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Así no es: JORGE ALFREDO VARGAS, ASÍ NO ES

Santiago de Cali

 

Rafael Camargo

La situación bochornosa, llegando al límite de una catástrofe, no puede ser tomada a la ligera por los medios de comunicación.

Resultaron ridículas las expresiones de Jorge Alfredo Vargas y su equipo de Blu Radio al originar un programa, supuestamente de humor, sobre la delicada situación por la que atraviesa Santiago de Cali, el Valle del Cauca y buena parte del país.

Eso no es para risitas señor Jorge Alfredo ni para chistes de medio pelo que sólo los hacen reír a ustedes en sus mullidos sillones, mientras se libra una guerra civil en las calles, los barrios, las avenidas y una ciudad con un poco más de 2 millones de habitantes.

No es con el cuentico de que «estamos contigo amigos de Santiago de Cali» y acto seguido «güepa jé», «Cali pachanguero» y «Del puente pa´allá» y que «Viva Cali, Chipichape y Yumbo» con risitas y que bonita la ciudad y que la manida frase de «capital de la salsa».

No señores, el asunto es grave. Es una ciudad sin gobierno, con un alcalde de medio pelo, con concejales arrugados por la corrupción, cómplices de los robos a los cuales se ha sometido el erario. El asunto no es de chistecitos, sino que respuestas por quienes se han llevado el presupuesto con ferias virtuales y homenajes al diablo.

Hable señor Jorge Alfredo del silencio de los entes de control amañados con el despilfarro y callados ante los robos a la vista de la ciudadanía.

Ya se debe acabar el cuento de «arriba el Cali», «arriba el América» y que Juanchito y el cuento del bailecito y las hembras buenas para rumbiar.

Señor Jorge Alfredo: no sea cínico y respete a Santiago de Cali, al Valle del Cauca que en estos momentos despide a sus muertos, unos por la Covid-19 y otros por las agresiones oficiales. Estamos en una situación en la cual los habitantes ven cómo les atacan sus negocios, les queman sus pertenencias, les atracan en las calles y les llegan con armas a las casas amenazando a sus residentes.

Nos gustaría verlo en una calle, en medio de gases, asaltos, niños corriendo, heridos a diestra y siniestra, con sonidos de balas de aquí y allá. De seguro cambiaría de semblante porque el miedo limita con la valentía o la cobardía y de pronto usted asume la segunda parte.

Vaya con sus chistecitos mediocres a otro lado. Si su pírrico cerebro no le da una idea para buscar la paz, cállese, que lo hace mejor. Le exigimos que pida perdón a esta sociedad que se enfrenta ahora entre hermanos. No más discriminaciones. No más guerras entre muchachos y jóvenes del Esmad, no más broncas entre indígenas y habitantes de una zona de la ciudad. No más feminicidios. No más narcotráfico. No más exhibicionismo ni revanchismo deportivo.

Lo que vive Santiago de Cali no es un espectáculo para que los periodistas de las tardes radiales vean la tragedia como una corrida de toros o un concierto de rock.

La ciudad busca diálogos sinceros. Santiago de Cali quiere diálogos con todos. Como cuando van en el mío o deambulan por la calle quinta o reciben la brisa de los Farallones por la calle sexta.

Respete a Cali señor Jorge Alfredo. La ciudad y sus habitantes no están para sus programas pendejos.

José Alfredo Vargas