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Germán Efromovich: QUIERE SER YOUTUBER

Germán Efromovich

 

 

Guillermo Romero Salamanca

Alejado de Avianca, pero amante de los aeroplanos y conocedor de todos los detalles de la industria de la aviación, el empresario y expresidente de la aerolínea sostiene que la empresa tiene problemas legales, se abstiene de comentarlos, sabe que el problema económico es serio, pero considera, eso sí, que la actual administración «es buena».

«Son gente que sabe lo que están haciendo desde que nuestros amigos salvadoreños no metan mucho el dedo, esta gente va poder hacer lo que tiene que hacer y conoce».

Ahora está dedicado a sus otros negocios que van desde el petróleo hasta la cadena de hoteles Movich.

Tiene planeado dedicarse a la enseñanza, quiere invertir tiempo en hablar con los medios de comunicación, pero piensa, seriamente, en ser un «youtubero» para comentar sobre diversos temas que no sean solo de aviación, negocios, administración, sino de educación, problemas sociales y algunas de sus extensas e interesantes historias.

HERMANO GUERRERO

Después de tomar su desayuno el cual consistente en café con leche, tostadas con mantequilla y un trozo de jamón de cerdo circuncidado –porque él es judío— el controvertido empresario Germán Efromovich se ubica en su oficina, adornada por decenas de aviones a escala y unas cuantas fotos familiares, para atender una de sus típicas jornadas de trabajo.

Desde hace más de 20 años está relacionado con Colombia luego de adquirir a las empresas Pacific Rubiales y después Avianca. Colombia es su país desde entonces y por esto también le ha apostado a la economía de este, creyendo firmemente en que es un territorio con demasiada belleza que debe conocer el mundo, razón por la cual cree firmemente en el sector turístico como un foco importante para la reactivación del país después de esta dura pandemia.

–Su nombre, le preguntamos, unos dicen que significa «el hombre de armas tomar», otros «el hombre de la guerra» y unos más, «aquel que es un hermano». «Yo soy el hermano guerrero», contesta sin vacilar.

SIN CONOCER A COLOMBIA FUE UN FANÁTICO DE LA SELECCIÓN EN ARICA

Así lo indica este boliviano, que nació allí porque sus padres que huyeron del holocausto judío llegaron a La Paz, pero cuando él tenía 2 años, su familia se trasladó al norte de Chile a un pequeño municipio llamado Arica, donde a los 12 años de edad el niño Germán se encontró con la fortuna de asistir a un Campeonato Mundial de Fútbol, en ese entonces su casa estaba a unas 3 calles del hotel El Morro donde se hospedaba la Selección Colombia. Allí fue, en compañía de su hermano José y de un grupo de amigos. Eran chiquillos deseosos de conocer a las figuras del fútbol del mundo. Él no sabía siquiera dónde quedaba Colombia, pero hizo amistad con el delantero Germán «Cuca» Aceros con quien durante años tendría correspondencia con cartas y postales.

Los habitantes de Arica no querían ir al partido de Colombia que se disputaría ese 3 de junio de 1962, porque el seleccionado tricolor ya había perdido 2 a 1 contra Uruguay. Uno de los aficionados, poco interesado en ese encuentro, les regaló las boletas a los chiquillos para que asistieran al encuentro en el estadio que tenía una capacidad para 15 mil personas, en un poblado de escasos 30 mil habitantes. Aunque su padre era aficionado al fútbol tampoco lo acompañó. Casi todos los asistentes le apostaban al poderoso equipo de la entonces URSS –Unión de Repúblicas Social Socialistas—que se identificaban con gigantescas letras blancas en su espalda como CCCP, en ruso, pero que después de ese histórico partido la gente decía que significaba «Con Colombia Casi Perdemos».

Era la primera participación de Colombia en un Campeonato mundial. Era su segundo partido y le tocaba enfrentarse a la poderosa selección rusa encabezada por el poderoso arquero Lev Ivánovich Yashin, conocido como «La araña negra», aunque en otras partes también le conocían como «La pantera negra» y para muchos, ha sido el mejor portero de la historia del fútbol. Entre otras cosas porque ha sido el único guardameta que ha conseguido el Balón de Oro.

«Era un tipo grandote, vestía siempre de negro e infundía temor entre sus rivales. Volaba de palo a palo, atajaba lo imposible», recuerda ahora Germán Efromovich.

El partido parecía que sería un desastre para los colombianos. En menos de diez minutos el arco defendido por Efraín «El caimán» Sánchez ya había sido vencido en tres oportunidades. Dos goles de Valentín Ivanov y otro de Igor Chislenko presagiaba una goleada histórica. Sin embargo, Germán «Cuca» –llamado así por una marca de galletas—Aceros descontó a los 21 minutos y demostró que «la araña negra” también podía ser invencible.

