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El feminicidio: LA PANDEMIA IGNORADA

Multitudinaria protesta contra el feminicidio en Buenos Aires.

 

 

Diario

Lo que hace un feminicida es atenuar la esencia de una mujer en la sociedad hasta finalmente acabar con ella. Ante esto, las señales iniciales de violencia física, psicológica y sexual, no solo vienen dadas con el victimario sino que ha sido un proceso que socialmente se ha ido desarrollando a través de los roles de género, crianza y educación al respecto.

Lo que trae como consecuencia que diariamente en condiciones deplorables, la mujer continúe siendo víctima de un sistema que no ha desarrollado los mecanismos de defensa necesarios para el cese de este tipo de delitos (incluyendo a menores de edad).

¿Cómo identificar el perfil de un feminicida?

Pueden existir diversos rasgos característicos o generales en el feminicida, puesto que es una persona promedio que no posee una marca que lo identifique. Es decir, cualquiera con un estilo de vida aceptable dentro de la sociedad, por ejemplo, desde un profesor universitario, un médico, un obrero hasta un delincuente.

Hay dificultad para el control de los impulsos de los victimarios que los acompaña, porque son personas que en otros espacios o lugares de vinculación o relación suelen tener estallidos. Son impulsivos para la toma de decisiones y eso facilita después el hecho de la violencia.

«El victimario es un hombre cualquiera, no es un enfermo mental o con trastorno; sin embargo, puede que exista dentro de los femicidios alguno que tenga un trastorno, pero eso es una casualidad. El feminicida se construye socialmente a través de una historia de formación, de educación que comienza evidentemente en el seno de la familia, la escuela y los diferentes espacios de vinculación y aprendizaje de la socialización que van a ir recargando esas características de personalidad que facilitan después que él se vincule con las mujeres desde la utilización como un objeto y la supremacía del hombre sobre la mujer; y que a partir de allí se despliegan una serie de conductas que lo lleven a cometer este tipo de actos», expresó  la psicóloga forense Saraí Pérez

El discurso de la sociedad

El enfoque feminista está conectado con la noción de patriarcado, que enfatiza el hecho de que el poder se distribuye de manera desigual entre hombres y mujeres dentro de la sociedad. Es decir, que la violencia es utilizada a menudo como una herramienta para ejercer control sobre el género femenino.

«El sistema es tan complejo, que el hombre es el dueño, simbólicamente hablando, del discurso. Y ese discurso se va hilando poco a poco en un espacio donde se anulan las capacidades  de la mujer. En el que además se normalizan los hechos de violencia en una sociedad compleja. Evidentemente no es solo un tema de discurso vinculado con la opresión de género. Sino también a la relativización, el uso de la fuerza para el control y el manejo de los otros», expresó la psicóloga.

El «deber» de la mujer

En este sentido, la violencia infligida contra mujeres tiene sus raíces en normas de género ampliamente aceptadas sobre la autoridad dentro de la sociedad en general y de la familia.

El informe publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) reveló que las investigaciones muestran que los hombres y niños que se adhieren a visiones rígidas de los roles de género y masculinidad, tienen más probabilidades de usar la violencia contra su pareja hasta llegar al femicidio. Un ejemplo es, la creencia de que los hombres deben dominar a las mujeres (incluso sexualmente).

¿Es lo mismo feminicidio que femicidio?

La psicóloga Saraí Pérez, explica que la diferencia entre femicidio y feminicidio tiene una connotación desde el punto de vista social y político. Cuando no se hace solamente la acotación de que se mata a una mujer sino que se reconoce que el Estado ha fallado en todos los mecanismos para minimizar la violencia de género, es cuando hablamos de feminicidios.

Medidas a tomar

1. La necesidad de generar respuestas eficaces a la violencia contra la mujer en materia de prevención del delito y justicia penal que promuevan la seguridad y el empoderamiento de las víctimas.

2. El Estado y el sistema judicial deben garantizar la rendición de cuentas de los agresores.

3. En un estudio de la Unodc, se solicita una mayor coordinación entre la policía y el sistema de justicia; así como los servicios de salud.

4. Destacar la importancia de que los hombres participen en la solución, incluso mediante la educación temprana.

¿Cuáles son los tipos de femicidios más comunes?

«Son los que ocurren en la pareja, que además suelen estar orientados por niveles de violencia muy atroces. Cuando revisas las historias de la forma en que son asesinadas estas mujeres por sus parejas o exparejas, te vas a dar cuenta de que, por lo general, son asesinatos donde hay una cercanía física que marca justamente la intimidad del hecho. La necesidad de controlar de forma directa a la mujer», dijo Pérez.

Los asesinatos no suelen ser el resultado de actos aleatorios o espontáneos. Más bien de la culminación de violencias relacionadas con el género, así como los celos y el miedo al abandono, entre otros motivos.

Cabe mencionar, que muchas de las víctimas de femicidio son asesinadas por sus parejas actuales y anteriores. También el feminicida puede ser el padre, hermanos, madres, hermanas y otros miembros de la familia por su rol y condición de mujeres.

Un concepto erróneo del «amor»

Existe un sistema de relaciones que va denigrando por completo la estructura y características más importantes de la personalidad de la mujer. Y desde esa anulación es que se ejerce esa violencia extrema, que comienza como una violencia psicológica, sutil, que no es evidente a simple vista.

La violencia infligida contra mujeres tiene sus raíces en normas de género ampliamente aceptadas sobre la autoridad dentro de la sociedad en general y de la familia.