Noticias, TOP

Después de la tormenta, vuelve la calma: MASCOTAS VUELVEN A LA CASA BLANCA

Joe Biden, su esposa y sus perros habitan la Casa Blanca.

 

 

 

La indignación contra Trump, cundió porque sus hijos Eric y Donald Trump Jr, «son dos cazadores despiadados», que se ufanan de serlo, y posan orgullosos para los fotógrafos con los cuerpos sin vida de los animales que matan

 

 

 

Gustavo Castro Caycedo

Primicia Diario

Muchos estadounidenses están contentos con el triunfo del presidente Joe Biden, no solo por afinidad política, sino porque con sus perros «Champ» y «Mayor», rescató la tradición de tener mascotas en la Casa Blanca; rota por el cuestionado mandatario Donald Trump, luego de 135  años, «porque a él no le gustan». Sus  hijos han sido acusados de ser, «dos indolentes depredadores», por su manifiesta pasión de matar animales, siendo justificad por su padre esa cruel afición.

En la mítica mansión presidencial, han habitado: perros, gatos, caballos, pericos, cerdos, conejos, pavos, gallos, canarios, vacas, guacamayas, loros,  osos, canguros, lagartos, lechuzas, ardillas voladoras, cachorros de león, carneros, ovejas, mapaches; coyotes, cebras, tordos, gansos, sinsontes, antílopes; un hipopótamo pigmeo, un burro, una hiena y dos osos. Thomas Jefferson crio dos oseznos, dos perros Briard, y un ruiseñor, entre 1901 y 1909.

Las mascotas de los presidentes de los Estados Unidos, han sido durante toda la historia de esa nación un tema amable e importante para los ciudadanos, que tienen en la mayoría de hogares un gato o un perro. Por eso, que el presidente Trump, rompiera la histórica tradición de habitar con animales de compañía la casa Blanca, impactó negativamente a la opinión pública de su país. 

Hubo votantes que en las recientes elecciones ganadas por el hoy presidente Joe Biden, expresaron a los medios: «Quien no quiere a los animales no puede ser un buen ser humano, y por eso no voy a votar por Donald Trump”. Eric y Donald Jr, sus hijos, «fueron descalificados moralmente” por organizaciones naturistas, medios de comunicación social, y por gran parte de la opinión pública norteamericana, dada su «insana pasión por sacrificar a seres a mansalva».

El presidente Biden, ama a  sus pastores alemanes «Champ» y «Mayor», que hasta son titulares de cuentas en las redes sociales. A «Champ» lo tiene desde hace 12 años, y a «Mayor» lo adoptó luego en un refugio de animales.

Las mascotas de la familia Obama, Bob y Sunny,  dos perros de agua portugueses, fueron las últimas mascotas de la casa Blanca que continuaron la  tradición de dos siglos, y que rompió el hoy desprestigiado Donald Trump. Se reconoce que a través de sus mascotas, los presidentes estadounidenses han mostrado siempre su rostro más amable. Que el presidente de la poderosa nación también tenga «en su casa» crea un vínculo del gobernante con su pueblo.

Tanto los presidentes demócratas como republicanos, han sido amantes de toda clase de mascotas durante toda la historia de los Estados Unidos. En la Casa Blanca, hubo hasta un loro «grosero», de propiedad del presidente Andrew Jackson, séptimo presidente de esa nación, entre 1829 y 1837.

Mientra Biden jugaba con sus perros, se fracturó un pie

El 30 de noviembre pasado, el entonces candidato Joe Biden, sufrió dos fracturas en la parte media de un pie, al doblarse el tobillo, mientras jugaba con sus mascotas; su médico le ordenó usar una bota especial para caminar por un tiempo

Es de anotar que si la mayoría de los hogares estadounidenses tiene mascota, y el presidente de la poderosa nación también, eso crea un vínculo positivo con sus gobernados.

Tener animales de compañía en la Casa Blanca, algunos huérfanos, o que estaban  heridos,  fue una tradición ininterrumpida durante casi siglo y medio, y practicada por 41 de los 46 presidentes, «miembros de familias tiernas y humanitarias».

Trump confesó: «no he llorado desde que era niño»

El indescifrable expresidente Donald Trump, con fama de «duro», confesó: «no he llorado desde que era niño», y eso se reflejó en que hizo «añicos» la grata tradición de acoger animales en la Casa Blanca. Aparte de ser el único habitante «antianimalista» que vetó a las mascotas en la histórica mansión de los presidentes norteamericanos, (desde 1885), también se convirtió en el segundo mandatario en la historia de los EE.UU.  único mandatario que resentido por haber perdido la reelección, se negó a asistir a la posesión de su sucesor.

Estados Unidos tiene hoy 330 millones de habitantes; (según el «Centers for Disease Control and Prevention», Centro para el Control y Prevención de Enfermedades), que estableció que aquellos tienen en sus hogares más de 185 millones de perros y gatos, lo que ilustra el malestar producido por el veto de Trump a las mascotas.