«Era emocionante cada minuto del partido. Le hacíamos barra a los colombianos. En el descanso del primer tiempo lo veíamos como algo difícil. Tres a uno, no nos daba muchas ilusiones. Sin embargo, comenzó el segundo tiempo con angustia porque Viktor Ponedelnik aumentó la ventaja para un 4 a 1. De pronto, Marcol Coll anotó un gol olímpico, era el primero en la historia de los mundiales y con el 4 a 2, las cosas comenzaron a cambiar. Luego Antonio Rada hizo otro gol y Marino Klinger empató el encuentro. El estadio bullía de emoción. No lo podíamos creer», recuerda ahora Germán Efromovich.

Durante varios años siguió en correspondencia con Germán «cuca» Aceros, pero cuando trasladó su residencia a Brasil, la conexión se rompió y sólo se vino a establecer cuando ya era presidente de Avianca y un día le dijeron que lo buscaba un señor llamado Germán «cuca» Aceros. «Yo lo recordé, hablamos, me mostró las cartas, nos reímos bastante, me contó que estaba de director de un club deportivo. Fue un momento emocionante».

Cuando estuve de presidente de Ocean Air, su aerolínea en Brasil conoció a Pelé. «Era en ese momento directivo de El Santos y llevábamos al equipo a sus encuentros por el país. Un día me firmó una camiseta con el 10 de la selección. Me la puse, muy orgulloso, el día del partido que perdimos contra Alemania 7 goles a uno. Siempre la recordaré», cuenta.

UN SEGUNDO ENCUENTRO CON COLOMBIA

Su segundo encuentro con Colombia fue en un viaje en Avianca entre Santiago y Sao Paulo. «Fue un vuelo en un 707 en 1977. El avión no tenía porta equipaje sino un sitio para poner allí chaquetas y sombreros. Se movió todo el tiempo, que caían todas las cosas al piso. Tenía unos vacíos impresionantes. Se sacudía con ganas, la gente vomitaba, mi esposa estaba asustadisima y no se sabía qué pasaría. Nos dijeron que iríamos a Montevideo, luego que regresaremos a Santiago, pero vi que no pasábamos la cordillera y más bien aterrizamos en el aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires. Le pregunté a la azafata, ¿qué pasó? Y ella me contestó que el piloto había visto que un avión de la fuerza aérea había descendido a la capital argentina y había dicho: «si él puede, yo también y se lanzó».

Cuando llegó a la presidencia de Avianca le comentaron que el copiloto era ahora comandante de Avianca y que la azafata era hermana de María Elvira y Roberto Pombo –exdirector de El Tiempo–.

Germán Efromovich voló de su casa a los 16 años, hizo tareas como la venta de enciclopedias y estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad FEI de Brasil. Ha sido un obsesionado por los aviones, pero nunca pensó que estaría dirigiendo aerolíneas.

EL NACIMIENTO DE SU PASO POR LA AVIACIÓN Y AVIANCA

«Ingresamos con mi hermano porque un sujeto nos debía una plata y nos la pagó con una avioneta. Estábamos en negocios de petróleo, pero salió esta oportunidad y así montamos OceanAir en 1998», recuerda y ahí comenzó toda su operación en la aviación. Lo que empezó como un servicio de taxi aéreo se transformó luego en operación de vuelos regionales y en el 2002 el Departamento de la Aviación Civil le dieron autorización como línea aérea de pasajeros, carga y correo.

En 2004 Germán Efromovich, junto con la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, compró y reestructuró Avianca, la empresa más antigua de América y el segundo más antiguo del mundo y que estaba en la protección por bancarrota, junto con Julio Mario Santo Domingo y su grupo empresarial Bavaria, donde se hizo el Synergy Aerospace, que posteriormente compró VIPSA Ecuador, Aerogal Ecuador, SAM Colombia y se fusionará con TACA en 2010.

En enero de 2006, Ocean Air inauguró una nueva fase en su historia: inició operaciones con los primeros Fokker 100, con capacidad para 100 pasajeros, adquiridos de American Airlines.

A finales de 2009 Avianca Holdings autorizó a OceanAir utilizar comercialmente la marca Avianca Brasil.

En el 2013 se confirmó que Avianca Brasil hará parte de Star Alliance.

Un año después, Avianca Brasil lanzó oficialmente su nueva marca. También lanzó Avianca Cargo Brasil, con el recibo del primer avión, un Airbus A330-200F.

En 2017 anunció que unificaria a Avianca Brasil con consorcio aerocomercial Avianca Holdings.

En diciembre de 2018 y como una medida de protección ante la posibilidad de embargo de parte de su flota, Avianca Brasil se declaró en quiebra ante las autoridades brasileñas, argumentando su alto endeudamiento y la imposibilidad de atender el escenario actual, marcado por factores externos como alza en los precios del combustible o la devaluación del real frente al dólar. El 7 de mayo de 2019, Avianca Brasil fue subastada a LATAM Airlines, Gol Transportes Aéreos y Azul Linhas Aéreas Brasileiras. No obstante, un tribunal suspendió la subasta. El 15 de mayo de 2019 La IATA suspendió a Avianca Brasil. Unos días después, el 24 de mayo de 2019 el gobierno brasileño suspendió cautelarmente «todas las operaciones» de la aerolínea Avianca Brasil, inmersa en una profunda crisis económica que la llevó a declararse en bancarrota.

