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Academia: ASOCIACIÓN DE UNIVERSIDADES DE AMÉRICA, UN PROCESO INTEGRACIONISTA

Marco Tulio Calderón Peñaloza, presidente de la Asociación de Universidades de América y rector de la Universidad La Gran Colombia.

 

 

 

Omar Iván Vargas Ballén

La idea de unir las universidades de las tres Américas y las instituciones de educación superior tiene su génesis en las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), iniciadas en 1994, con la celebración de la Primera Cumbre de las Américas en Miami y la participación de 34 países del continente, iniciativa desarrollada a través de la OEA.

La idea se dinamizó con las reuniones ministeriales de Denver, 1995; Cartagena, 1996; Belo Horizonte, 1997 y San José, 1998. Las tres primeras fueron discusiones acerca del contenido y los alcances de la iniciativa y la de San José, sintetizó los acuerdos logrados.

El 21 de marzo de 1996 en la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena en el grupo de trabajo de servicios, quedó consignado el papel de la educación superior en los diferentes procesos de integración económica que comprendían el Grupo Andino, el Mercado Común Centroamericano, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Asociación de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA), la Comunidad del Caribe (CARICOM), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), Pacto Amazónico y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). La universidad Militar Nueva Granada fue designada para liderar seminarios y foros con los organismos multilaterales y expertos en globalización, los cuales fueron orientados por Manuel Sanmiguel Buenaventura, rector de la UMNG y Gerney Ríos González, decano de Administración de Empresas.

«Eventos de esta naturaleza hacen posible una evaluación precisa de nuestra universidad en el contexto nacional e internacional y constituyen una demostración de la altísima calidad de la academia colombiana en cumplimiento de los tratados internacionales y la integración de las instituciones de educación superior», sostiene la misiva presidencial, y señala que, «los documentos aportados al foro del ALCA de la Amazonia,  demuestran la indiscutible presencia de la investigación y el liderazgo que necesariamente tienen que ser implementados por las Universidades de América, traspasando fronteras con debates permanentes que sirvan de antena receptora  para medir nuestras necesidades de unión y mejorar la calidad de las economías y la educación».

El abogado y educador, Marco Tulio Calderón Peñaloza, presidente de la Asociación de Universidades de América y rector de la Universidad La Gran Colombia plantea la función esencial que «cumplen las universidades en el desarrollo científico-tecnológico de la humanidad, la implementación y protección de los recursos de la biodiversidad, las posibilidades de conocer e investigar el patrimonio cultural autóctono de los pueblos ancestrales, son aspectos para las dinámicas universitarias con un sentido humanístico». Contextualiza que, «referente fundamental es la inclusión de profesionales inmersos en normas de acreditación con aplicación global, consecuentes en la oferta curricular, los procesos de alta calidad, evaluación y acreditación, pilares en la transformación universitaria de América Latina».

«El tema de la educación siempre estuvo incluida en las mesas de trabajo como factor dinamizador e integrador de las 34 naciones presentes, EE.UU. Canadá, los países latinoamericanos y diez estados caribeños», sostiene el director general de la Asociación de Universidades de las Américas, el escritor e internacionalista, Gerney Ríos González.

Frente a la pregunta ¿cuál es el papel a jugar por los sistemas de educación superior en los procesos de integración en el continente americano? Ríos González, responde, «enlazar la apertura comercial para la educación superior, pública y privada, en forma presencial, a distancia y virtual, dentro de una competencia de la oferta y la demanda». Agrega, «la multiplicación de franquicias o sedes foráneas del mercado académico de las naciones más desarrolladas, con una gran rentabilidad por los incentivos fiscales, laborales y de marcado, además, las importaciones de tecnología para la educación superior, aplicará parte de sus presupuestos en el pago de licencias, derechos de autor, en la conectividad del conocimiento, con la adquisición y asimilación de alta tecnología».

Universidad de Chile.