporarse a la caravana y me admitieron en el descapotable de la seguridad personal, que se adelantaba siempre a la columna de vehículos.

La Isla de la Juventud, es la ínsula de mis agradables recuerdos, tanto por las experiencias en los recorridos junto a  Fidel e importantes personalidades, como por las nostalgias de mi adolescencia y juventud.  Isla de Pinos es y será, un misterio y una añoranza, donde el olor a azahares domina el aire.

Lázaro David Najarro Pujol corresponsal de Primicia Diario en Cuba