El 17 de junio de 2019, debido a la situación operacional y financiera de Oceanair Linhas Aéreas S.A., Avianca Holdings le notificó la inmediata terminación del contrato de uso de marca, el cual le permitía utilizar comercialmente la marca Avianca Brasil desde diciembre de 2009. A partir del 1 de septiembre de 2019, la aerolínea Oceanair Linhas Aéreas S.A. (Avianca Brasil) dejó de ser miembro de la Star Alliance.

RECUERDOS DE CHECK IN

En el 2020, Germán Efromovich fue llevado a los tribunales donde aún se defiende de docenas de demandas, pero su principal enemigo es la pandemia del Covid-19 que no le ha permitido avanzar en sus múltiples negociaciones que van desde el petróleo, la minería, la aviación y hotelería.

«Nosotros teníamos una compañía pequeña en Brasil y vinieron a ofrecerme Avianca, me asustó un poco, era mucha sopa para un plato tan chico. Un día hice una oferta. Yo pensaba: les voy a ofrecer lo que tengo y pensé que esos tipos se iban a ofender y me aceptaron, luego me di cuenta que el problema era con todos los acreedores en Nueva York», relata ahora.

No se amilanó y más bien determinó ponerse al frente de la empresa y muchos pasajeros lo veían en los mostradores, recibiendo maletas, chequeando, saludando a los pilotos, hablando con los pasajeros, con la gente de rampa, las azafatas.

«Allí en la trinchera es donde se ven las cosas, no es en la oficina donde le pueden mostrar a uno cifras en un Power Point y mamarle gallo a uno. Estar allá con las tripulaciones, en el check in es donde se conoce la realidad».

«La vida me ha enseñado que todos tenemos las mismas oportunidades. Lo único que nos diferencia es la fuerza de la voluntad», explica.

–Usted ha dicho que en las crisis es donde están las oportunidades… ¿Ese será su lema de vida?

–Yo he dicho esa frase muchas veces, pero no me la inventé. Eso lo dejaron los chinos con sus ideogramas hace muchos años. Todo está en la visión que se tenga de las cosas. Todo va y vuelve. Mi negocio es trabajar, trabajar y trabajar. Pero en realidad no he trabajado, porque las cosas que he hecho las he desarrollado porque me ha gustado hacerlas.

–¿De dónde se considera si nació en Bolivia, se crió en Chile, se educó en Brasil, hizo empresas en Colombia?

–Soy un latinoamericano que habla cinco idiomas y que sólo pienso en trabajar.

–¿Cuál será su trabajo en este 2021?

–Administrar la pandemia. A eso nos dedicamos todos. Pensar en consolidar algunos negocios que todavía administramos, el resto está en un fideicomiso, no soy propietario de nada, soy gestor de un fideicomiso, si aparece una oportunidad de negocio que pueda contribuiré y haré lo que me gusta hacer, mientras el Creador, me conceda salud, continuaré con el mismo ritmo.

Esta pandemia lo cambió todo. El turismo, por ejemplo, se debería reinventar.

Pero quiero ser un youtuber para hablar de diversos temas como indicarles a las personas cómo trabajar, hacer negocios y mirar las perspectivas que tiene el turismo en un país tan hermoso como Colombia.

–¿Tiene un personaje en su vida para admirar?

–A muchos he admirado. A algunos que admiro, también los he odiado, por ejemplo, a Nelson Mandela. Cuando era un terrorista lo odié, pero cuando fue presidente, lo admiré por su ejemplo en tolerancia. Cuando todos pensaban que llegaría al poder a vengarse, el hombre fue muy inteligente y habló de tolerancia.

–¿Cuáles serían sus consejos para acabar con la pobreza en el mundo?

–Nadie tiene la fórmula. Sería una cosa imposible. Mientras haya seres que tengan celos, envidias, sed de poder, maldad, enfermos de la cabeza por la violencia, no se podrá. Pero hay algo positivo, la pobreza sí está disminuyendo, es solo cuestión de ver las cifras. Pero, considero que con la Educación se podrán mejorar las condiciones. Aquellos pueblos donde se prohíbe la educación para tener sometido al pueblo son donde menos progresa, pero otros donde han visto en la Educación la solución, han progresado como muchos países europeos, por ejemplo.

«La vida me ha enseñado que todos tenemos las mismas oportunidades. Lo único que nos diferencia es la fuerza de la voluntad»

«Teníamos una compañía pequeña en Brasil y vinieron a ofrecerme Avianca, me asustó un poco, era mucha sopa para un plato tan chico. Un día hice una oferta. Yo pensaba que esos tipos se iban a ofender y me aceptaron, luego me di cuenta que el problema era con todos los acreedores en Nueva York»