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Daniela García: «EL ARTE ES LA VOZ PARA NO DEJAR MORIR NUESTRA HISTORIA»

Daniela García artista

 

 

 

Manuel Tiberio Bermúdez

En Caicedonia poco o casi nada se habla de arte o de los artistas que emergen, de quienes van haciendo camino buscando su propia manera de contar el mundo y las experiencias que les ha tocado en suerte vivir.

Pero en La Centinela del Valle hay talento y talentosos que, sin aspavientos, casi sin apoyo de las pocas entidades culturales que hay, se abren paso en una ciudad trepada arriba en la cordillera central y de la que se conoce de oídas que es  una de las regiones que produce uno de los mejores cafés de Colombia.

De allí son importantes músicos, algunos escritores, artistas plásticos, cantantes, periodistas, fotógrafos, y deportistas, que han ido dejando en alto el nombre de una ciudad que a veces no sabe, ni celebra sus logros.

Allá vive Daniela García quien nació en Armenia, la capital del Quindío, pero ha residido desde muy chica en Caicedonia.

Estudio la primaria en la Escuela Parroquia de la Centinela del Valle; bachillerato en el Colegio Heraclio Uribe Uribe de Sevilla y en la actualidad estudia Artes Plásticas en la ciudad de Cali, luego de intentar convertirse en una ingeniera mecánica. Sus primeros contactos con el arte los tuvo en su ciudad natal participando en algunos talleres de pintura que allí se daban.

Dice ser «una persona intuitiva, introspectiva, alegre y apasionada por el dibujo y la exploración». Le gusta leer sobre historia del continente y de nuestro país para entender, como el arte colombiano y latinoamericano, se ha nutrido de todos los sucesos históricos que han ido marcando una identidad propia frente a otras corrientes artísticas.

Cuando llegó a Bellas Artes descubrió el contrate que había entre la idea que tenía del arte y lo que realmente era. En el arte ha encontrado su camino y asegura que es lo que realmente le apasiona.

Sus padres Elizabeth Mesa Merchán y Luis Amado García López, una funcionaria publica y un docente de español y literatura, han cultivado siempre el amor a las expresiones artísticas y ella misma ha probado con la danza; la música  y finalmente la pintura, por la que se ha decidido.

-Mi padre siempre me ha compartido su pasión por la música, el teatro y la escritura. Gracias a él cuando tenía 6 años participe en «Paraíso» una película realizada en Caicedonia, escrita por mi padre. Mi madre siempre ha sido amante del dibujo y me compraba muchos colores y lápices para que dibujara; luego me inscribió a los cursos de pintura en la Casa de la cultura cuando tenía 8 años, rememora Daniela.

Sus padres han estado presentes en el proceso de su formación como artista inculcando en ella el amor por las artes y permitiéndole y animándola a explorar en varios espacios del arte hasta que encontró en las artes plásticas su punto de interés.

¿Cómo ve Daniela, el ambiente cultural en la Centinela del Valle?

-Es un ambiente muy enfocado a la música y está dejando atrás las otras artes. El Teatro y las Artes Plásticas, por ejemplo. Algo que me gusta en Caicedonia es que se fomenta y la música, pero está excluyendo a las personas que viven de la pintura, y el teatro y otras manifestaciones.

Respecto a lo que hace falta en lo cultural en Caicedonia Daniela dice: «Faltan espacios que visibilicen el Teatro y las personas que pintan, dibujan, hacen escultura y trabajan con literatura. Falta fomentar mucho más los espacios de arte. A mí personalmente, me interesa generar más circulación artística en Caicedonia, mostrado el arte de nuestros creadores caicedonitas».

¿Cómo descubre el arte como forma de expresión?

-Desde niña me ha fascinado crear y construir, siempre he tenido un espíritu muy inquisitivo. Para mí la creación y la exploración son fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico. Desde pequeña he hecho manualidades usando la plastilina, el papel, la pintura y los colores.

En 2017 me presenté en la universidad de Caldas para estudiar ingeniería mecánica siguiendo el sueño de crear para el mundo y no fui aceptada, pero la vida da muchas vueltas y finalmente, a los 17 años ingresé a estudiar Artes Plásticas en Bellas Artes de Cali y allí fue donde descubrí la infinidad de posibilidades que me da el arte para forjar los sueños y mi cotidianidad.

¿Cuál, inicialmente, es la expresión artística que usa para narrar el mundo que le rodea?

-Yo trabajo con la idea de la pintura y el dibujo expandido, no me gusta la idea de lo perfectamente construido. Mis intereses parten desde los conceptos de la línea y el punto en el dibujo -concepto trabajado por Kandinsky- y como por medio de ellos se puede dar una deconstrucción del mismo dibujo llevándolo a una expansión, desde la materialidad hasta la misma estructura de su construcción.

Al día de hoy tengo una línea de trabajo marcada por los conceptos de Memoria y Archivo complementados con el uso de pigmentos: tierra, café, ceniza, entre otros, que potencializan la imagen.

¿Qué le decidió por el arte como forma de pronunciarse ante el mundo?

