Triste nos deja la floja participación de Colombia en los Juegos Olímpicos de Japón, no por la calidad de nuestros deportistas, pero si por la falta de políticas serias  del Gobierno de apoyo al deporte, que ha encaminado todos sus esfuerzos a la politiquería.

Colombia tiene un buen potencial de deportistas y los más destacados han tenido que sobresalir con esfuerzo propio o con la ayuda de empresas  y gobiernos de otros países, debido a que nuestros recursos están encaminados a la corrupción (50 billones de pesos anuales, según cifras de estudios serios).

En el caso de los ciclistas han tenido que buscar apoyo en el exterior. En Colombia ya ni siquiera se destinan las migajas presupuestales para buscar la práctica del deporte como sucediera hace más de 20 años.

En otros deportes, sucede lo mismo. Los deportistas deben invertir sus pocos o muchos recursos o buscar el apoyo de empresas internacionales y de esta manera poder sobresalir en la competitividad.

Colombia es una  potencia deportiva a nivel mundial desperdiciada por nuestros flamantes gobernantes que más se interesan en la politiquería e imposición de creencias de ultraderecha, que apoyar a la juventud.

Los jóvenes sin educación y sin apoyo para actividades como el deporte son empujados a la drogadicción y la delincuencia.

Hemos tocado fondo cuando nuestros vecinos de Venezuela, bloqueados , perseguidos y calumniados por nuestros gobernantes nos derrotaron y nos dejan ver que los deportistas han recibido el apoyo gubernamental.

Colombia debe exigir que quienes lleguen al Gobierno se comprometan con su pueblo y no con los dineros mal habidos provenientes del narcotráfico que han respaldado numerosas candidaturas.  Como los dineros empresariales e industriales para luego dictar medidas que les favorezcan.

Pero, hoy a Colombia la tienen ganando las medallas de Oro: 1.- En producción de cocaína. 2. En desplazamiento. 3. En crímenes de líderes sociales. 4 En represión brutal contra la protesta. 5. Trata de personas.

Hasta cuándo tendrá que soportar los atropellos. Es hora de pasar la página y cese la horrible noche que nos ha tocado vivir.