Eric y Donald Trump Jr, «son dos cazadores despiadados»

La indignación contra el presidente Trump, cundió además porque sus hijos Eric y Donald Trump Jr, «son dos cazadores despiadados», que se ufanan de serlo, y posan orgullosos para los fotógrafos con los cuerpos sin vida de los animales que matan. Sus fotos con restos de un elefante; al lado de un cocodrilo de 12 metros, colgado de un árbol; o con los cuerpos inertes de alces, búfalos, y jaguares, (en África), los señaló como: «un ejemplo de bajeza de la raza humana».

Cuando era Presidente, Trump, confesó: «Mis hijos son muy buenos cazadores; yo no soy ‘fan’ de la caza, pero sé que cualquier cosa que hagan es aprobada por el ciento por ciento de la comunidad de cazadores». Y le replicaron: «Qué vergüenza matar a seres vivos indefensos y justificarse así». La compañía, Bark Box, lanzó al mercado, «el muñeco Donald, que tenía la cara de Trump, para que fuera mordido por los perros». Y lo promovió, así: «Para que los perros descarguen sus enojos sin que haya consecuencias mayores». Y además, se volvió viral un video en el que un gato se espanta al ver a Donald Trump.

En este artículo incluyo datos de mi libro, «Historias humanas de perros y gatos”, que entre otros temas, trata el de las mascotas presidenciales. En él, narro el  repudiado desprecio por la tradición animalista en la Casa Blanca, rota antes de Donald Trump, solo por tres presidentes: Millard Fillmore, en 1850; Franklin Pierce, en 1853, y Chester Arthur, en 1881.

El presidente Washington tuvo caballos, perros y un loro

Desde cuando llegó a la Casa Blanca George Washington, primer Presidente de los Estados Unidos, infinidad de animales de compañía han compartido su vida con los mandatarios identificados con el sentimiento animalista estadounidense. Washington tuvo caballos; los perros Tipsy, Cloey Rover; y un loro.

Desde 1923, Franklin Delano Roosevelt, tuvo dos Terrier Escocés, un Pastor Alemán, un Setter Llewellyn; Tiny, pastor Inglés; un Gran Danés, y al Mastín,  Blaze.

Calvin Coolidge, fue entre 1923 y 1929, el Presidente con mayor número de mascotas: dos gatos, un tigre, los perros Rob y Roy; un Collie Blanco; el Terrier Peter Pan; Pry Pablo, de raza Airedale;  el Pastor Calamity, Jane;  los Chow Chow, Tiny Tim y Blackberry; uno de caza, Palo Alto; el Pastor Alemán, King Cole; y un Pastor Collie.

El General Dwight D. Eisenhower, en 1961 acogió a Heidi, Cazador Weimaraner. George W. Bush a varios perros: Spot, (un Springer Spaniel); Barney y Rancer, dos Scottish Terrier, y amó a sus gatos: India,  Williey y Ernie.

Richard Nixon tuvo en Checkers a su mejor amigo, según él: «Porque me ayudó a ganar la Presidencia». Y a la Poodle, Vicky; al Terrier, Pasha;  y a Timahoe, un Setter Irlandés. Millard Filmore, fue en 1850 miembro fundador de la Sociedad Americana para la Prevención de Crueldad a los Animales, y tuvo dos perros y dos gatos en la Casa Blanca.

El Presidente Ulysses S. Grant, vivió desde 1869 con Fiel, un  perro Terranova Grande. Y Warren Harding,  con Laddie Boyun,  Terrier; y un gato Angora. Zachary Tylor, presidente de 1843 a 1845, acogió a dos perros italianos, Wolfhounds.

John Adams, segundo presidente estadounidense, compartió con varios perros de caza. Rutherford B. Hayes, apadrinó desde 1874 a varios gatos siameses, a perros pastores, y de caza. Theodore Roosevelt, a  Pete, un Bull Terrier; a Jack, un Perdiguero; y a los gatos: Zapatillas y Cuarzo-Tom.

Grover Cleveland, dos veces presidente, (en 1885 y 1893), tuvo un perro Poodle. Harry S. Truman a Mike, un Setter Irlandés, y el Cocker Spaniel, Feller.  Herbert Hoover, en 1929  acogió dos pastores alemanes, Tut y Pat; a Big Ben, (Sonnie); al Fox Terriers, Glen; un Collie Escocés; al Malamute, Yukón; y al Lobo Irlandés, Patrick. En 1857,  James Buchana, fue amo de la Terranova, Lara, tocaya de la perra dálmata del Presidente colombiano, Alfonso López Michelsen.