-Para mí el arte es un medio de expresión muy potente, un medio que nos ayuda a enunciar lo que no podemos decir. Muchos artistas nos expresamos mejor por medio del arte que con las palabras, porque hay cosas que son tan grandes y sinceras que no se pueden expresar. El arte es la voz del corazón.

El arte es muy versátil porque por medio de él se pueden fabricar sueños pero también genera cuestionamientos e inquietudes. Uno de los referentes que me ha llevado a trabajar una línea de investigación política y de mi entorno ha sido Débora Arango, su historia y su obra han sido fuerte inspiración para mí, como mujer y artista en el país.

¿Qué considera que predomina hoy en el mundo del arte: ¿el comercio o el talento?

-Esta pregunta es muy interesante y controversial, siempre se ha marcado una frontera en la comercialización del arte; la famosa discusión entre lo que es arte y un oficio. Como artista emergente claramente uno se ve enredado y confrontado frente a estas discusiones tan constantes en el medio artístico, pero yo pienso que el artista debe vivir de su obra, ya no se puede tener un pensamiento tan romántico sobre el comercio del arte.

El comercio del arte se mueve de muchas maneras y es una decisión del artista en cual quiere estar y a cuál quiere llegar. Yo me inicie vendiendo cuadros por encargo ahora tengo la oportunidad de vender a un público coleccionista de  obra, hay ferias de arte como Arbo o la Feria del Millón;  espacios independientes como Galería Gris, bis-bis o el centro comercial Acuarela donde se muestra y vende obra.

¿Y el público: se deja manipular por las ofertas comerciales o cada vez aprende más a valorar una obra por las calidades artísticas que contenga?

-El público es muy variable, se encuentran personas que compran por moda o porque algún medio institucional lo valide. Otras personas se dejan llevar por la intuición y la experiencia estética, esa conexión que encuentra con la obra; pero en el medio artístico el valor de la obra se da cuando el artista muere o cuando está amparado por un medio o vocero  que valide su obra; un caso son los 6 artistas icónicos: Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, Enrique Grau, Guillermo Widemman y Edgar Negret, quienes tuvieron el respaldo de Marta Traba, una de las críticas más importantes que tuvo el país.

¿En qué consiste su trabajo como artista actualmente y cómo lo ubica?

-Mi trabajo aborda la memoria de diferentes maneras soportada en el archivo. Todas las reflexiones parten de mi entorno y mis vivencias para llevarlas al encuentro de experiencias en común con los demás.

La memoria es necesaria para las construcciones sociales, teniendo en cuenta que en Colombia no se dan clases de historia desde hace mucho tiempo y se ha sumergido en una amnesia gigante. Una de las frases que ha atravesado mi trabajo es «El que no conoce su historia está condenado a repetirla», por ende mi trabajo va ligado a rescatar y recuperar la memoria de nuestro municipio y de mi país.

¿Para qué sirve el arte en una sociedad tan banal como la que hoy vivimos?

-El arte siempre ha estado para generar un cuestionamiento. A lo largo de la historia se ha marcado una ruptura del arte en el pensamiento de la sociedad, el cambio de paradigma que trae cada movimiento artístico.

Actualmente tenemos un arte muy político y mediático. Gracias a las redes sociales el artista generar propuestas visuales que llegan a un público diverso y de esta manera dejar su mensaje, así como lo hace el maestro Anthony Echeverry con lo Serruchos. Está el arte revolucionario que nos dejó el maestro Antonio Caro como «Colombia» escrita en el logo de Coca Cola y Marlboro, la obra «defienda su talento» y la obra que pretende dar una crítica a las instituciones de arte «Aquí no cabe el arte»

¿Cuáles son las motivaciones principales para realizar sus obras?

-Me motiva no dejar morir nuestra historia, rescatarla, construirla y contarla. Algo que me duele es que aquí las personas del poder quieren y creen que tiene el poder de reescribir la historia a su conveniencia e intereses. La historia es un conjunto construido a partir de las versiones y experiencias de una comunidad, pero nuestra memoria colectiva como país, como pueblo, como persona es algo que no se puede dejar perder.

¿Qué sensaciones busca alentar en quienes se acercan a su trabajo?

-Yo pienso que el arte va a generar sensaciones muy variadas en el espectador, cada persona tiene una interpretación diferente para una imagen y eso está bien, esa es la universalidad del arte, cada persona interpreta gracias a sus experiencias. Como artista lo que más me interesa es que la imagen identifique al espectador con un hecho que ha sido común en nuestra historia y nuestro país.

¿Qué proyectos tiene a mediano y largo plazo?

-Yo quiero hacer muchas cosas desde el arte. Con mi colectivo Perfiles de la Plástica estamos trabajando para generar espacios de circulación artística y la idea de poder montar una feria gráfica. Como artista quiero implementar un poco la pedagogía que nació con el fluxus en los 60, es una forma muy diferente de hacer y mostrar el arte, es una expresión más del espacio público que del cubo blanco”.

¿Un mensaje reflexión para los artistas que comienzan?

-El arte no es solo saber pintar o dibujar, el arte es disciplina, el arte nace en la cabeza y hay que tener mucha pasión en el corazón para hacer arte.

Una frase que sea motivación para seguir adelante.

Citando a Picasso  «El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad».

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