Opinión, TOP

Charlemos: MEDIOS Y MENTIRAS QUE PARECEN VERDADES

Los autodenominados medios grandes de propiedad de los grandes capitales atraviesan por la crisis al perder la credibilidad. 

 

 

 Manuel Tiberio Bermúdez

En este mundo moderno, en el que las nuevas tecnologías nos deslumbran pero que no dan oportunidad del disfrute por la velocidad a las que cambian, el periodismo, definido como «la actividad profesional que consiste en recolectar, sintetizar , jerarquizar y publicar información relativa a la actualidad», ya no es exclusividad de medios de comunicación tradicionalmente reconocidos.

Los medios, que hasta hace poco parecían dueños de la verdad sobre la realidad en la que nos movemos, han dejado de serlo. Cuando un hecho se produce, inmediatamente se activan  para comunicarlo, no sólo los periodistas al servicio de de esos  medios de comunicación que hoy pululan: radio, prensa, televisión, internet, sino otros «periodistas espontáneos», a quienes el tema les interesa, y «cuelgan» en sus página web, en sus blog, en sus podcast,  trasmiten por sus emisoras en la internet  o envían por email las últimas novedades del acontecimiento.

Son esos medios alternativos, que no están atados a la publicidad que amordaza, los que nos están salvando de aquella máxima que señalaba «que en una confrontación la primera víctima es la verdad», porque sin otro interés que el de contar lo que sucede dan a conocer los hechos tal cual como los perciben. Es aquí cuando toma fuerza la norma que dice: «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto». Y esos medios alternativos, cada vez en mayor número, se están convirtiendo en los veedores de la cotidianidad dando a conocer la realidad, de la que los medios no informan porque tienen compromisos comerciales que les impide relatar los sucesos y expresar opiniones «que no molesten a quien pone el dinero de la pauta».

Así lo hemos podido ver con  lo sucedido en estos días de paros y bloqueos. Lo hemos visto con los sucesos de horror que se han vivido. Menos mal, para nuestro gusto, que no solamente los periódicos, las cadenas de televisión o las emisoras, son hoy en día propiedad de quienes quieren manipular la información. Hay otros medios alternativos que nos permiten conocer las verdades que muchas veces el dinero de la publicidad silencia.

Las redes sociales y el periodismo independiente han desplazado en buena parte a los tradicionales medios de comunicación.