John F. Kennedy, su esposa Jackeline y su hija Carolyn, disfrutaron de varios caballos ponis; del gato Tom Kitten, y de los perros Pushinka, Charlie, Blackie, Mariposa, Puntas Blancas y Streaker. Lyndon B. Johnson, vivió con varios  perros  Beagle, y con un Pastor Blanco.  Gerald Ford, tuvo a Littler, un Golden Retriever, y a Sham, un gato Siamés. Ronald Reagan, a los perros Lucky: Pastor, y Rex. Y el Presidente Jimmy Carter, un gato Siamés, llamado Yong Yang.

Lincoln un gran defensor de los derechos de los animales

El Presidente Abraham Lincoln convivió desde 1861, con conejos, caballos, cabras, (Niñera y Nazco); gatos y perros. Su defensa de los animales hizo historia; impactó cuando dijo: «Estoy a favor de los derechos de los animales como de los derechos humanos. Es la única manera de ser un humano completo. Los animales no merecen sufrir a manos de los seres humanos. Si eso me convierte en un activista, o un loco, así sea». El «fustigaba» a quienes maltrataban a los animales.

Su amigo, Carl Sandburg, escribió: «Días antes de terminar la Guerra de Ceseción, el presidente encontró en una choza cercana al campo de batalla, a tres gatitos. Tomó uno, y le preguntó ‘¿Dónde está tu madre?’. Un soldado, dijo: ‘está muerta’. Abraham acarició a uno de los gatos, y luego levantó a los otros dos; y le dijo al coronel Bowers, asistente del general Grant: «Coronel, espero que a estos pobres pequeños, abandonados y sin madre, se les de mucha leche y sean tratados con amabilidad».

Según Sandburg: «El coronel Horacio Porter, recuerda que vio cómo  Abraham se limpiaba los ojos con su pañuelo, expresando ternura. Y pensó, qué espectáculo en un cuartel del ejército, en la mayor crisis militar en la historia de la nación, ver la mano que había firmado la Proclamación de la Guerra, cuando él acariciaba con ternura a los tres gatitos callejeros».

El gato de Billy y Hilary Clinton era negro, pero tenía las patas blancas, de ahí su nombre, Socks, (medias). Llegó de forma inesperada, Chelsea, su hija, lo recogió en una calle cuando su padre  era gobernador de  Arkansas. 

El 20 de Febrero de 2009, siendo ya Bill Clinton ex -Presidente, problemas de tiroides y riñón, y un cáncer de garganta obligaron a aplicarle una inyección piadosa a Socks, (que tenía 18 años), el «primer gato de los Estados Unidos», querido por los más ilustres visitantes de la Casa Blanca. El escritor Barry Landau, vocero suyo, declaró: «Bill y Hillary están muy tristes». La cadena ABC, informó: «Socks fue sacrificado ayer tras negarse a comer durante más de dos días». El extra entristeció a los estadounidenses que amaban a «Medias», cuya historia, sus fotos y su fama, trascendieron desde la Casa Blanca, robándose el corazón de los norteamericanos, porque además, hacía visitas con su guardaespaldas, a escuelas, asilos, y hospitales.

En su famoso libro, «Millie», la perra  Springer Spaniel de George y Bárbara Bush, cuenta su vida en primera persona y narra un día en la Casa Blanca, donde vivió entre 1989 y 1992. La  idea de esa publicación para niños, fue de Bárbara Bush, quien planeó una gran campaña de divulgación  que llevó a los norteamericanos a comprar el libro y convertirlo en bestseller. Millie, fue objeto de miles de mensajes, noticias y carátulas, que la consagraron como «la primera perra de los Estados Unidos, el país más poderoso del mundo».

Las personalidades visitantes de la casa Blanca se tomaban fotos con Millie. En el libro aparece, entre otros, con: Michael Jackson, Margareth Thatcher, François Mitterand, el rey Hussein, con varios presidentes, y hasta con la reina Isabel de Inglaterra.

Bo, un perro de Aguas, (portugués), que le regaló el senador Edward Kennedy, hizo parte de la familia de Barack Obama desde 2010, hasta cuando fue sucedido por Donald Trump, enemigo declarado de los animales. Por entonces, la noticia se hizo viral: «El Presidente, Michelle, Sasha y Malia Obama, ya tienen mascota. La «presentación en sociedad» de Bo, en la Casa Blanca, generó revuelo entre los periodistas. Sus fotos fueron publicadas en el mundo entero; los medios  de comunicación crearon el fenómeno noticioso: Bo. 

En la era Trump, se interrumpieron las historias de animales de compañía en la Casa Blanca, pero ahora, en la era Biden,  habrá mucho por contar y hablar de los perros «Champ» y «Mayor».

Donald Trump Jr,, orgulloso de haber matado un elefante en África. La crueldad de los Trump no ha tenido limite Lo importante para la nueva generación de los Trump es matar.Las víctimas animales en plena selva, donde eran perseguidos con modernos armamentos letales.